Vistas de página en total

sábado, 17 de mayo de 2014

Desde la vereda de enfrente

El veterano se acercó al guarda de Núñez que descargaba a toda velocidad cajas de cartón de la bodega, y esperó el momento oportuno para inquirir respetuosamente si el ómnibus de Montevideo ya había llegado.
_ Sí, don, hace como veinte minutos que llegó.
_ ¡Veinte minutos! Yo vine a esperar a mi sobrino… ¿Y ahora qué hago?
_Ah, pero mire que a las siete llega el segundo coche, ¿eh? Capaz que el botija viene en ese.
Ah, ¿hay segundo coche? Entonces lo voy a esperar_ dijo, y cruzó la vereda para apostarse contra una columna. Boina azul oscura, camisa a cuadros, pantalón de gaucho y botas por la rodilla.
Lo estaba yo contemplando desde la vereda de enfrente cuando una mancha de color vino a distraer mi atención por un momento. Era un globo. Un globo rojo revoloteaba alrededor del paisano. Él lo miró apenas por un segundo y se hizo el disimulado, mientras el globo trataba de llamar su atención haciendo unos giritos tímidos sobre la vereda, hasta que se dio por vencido y siguió su camino en busca de otras miradas, preferentemente más interesadas en colores y viajes que en improbables sobrinos en el amanecer de Río Branco.
Me quedé con la cámara de fotos en la mano. La oportunidad había pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario