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viernes, 17 de noviembre de 2023

El Manuel y la Delmira



Manuel Ugarte, antes de ser jugador de fútbol y torear a Messi, fue un personaje maravilloso de los siglos XIX y XX. 
Hace unos días escuché una entrevista  a Pigna hablando del documental que estrenaron sobre su vida (con Sbaraglia y Natalia Oreiro) y me encontré con una historia impresionante, la de alguien que siempre había asociado a un dandy porteño que le tiraba onda a Delmira, en esa simplificación que una a veces hace para quedarse con el árbol sin mirar el bosque.
Su vida (1875, Bs. As.-1951, Niza) fue larga y activa. Dirigente socialista rebelde (aún dentro el partido Socialista), fue el primero que habló de latinoamericanismo y recorrió el continente hablando contra la intervención yanqui; una especie de influencer del momento. Cuando llegó a México, por ejemplo, había 10.000 personas en el Zócalo esperando para escucharlo y tuvo tanta influencia que la Universidad de Columbia lo invitó a dar una conferencia para conocer su pensamiento. Escribió mucho sobre Latinoamérica, su circunstancia y su vínculo con EEUU. Hablaba de los medios de comunicación, de las distintas formas de dominación.
Actualmente es un escritor olvidado, olvidado a propósito: su biografía fue uno de los libros de Eudeba más quemados durante la dictadura. Ugarte escribió libros de viajes, textos políticos, novelas, cuentos y poemas, algunos de los cuales fueron traducidos al francés, inglés, italiano y ruso. “El porvenir de América Latina” es de 1923 y parece escrito ayer. 
Era un personaje incorrecto, no estaba cómodo en ningún lugar. Por ejemplo, fue el único latinoamericano presente en el congreso de la Segunda Internacional Socialista en Amsterdam. Ahí fue el único que condenó el colonialismo, lo que pasaba en África y demás, y terminaron echándolo del Partido Socialista cuando retornó a Argentina. A partir de ese hecho se quiso batir a duelo con otro socialista, Alfredo Palacios, pero en Argentina no se podía, entonces vinieron a batirse en Uruguay, en una lancha, cosa que no lograron, porque fueron interceptados por Prefectura. Fue caballero de honor en Francia, uno de los fundadores de Le Monde junto a Albert Einstein y amigo de Rosa Luxemburgo. Llegó a ser embajador de Perón en México y después tuvo una postura crítica cuando el peronismo se empezó a acercar a EEUU. 
Delmira Agustini fue el gran amor de Ugarte, un amor trágico, casi platónico. Ella le había enviado su libro de poemas, dando inicio a un intenso intercambio de cartas. Él fue uno de los testigos de su boda con Enrique Job Reyes (quien poco después terminaría matándola), y en palabras de Delmira su presencia en el casamiento funcionó como consuelo "entre tanta gente molesta": 
“Piense usted que esas dos palabras que yo pude en conciencia decirle el otro día de conocerlo, han debido ahogarse en mis labios ya que no en mi alma. Para ser absolutamente sincera yo debí decirlas; yo debí decirle que usted hizo el tormento de mi noche de bodas y de mi absurda luna de miel. Lo que pudo ser a la larga una novela humorística, se convirtió en tragedia. Lo que yo sufrí aquella noche no podré decírselo nunca. Entré a la sala como a un sepulcro sin más consuelo que el de pensar que lo vería. Mientras me vestían pregunté no sé cuántas veces si había llegado. Podría contarle todos mis gestos de aquella noche. La única mirada consciente que tuve, el único saludo inoportuno que inicié fueron para usted. Tuve un relámpago de felicidad. Me pareció un momento que usted me miraba y me comprendía. Que su espíritu estaba bien cerca del mío entre toda aquella gente molesta. Después, entre besos y saludos, lo único que yo esperaba era su mano. Lo único que yo deseaba era tenerle cerca un momento. El momento del retrato. Y después sufrir, sufrir hasta que me despedí de usted. Y después sufrir más, sufrir lo indecible.”
Pocas semanas mas tarde la poeta abandona el hogar conyugal y regresa a la casa materna llevando solamente un libro de él (“La novela de las horas y los días”) como equipaje. 
No encontré muchos más datos de la vida personal de Ugarte, excepto que (probablemente) se suicidó a los 76 años, abriendo la llave del gas, en Francia.

¿Cuántas vidas intensas y multifacéticas se nos quedan en el olvido? Para mí él era solo el dandy porteño que había fascinado a Delmira, y me lo imaginaba como una suerte de pater familias, sereno y respetable. Vaya una a saber qué pasaba por aquella alma cuando leía las cartas de Delmira, si Enrique Reyes se daba cuenta de las miradas, si el honorable testigo de boda Zorrilla de San Martín tendría idea de las tormentas que agitaban el alma de la novia, si ella pensó esa noche en escaparse, si se pasó los días previos sopesando los pros y los contras de una fuga, si el intercambio de cartas era sabido por la madre todopoderosa y si la sociedad montevideana de 1914 habría reaccionado con mayor escándalo ante su amorío con el argentino que ante su femicidio a manos del ex esposo. 

Preguntas sin respuesta, estimados. 
Pero qué lindo que se hubieran encontrado. 

martes, 7 de noviembre de 2023

Noviembre de 2023




Miércoles, minutos antes de la una. Las dos chicas que terminaban de dar un oral en mi último grupo recogen sus pertenencias y se disponen a dejar el salón. _ Profe, somos tus últimas alumnas de Agronomía. -dice una de ellas, y yo contesto distraídamente que sí, que los miércoles mi turno termina con su grupo, hasta que me aclaran: _ No, no lo decimos por hoy: somos tu último grupo porque el año que viene el sexto de Agronomía va a estar mezclado con Biológico y después, con la reforma, desaparece la especialidad. Nos quedamos mirando por varios segundos, desoladas. Después les explico que los docentes aún seguimos resistiendo el desmantelamiento del IAVA, y lo seguiremos haciendo hasta el final (igual que resistimos a la quita del salón gremial y al retiro del cargo del director, pienso, a los docentes indagados y al clima general de persecución y sospecha que nos tiene a todos agotados, maltrechos). Salimos las tres al patio y nos deseamos buena suerte. La lluvia que nos tomó por sorpresa hacía unas horas ya se estaba desactivando. Era hora de emprender el camino de regreso.




3…2…1… ¿0? No. 3…2…1… reuniones, exámenes y tiempos “compensatorios” de los que no recuerdo el nombre, pero al menos este viernes liquidamos las madrugadas nuestras de cada día y vamos vislumbrando algo que con suerte (y un poco ilusoriamente) podríamos llamar “vacaciones”. (Cómo será la selfie que solo dejé media cara 🤣)


Toque por el IAVA🎵 “Deseando que pase el toque; me da miedo tanta gente junta”, le había escrito por la tarde a mis amigas. Los estudiantes y docentes del IAVA organizamos un encuentro musical en protesta por el desmantelamiento de nuestro liceo, y unas horas antes se me empezaron a venir a la memoria imágenes de otros recitales en el callejón en los que alguna vez estuve: sonido precario, grupos sin mucho ensayo, gente pasada de vino en caja, oscuridad intimidante y tipos orinando contra las paredes. Además iba a ser difícil ver algo, porque no iba a haber escenario. ¿Y si aparecía algún provocador buscando líos? ¿Si se desbordaba tanto de gente que cortábamos la calle y terminaban viniendo los milicos a sacarnos? Bienvenidos a mi cabeza, estimados. No es fácil vivir por estos lados. Pero no. El toque por el IAVA fue en la plaza nueva atrás de la Universidad, el público estuvo impresionante, los grupos de una altísima calidad y el sonido impecable. A algunos no los conocía: Estilo difuso (unos chicos muy dulces, dos de ellos ex alumnos), Santi Wirth (un flaco de rastas que también integra Queso Magro) y Kira 1312 (una chica con tremenda personalidad, que cantó varios temas y terminó con uno dedicado a Plef). A los Salandrú los había oído en el IAVA, porque ahí se gestó, y de hecho se llama así por una profesora de Historia del Arte que apenas llegué a conocer. Mientras tanto menudeaban los encuentros: amigas, ex alumnos, compañeros. Saludé a un montón de personas, de las que reconocí a casi todas (!!!). La gente estaba de fiesta. La mitad (probablemente los sub 20) sentados en el piso. En cierto momento me fugué hasta mi almacén 24 horas preferido (frente al liceo) a comprar el capuchino nuestro de cada día (o de cada noche), y de paso saqué una foto del IAVA lleno de luces. Cuando ya había terminado el capuchino una chica de pelo muy cortito pintado de azul me tocó el brazo: ex alumna de hace un par de años. _ Profe, quiero que sepas que acabo de terminar primero de Literatura, ¿el año que viene puedo hacer la práctica contigo? Le dije que sí, aunque vaya una a saber dónde, cuándo y con qué grupos (pero la veteranía, el grado 7 y esas cosas auguran que del IAVA no me muevo, no me muevo). Y el recital fue siguiendo. Una de mis amigas de pronto atiende el teléfono y se aparta con urgencia. Me quedo mirándola desde mi sitio, preocupada, y cuando vuelve dice que no fue nada. _ Explotó la cocina de mi casa, pero nadie salió lastimado.-agrega, tranquila. Cosas que pasan. _ Acá viene la parte en que solo yo sé la letra. –dije, cuando aparecieron los Larbanois Carrero (“siempre se ponen en ese orden, para que uno sepa cuál es cuál”, aclaró mi practicante). Pero estaba equivocada. A los gurises les encantó lo que hicieron, y cuando al final los dos se acercaron al público para cantar “A Don José” no hubo una persona que no la coreara a gritos. Terminaron y el público entero entero se puso de pie para el aplauso, mientras los más grandes nos secábamos las lágrimas, conmovidos. _ Yo no puedo creer que no te guste la murga. –declaró desolada una profe desde el banco de adelante (porque en la plaza hay bancos, que fueron los sitios vip del recital). _ Pero me gustan las llamadas… -acoté, como si una cosa atenuara la otra, aunque debo reconocer que las dos de la noche estuvieron excelentes. Primero Queso Magro, donde uno de los que cantan es profesor de Música en el liceo, y después Metele que son Pasteles, que vinieron vestidos y maquillados. Impresionantes. El público enloqueció con cada una. El encuentro también incluyó la palabra de estudiantes, docentes y ex alumnos. Todos los músicos, además, hablaron de lo que significa el liceo, de la educación pública y la defensa de los derechos. Calle por medio, la manzana del IAVA se recortaba imponente contra el cielo de la noche. A esa hora no habría interventoras encerradas en la Dirección, como siempre, pero qué bueno que hubieran podido ser moscas para sobrevolarnos y escuchar. Cada uno de los últimos tres grupos (Larbanois, Queso y Pasteles) podría haber sido un cierre espectacular, pero aún faltaba un número, y era Papina de Palma. Yo la había visto un par de veces; es difícil definirla, salvo por una palabra: luz. Es una especie de ángel, que habla y que transmite luz. No se me ocurre otra imagen. Papina cantó unos temas y después habló de sus nuevas amigas del IAVA: tres chicas que cuando llegó le contaron que habían hecho un parcial basándose en sus canciones. Las invitó a cerrar el show con ella y las tres la corearon de maravilla, en especial una gurisa de pelo cortito que yo había visto como extremadamente fuerte durante las ocupaciones y actos del gremio del liceo, porque tiene un vozarrón impresionante, pero acá se derritió por completo y nos contagió la emoción. Un cierre maravilloso. _ Yo no fui al IAVA, pero me gustaría haberlo hecho, porque el 90% de mis amigos fueron, y se ve que se siente especial. –había dicho Papina un rato antes. Y la comprendo. Yo sí fui al IAVA, hace diez años que sigo yendo. El IAVA es mi casa. Y la defiendo.
#eliavanosetoca






Desayuno viendo noticias random en la computadora. * Cada perro clonado le costó a Milei U$50.000 (y son cinco porque la médium le dijo que ese número era el camino a la presidencia). * En Nueva Palmira apareció una anaconda amarilla de casi cuatro metros. * En E. Unidos se fundó un pueblo libertario que terminó invadido por los osos. * Marset va a estar el domingo en el programa del impresentable (o de uno de ellos, por lo menos). Ayer soñé que Joaquín Phoenix era el hermano de Superman; hoy no estoy segura de no seguir transitando por algún surrealismo. ¿Cómo sabe una que esta vez sí está despierta? (reflexiones de penúltimo viernes de trabajo, estimados: al filo de las vacaciones cercanas y la nostalgia anticipada**) **por las personas queridas que dejamos de ver, como siempre, y por el IAVA que se va yendo, como nunca. Buenos días.




... Despertarse a las seis de la mañana y recordar que una soñó con el hermano de Superman, también enamorado de Luisa Lane, pero con trastorno de asperger. _ Disculpa... ¿Puedes moverte 32 grados a tu derecha? No puedo soportar esto. -dice Joaquín Phoenix con los ojos llorosos, mientras su hermano besa a la novia en el living de la casa de los padres. Ah, porque el hermano de Superman es Joaquín Phoenix, me había olvidado de contarles. Buenos días.




Salgo de mi casa y lo primero que hago es comprobar que los dos gatos estén afuera (pues claustrofobia). Camino dos cuadras a la parada y voy cruzando a los vecinos. A este flaco una vez le dejé la espalda arañada. El viejito petiso es un divino. A esa veterana le metí preso al hijo. La del pañuelo en la cabeza era la dueña del gato blanco que mataron unos perros en la plaza. Con el de enfrente rompimos relaciones. ¿Este no se había muerto? Mira qué grandote que se puso mi ex alumno. Ese perro es nuevo; ojalá que no se cruce con mi gato. Cada cara es una historia, y de repente algún día escriba algunas. Somos 200 casas y nos conocemos desde hace 40 años: la Comedia Humana en versión cooperativa. Y así estamos.



Abro el bolsillo de una cartera que no uso mucho, y tiemblo. Descansando en el fondo, casi invisible en la soledad del compartimiento, hay una llave. Una llave con pinta de ser muy vieja, prendida a un precario cartoncito... ¿De qué puede ser esa llave? ¿Olvidé devolverla a algún liceo? ¿Le compliqué la vida a alguien al traérmela? ¿Es importante? No tengo la menor memoria de la situación, pero al instante me viene como un rayo a la conciencia el temita familiar de la memoria, y se entrecruza con todas las personas con las que charlo sin reconocer, con el salero que un día de estos apareció misteriosamente en la heladera y con la plancha que dejé prendida hace unos meses. El estado de paralización neuronal dura un segundo, hasta que recuerdo que en realidad es mi propia llave, que desde hacía muchos años estaba en lo del tío Valmar y que él me devolvió cuando pasé por su casa hace unos días. Una no gana para sustos, me digo, mientras las cosas vuelven rápidamente a acomodarse en sus lugares. El gato no parece concordar con la premisa (ocupado en reclamar un atún que solo pervive en su memoria felina), pero no dice nada, por ahora, y la vida sigue. Por ahora.




Diálogos de liceo Segundo año (estudiante que no es mío, en el recreo) _ ¿Puedo sacar algo de la mochila de mi hermana? _ Si ella te deja… (él saca de la mochila una bolsa llena de frutas y se lleva dos manzanas) - ¡Qué merienda saludable, te felicito! _ ¡Es que yo juego al futbol! Tercero (alias noveno) _ Si pudieran elegir, ¿cómo tendría que ser un profesor perfecto? _ Para mí todos tendrían que ser el de Biología. _ ¿Todos? _ Sí, porque él no se enoja nunca. _ Ah… ¿Y yo me enojo? _ No, pero te pasás diciendo que guardemos los celulares. Cuarto año: _ Profe, ¿sabés qué? Hoy me desperté y pensé que quiero ser profesora de Literatura. _ ¡Qué bien! ¿Y por qué justo esta materia? _ Porque quiero ser así como vos: vos sos cool. Quinto Artístico: _ Todavía no decidí si voy a estudiar Historia o Literatura… … _ Profe, yo quiero que además de la nota me hagas una devolución por escrito de cómo trabajé durante todo el año. … _ Mañana tengo la presentación de un proyecto de diseño en el Inju; me gustaría que vinieras… Sexto Agronomía _ Profe, ¿estás nerviosa? _ Eeeh… No. ¿Por qué? _ ¿Cómo que por qué? ¡Por el partido!!! _ Aaaah… No… No mucho. Y esto somos: una extraña fusión de elogiadores de una dieta saludable que no seguimos, ignorantes (a veces) de los devenires futboleros nacionales y quejosos por los celulares en clase, pero al menos somos cool (o eso nos dicen, y elegimos creerles). 




M. da su primer discurso post elección y le agradece "al Presidente Macri y a la señora Bulrich". Repite "además" de una manera que le corrijo a mis estudiantes de 14 años. Habla de "la primer potencia" porque no entiende que el adjetivo concuerda con el sustantivo. No sabe hablar, y todo el tiempo se dirige solo a los hombres. "No hay lugar para los violentos", dice, un segundo después de gritar como un loco (con perdón de los pacientes psiquiátricos). "Tenemos problemas munmmentales". 
"Venimos a hacer lo mismo que hicimos durante el siglo XIX en nuestro país".
Solo se dirige a sus votantes, no menciona a la democracia y comienza a instalar desde el primer día un nosotros y un ellos. Como dijo un periodista hace unos minutos: la grieta se ha hecho fosa. 
Qué tristeza.




En el tumulto de la parte central de la feria esta mañana dos muchachos serios y con poco entusiasmo estaban juntando firmas: 
_ ¿Quiere firmar para crear el Partido Libertario Uruguayo?
Me los quedé mirando, pero no atiné a preguntar. ¿Serán los mismos del político supuestamente anti político de la orilla de enfrente? En esas dudas estaba cuando escuché a un señor pregonando a mi costado: 
_ ¡Antifascistas! ¡A los antifascistas!
Casi me caigo de traste: el mundo se volvió del revés, pensé, un segundo antes de darme cuenta de que había escuchado mal y el señor en verdad vendía antifaces. 
Como para confirmar que todo seguía en su sitio saqué cuatro o cinco fotos y después paré en un puesto a comprar capuchinos, antes de seguir enfrentando el ataque de las pelusas asesinas de los plátanos del barrio. 
Ojos:2
Pelusas: 4 millones.
Y así estamos. 
Buenos días.
Ps: me acaban de censurar la foto de una muñeca “porque parece tener contenido erótico”, pero se ve que la mujer de plástico patas arriba y con los pies atados no les mueve ni medio pelo. 
Ps: ¿Hay o va a haber libertarios uruguayos? Díganme que no.




Domingo de primavera: el gato me despierta a las cinco y media de la mañana, y ya que estoy me pongo a mirar un programa de ayer por youtube.
Dato al margen 1: no sé para qué pago Netflix. Dato al margen 2: si llego a adoptar otro gato debo recordar investigar antes sus hábitos de sueño. Los invitados del programa hacen un pseudo-ritual de pedir o dejar cosas de su vida en el agua, y la formulación se me hace inevitable: ¿qué cambiaría yo de mi vida hasta ahora? Me independizaría mucho antes de la casa de mis viejos. Entendería a los 12 que mi pelo tiene rulos. Habría hecho ese taller con Levrero. Habría hablado mucho más con mi abuela paterna, preguntado cosas y reclamado historias que después se me perdieron. Le habría sacado apuntes a mis charlas con Julio. No habría dejado morir a una araña. Y otras tres o cuatro cosas. En lo esencial seguiría el mismo camino, cometería los mismos errores y me relacionaría con las mismas personas, aún sabiendo algunas veces que habría dolor de por medio. Reflexiones de domingo muy temprano entre el té y las galletas de arroz con muzzarella, estimados. No pidan más (salvo que no gane MIlei en la otra orilla). Buenos días.




Después de dos horas de leer y comentar “La isla desierta”. Después de una ATD removedora. Después de comprarme el primer colchón que elijo yo. Después de celebrar el año de mudanza de mis viejos a la cooperativa. Después de ver un guitarrero feliz entre flores amarillas. Después de que una amiga me regalara de improviso dos entradas para Ícaro. Después de reencontrarme con la obra que vi más veces y de nuevo reír y emocionarme (otra vez) hasta las lágrimas. Después de recordar que la magia existe y se llama Daniele Finzi Pasca. Voy volviendo a casa. Y floto.




Acabo de sacar la cuenta: pese a mi (extrema) juventud he dado clase hasta la fecha en: 18 Liceos 1 UTU 1 CeRP 7 Liceos privados 1 Escuela (PUE) 2 semestres en ProCES Aún no defino el tema de la jubilación, pero sé que a lo sumo (toco madera) me quedan seis años de trabajo. ¿Dónde será mi última clase? ¿Existirá el IAVA para entonces? Hoy salí unos minutos antes de la ATD para cruzar a comprar algo pre almuerzo, y en la escalera coincidí con un profe al que no conozco gran cosa pero le he regalado varias plantas. _ Bueno, me despido… -dijo, y caí en la cuenta de que esa era la última vez que él bajaba las escaleras del liceo, porque hoy empezaba su jubilación. Ya les habíamos dado un aplauso de pie a él y a varios compañeros que compartían su situación, pero igual lo aplaudí, simbólicamente, a manera de despedida mientras salía de su liceo. Claro que tendremos un encuentro social y despedida de año el mes que viene, pero igual: crucé la calle lagrimeando, porque no hay derecho a irse después de toda una vida de trabajo y despedirse sin alumnos, sin abrazos, dejando un liceo que no sabe si resistirá el impulso disciplinador o si terminará en año que viene (o el siguiente) burdamente desmantelado. Después crucé la calle y me puse a sacar fotos en la panadería de enfrente, para salir de la tristeza. Parece que hay una Fanta Misterio que vaya a saber qué gusto tiene. Vaya metáfora inesperada. Y así estamos. Resistiendo. #eliavanosetoca





“Según la teoría psicoanalítica, los actos fallidos son actos sintomáticos: el sujeto, por la influencia perturbadora de ideas o deseos inconscientes, expresa involuntariamente, de forma figurada, lo que en realidad intenta callar y encubrir.”
Es lo que sucedería si (digamos) en el marco de la ocupación del IAVA por parte de los docentes las interventoras estuvieran lacrando las puertas de los espacios comunes y de pronto dijeran algo del orden de: “ah, y nos falta cerrar el salón gremi…” 
Ups.
El pez por la boca muere.




Desayuno viendo un programa de ayer, donde se pregunta a los invitados quién tuvo que salir a ganarse la vida desde temprano. Una ex Gran Hermano cuenta que a los ocho años tenía que ir al barrio a vender lo robado por el padre, en tanto un cocinero famoso se recuerda desde los siete empaquetando medias. Me quedo pensando. ¿Cuándo empecé de verdad a "ganarme la vida"? A los 22 tomé un grupo en Secundaria, pero antes hubo otras facetas. NI que hablar del "trabajo" voluntario: muchas veces me recuerdo en la infancia ayudando en el taller de túnicas de mi abuela, pintando las paredes de alguna tía o recorriendo los salones de mi escuela con la colecta que las maestras hacían para ayudar a la viejita que se entendía con el mimeógrafo. A los ocho o nueve puse un puesto de canje de revistas en la feria. Tenía decenas de Patolandia, Ratón MIckey e Isidoritos, y cada vez que aparecía un cliente yo en lugar de contar la plata corría a ver si había leído las revistas que traía. También por esos años ayudaba a mi vieja cuando puso un puesto en Tristán Narvaja, antes de que mi padre abandonara la metalúrgica y los dos se dedicaran por completo a confeccionar y vender ropa de niños. La feria por entonces era mucho más pequeña y nuestro puesto quedaba en Tristán y Paysandú, al lado de uno de discos donde también trabajaba alguien muy joven (en este caso un adolescente que a mí me encantaba, sobre todo cuando aparecía con un conjunto de pantalón y campera de jean beige). Durante la mitad de un año también supe darle clases a la única otra nena de la cuadra de mi casa y a algunas de sus amigas, porque yo estaba en sexto y ellas recién en quinto, pero no les cobraba: apenas si aceptaba un refresco del bar del padre, que ahora que lo pienso es el lugar donde arrancó mi carrera docente. Era una parrillada, y después de resolver fracciones y de repasar Geografía todas las invitadas dábamos una vueltita por el salón, fascinadas con las mesas de billar, el futbolito y la barra de bebidas presidiendo una pared llena de fotos. Después de los 18 hice feria, enfrenté a ladrones, confeccioné rodilleras, animé fiestas infantiles, atendí una biblioteca y vendí comida macrobiótica. En 1991 tuve el primer grupo en Secundaria, y con él se inició mi historia con los sueldos en blanco. ¿Esto se llama ser buscavidas (preciosa palabra) o se llama vivir en la pobreza? Yo no me inclino por ninguna de las dos: todas las cosas que hice me encantaron, y habría que ver si (en el sentido tradicional de la palabra) de verdad he trabajado alguna vez en la vida. Y acá estamos.





Sábado de post lluvia y pre asamblea docente. Me despierto a las seis, como siempre*, con un dolor muscular espantoso, como desde hace unos días, mezcla del estrés del desmantelamiento IAVA y del colchón que pide a gritos un retiro. Como lo del liceo no lo puedo solucionar tomo la firme determinación de ir hoy mismo a comprar un colchón, pero sabiendo que el dolor demora en irse (y que la compra no implicará entrega inmediata) dos horas más tarde me dirijo al almacén del barrio a buscar comestibles paliativos. _Llevo estos alfajorcitos de maicena y unas Lulu. _ le digo al almcenero.** _ Bueno... _dice él_ Son 25 los alfajores y las Lulu... ¿Te fijaste cuánto cuestan? _ 69. _ No... 69 no puede ser. _ Ah, no. _corrijo, mirando la góndola muy de cerca***_ 65. _ Ahora sí. 65 más 25, son... 80 pesos. _ ... _ 90. Todavía estoy medio dormido. Y así somos en este barrio: bastante madrugadores pero no muy buenos para los negocios. Saludos desde el sábado de resoluciones. Debo comprar un colchón. Debo dormir más. Debo ir al oculista. Debo dejar de comprar golosin... Ups. Buenos días. * hábito que -espero- se me irá con las vacaciones (y si el gato quiere) **que conozco desde siempre. ***pues miopía, cansancio y esas cosas.





Los pizarrones continúan gritando nuestros reclamos, manifestamos el duelo por el atropello que estamos soportando, a la vez que la primavera (como siempre) puede más (mucho más) que las pequeñas acciones humanas. ¿La ultima foto? Es el reloj de sol, cuya “reparación” costó este año $197.312 del bolsillo de todos los uruguayos. ¿Que no ven tal reparación? Yo tampoco, salvo que ahora tiene cierto emparejamiento del revoque y una bonita mano de pintura por el lado de atrás.* Hablando de las pequeñas acciones humanas… Buenas tardes.** *O quizás es que no sé nada de relojes solares. De este, por lo menos, la leyenda dice que está mal construido y lleva más de cien años sin poder dar la hora por una cuestión de planos mal interpretados, aunque la realidad va por otro lado: es un tipo particular de reloj, que se llama "vertical declinante". No está exactamente mirando al norte y por eso el gnomon parece torcido a los ojos de los ignaros como una, vio... (cosas que se aprenden charlando con quienes saben). ** Es un decir.




Ante el atropello infame y el recorte de grupos que pretenden llevarlo a la mitad para 2024, la comunidad educativa toma la palabra, en un video hecho por los estudiantes. ¿Qué es el IAVA para vos? Para mí es pasado, presente y futuro. Aquí estudié, aquí trabajo y aquí volveré cada vez que pueda cuando llegue el momento de pasar la antorcha y asumir otros roles. #ElIAVAsedefiende




La torre de Antel se recorta a lo lejos desde la ventana de mi tercer trabajo, donde las clases de hoy se dedicaron a la creación de obras de teatro relacionadas con sus proyectos finales. Fue maravilloso descubrir la capacidad para el humor y la reflexión, el disfrute de la actuación y el camino desde las ideas a las palabras y acciones grupales. Son mi recreo de todos los miércoles. No sé cómo he demorado tanto en trabajar con adultos, pero qué bueno que lo decidí este año (precisamente este año). Más vale tarde… etc. (Todo bien con las clases pero a los pocos minutos de salir se me viene encima el cansancio del día, que no se había diluido sino que estaba momentáneamente frenado-o sea que estoy fundida) Mañana la comunidad del IAVA tiene audiencia con el Codicen, aún no sabemos a qué hora. Ooooooooooommmmmm…




Salgo de mi casa: hay un par de vecinos que también están comenzando su día de trabajo mientras el jardinero limpia como todas las mañanas las veredas y canteros de la cooperativa. Se oye un revuelo de pájaros y abejas en la anacahuita, el paraíso y el tilo, al tiempo que unos veinte caracoles pasean tranquilos por el pasto mojado de rocío. Doy unos pasos mirando cómo está el cielo, como siempre, y de repente (como siempre) un par de brazos felinos se abrazan a mi pantorrilla sorprendiéndome (sin uñas). Es el saludo habitual de mi gato, qué acto seguido se echa de espaldas en la calle y da un par de volteretas para que yo le haga mimos antes de ir hacia el miércoles de trabajo. Y esto también es importante, pienso en el caminar a la parada. Las flores, el cielo, los viejos durmiendo en su casita, los gorriones felices y ruidosos. En medio de las noticias de corrupción y mentiras, de los delincuentes de guante blanco (y de los otros), en la lucha por la defensa del IAVA (y de los otros), en un mundo que no deja de sangrar y de atacarse también hay gatos que juegan, hay pájaros alborotados y sigue habiendo plantas que se visten de colores. ¿Pequeñez? ¿Quién define lo grande o lo pequeño a largo plazo? Ánimo, compañeros, que la vida puede más, decía Victoria Díez. Y aquí vamos. Aún viviendo.




La practicante le presta a una chica su vestido de 15 para hacer una representación teatral como parte de la segunda prueba.
Un muchacho me pide por favor que lo deje hacer un texto escrito, que lo suyo es la creación literaria y él promete que no va a usar el chat GPT ("creele, profe... hasta ayer, que se lo expliqué yo, él ni sabía lo que era"). En el grupo de Ingeniería los primeros estudiantes presentan el análisis de una obra de teatro, explican lo que prepararon sin leer materiales, usan el pizarrón y responden a las preguntas de la audiencia. En Arquitectura alguien nos cuenta que en su familia no se usan celulares, todos se visten con prendas de fibras naturales, los buzos son tejidos a mano, el agua viene de un pozo y a los vegetales que consumen los cosechan ellos mismos. Es el mismo estudiante que sabe todo. No importa si (por una referencia casual) hablamos de las fechas de nacimiento y muerte de Poe, las cifras de muertos durante la conquista de América o las teorías sobre el desarrollo de las distintas lenguas en el mundo: él lo sabe, cita las fuentes y defiende sus ideas. Un chico de Economía me cuenta que esta semana va a leer por primera vez sus textos en un slam de poesía, mientras yo voy circulando por los grupos y a la mayoría les comunico que dejamos sin efecto el último escrito, porque (si sus notas oscilan entre 7 y 12) la promoción en la materia está ya asegurada.
Hay grupos enteros en los que es muy raro que falte un estudiante.
Hay grupos enteros en los que no ha desertado ni uno solo.
El centro de la vida social en los (pocos) recreos de cada turno es la mesa del ping pong en el patio de Artigas.
Cuando nos cruzamos por el patio docentes y estudiantes de otros años nos paramos a charlar y nos preguntamos cómo vamos yendo. Cada adscripta conoce la situación de sus alumnos, habla con las familias y los llaman si están faltando, aunque los gurises tengan más de 18. Los limpiadores siempre están activos, lavan el piso más de lo que nunca haré en mi casa. En los patios de la planta baja, mientras tanto, el guayabo está lleno de flores rojas y rosadas, y los pitangueros se preparan a dar frutos.
Es evidente que tanta comunidad le tenía que doler a alguien.
Nos quieren llevar a la mitad de lo que somos, pero el IAVA resistirá cualquier embate proveniente de pequeños cerebritos a los que no les entra la idea de que educar y ser feliz es una combinación posible.
Y en eso estamos.





_ Profe, ¿el trabajo artístico puede ser un puzzle? -preguntó una chica de quinto Artístico, una amorosa, que no da mucho pie con bola en la materia pero le mete garra. _ Eeh... Bueno, puede ser, pero el dibujo tiene que ser tuyo. -contesté, y ella se fue contenta. A la clase siguiente (es decir, ayer) fue la primera de su grupo en presentarlo. El puzzle vino en una caja hecha por ella, y cada pieza era de goma eva. Con las únicas tres compañeras que asistieron a la clase en medio de la amenaza del ciclón nos pasamos un rato armándolo, le preguntamos por qué eligió esa frase, qué tiene que ver con Dante y cómo hizo para que el dibujo le quedara tan bien hecho. A la hora siguiente no hay estudiantes en mi grupo. Me instalo en la Sala de Profes y charlo con dos compañeras que, como yo, tienen hora libre por falta de público. Es raro esto de conversar con compañeros: usualmente los recreos no dan ni para saludarse, y en mi hora puente de los viernes no suele haber docentes en la sala. Hablamos de si vivimos cerca o lejos, en casa o apartamento. Les cuento de mi gato recién operado y cómo ya corre feliz por las veredas de la cooperativa. _ Yo también viví en cooperativa cuando era chica -dice la profe pelirroja- Y me encantaba. Era en la Curva de Maroñas. _ ¡Es mi barrio! -le respondo. -Un barrio con mucho verde y muy tranquilo. _ Sí, además yo vivía en una calle de dos cuadras, casi sin autos, que se llama Arbolito... -dice ella, y yo la miro sin poder creer. _ ¿Vos sos Alejandra??? -le pregunto, y me viene a la memoria una gordita de pelo rojo, simpática y amorosa, que jugaba en la puerta de mi casa con el vecino de al lado, en la época en que recién nos habíamos mudado y la calle era un hervidero de criaturas. Yo andaba por los 18, ya había empezado el IPA y trataba de estudiar prescindiendo de los gritos y corridas de la banda de gurisitos de la que ella formaba parte, lo cual no era siempre fácil. Un día la familia de Alejandra se fue de la cooperativa, y a mí me quedó la sensación de que alguna vez iba a volver a cruzarme con ella, ya de grandes. No es que fuera una figura más cercana ni distinta al resto de los niños de la cuadra (a los que nunca volví a encontrar una vez que se mudaron): es que yo a veces tengo esas cosas. Certezas, anticipaciones, siempre asociadas a cosas pequeñitas. Hoy Fulano va a estar en el teatro. Esta tarde me cruzo a tal amiga. Siento que en esta ciudad al otro lado del mundo está alguien a quien no veo desde hace siete años. Y así. Con la vecina reencontrada (ahora profe) charlamos todo el resto de la hora. Ella adoraba a mis viejos, que siempre se sentaban por la tarde a tomar mate en el jardincito del frente de la casa. Le pasé todos los chismes del barrio: Alejandra no podía creer que el viejo gruñón de la cuadra todavía siguiera vivo. No se acordaba de mí, pero si de mi novio de esos tiempos, el tuerca, que andaba siempre a mil metiendo ruido por el barrio ("en ese tiempo había barreras para que los autos entraran más despacio a la cooperativa: nosotros las sacábamos para jugar, pero cuando aparecía tu novio las volvíamos a poner"). El timbre de cuarta hora puso fin a nuestra charla. Acomodé sutilmente la pieza que acababa de encajar en el puzzle de la memoria, la dejé conociendo a sus vecinas y me fui a buscar al puñadito de estudiantes que me tocaría en suerte para seguir tejiendo palabras e historias en la próxima hora.





Arde el país, nos persigue un ciclón y se desarma el IAVA, pero una va trazando líneas en el 103 para un futuro Stand Up intrascendente que se va a llamar “El pasajero”.
_ ¿Qué hay con la gente que te deja libre el asiento de la ventanilla y no se levanta para que te acomodes? ¿Te hacen un favor, pero no tanto?
_ ¿Y qué pasa con todas las ventanillas cerradas en los días de lluvia? ¿Ya no importa la gripe, ni que no veamos por dónde va el ómnibus y tengamos que ir mirando el mapa de la ciudad en el teléfono?
_ Hoy venía para acá y un chofer pasó levantando agua casi hasta llegar a la parada… ¿Es confiable la intuición de esas personas o tendríamos que salir del techito cada vez que uno se acerque, por las dudas?
_ ¿Nunca notaron que no suben vendedores ni cantores de bus a las siete de la mañana? ¿Hay alguna reglamentación al respecto?
_ Y los adolescentes con sus mochilas puestas…? ¡Hay alerta amarilla, m’hijo, quédese durmiendo!!
Ufff… La catharsis empieza a hacer su efecto. ¡Un par de maldades matinales y una se siente como nueva! 
_ ¡Destino! 
_ ¿…?
_ Destino, señora…
_ Ah, pensé que ibas hasta Berro.
_ No: a Luis Alberto de Herrera. 
No, si está visto: por más que una intente evadirse siempre aparece alguien de la familia Herrera dispuesto a bajarnos a la tierra.*
Buenos días.   
* ¿Muy traído de los pelos, el chiste? Nivel siete y media de la mañana con alerta meteorológica, estimados… Es lo que hay.





Mientras los alumnos del segundo grupo trabajan en una actividad creativa yo me entretengo mirando las carteleras de la escuela en la que doy clases por la noche a estudiantes adultos de Ciclo Básico. Ahí me entero de cosas como que "Mercurio es el planeta más chiquito porque sus regiones interiores no están comprometidas", que tenemos un bronquilolo, que respiramos 25.000 veces por día y que Felipe Sanguinetti (el fundador de la escuela, en el siglo XIX) habría sido el marido de Marta Canessa. MIs estudiantes eran hoy poquitos, quizás por el miedo a la posible tormenta, y cuando les dije que iban a escribir un texto les costó arrancar, pero después tomaron carrera, se divirtieron y encontraron las palabras que buscaban. Una señora estaba muy preocupada por el anuncio del ciclón, porque su casa tiene techo de chapa y se le puede volar. Otro vino con su niña, que intervino y todo en nuestra clase, hasta que le avisaron que la madre esperaba por ella en la puerta de la escuela. Siempre es igual con esta gente: una llega de arrastro y se va ligera como si flotara (y no precisamente por el viento, que esperemos que no pegue fuerte, especialmente en las casas con techos de chapa y en la preocupación de la gente buena que apuesta a la educación para forjar su futuro).





Cada vez que voy a mi tercer trabajo una compañera me pregunta: _ ¿Cómo está el IAVA? Y yo quisiera decirle algún día algo así como : _ Tranqui, de a poquito vamos repuntando un año difícil... Pero no me sale. La realidad no me deja. ¿Quieren saber las últimas noticias? Aquí van. La proyección de Secundaria para 2024 dice que pasamos de tener 45 grupos a 26. De 45 a 26, ¿entienden? Perdemos 19 grupos (que en verdad son 20, porque hay un sexto de Agronomía que pasa a ser "compartido", es decir que funcionaría en varias materias junto con otra orientación). NI quieran pensar cuántos alumnos va a haber en cada clase, si ahora ya tenemos grupos de treinta y pico, cuarenta... En 2024 no habrá cuartos años en el IAVA. Ni uno. En 2024 no habrá quintos Humanísticos en el IAVA. Ni uno. Y otros recortes. ¿Esto quiere decir que estaría operando una motosierra feroz sacando muchos grupos en todos los liceos? No: solo en algunos. Ah: además sacan el proyecto de Sordos e HIpoacúsicos que lleva funcionando 26 años en el turno vespertino y lo pasan al liceo 27, un liceo de adultos, con planes semestralizados, donde nadie tiene experiencia previa en el proyecto. Qué casualidad, justo cuando arranca la reforma de bachillerato desmantelan el IAVA y lo dejan a la mitad. Qué casualidad, iniciamos el año con un conflicto que nos fue implantado y lo terminamos con una resolución que baja al liceo de categoría (por el número de estudiantes) y que va a apartar a muchos docentes de años y años en la institución (porque las horas ahora van a ser solo para los más viejos, entre los que me incluyo, vaya dudoso honor...). Qué casualidad nos sacaron al Director, hicieron trasladar a una limpiadora e indagaron (sin explicación) a más de diez docentes y funcionarios. Qué casualidad, en año preelectoral se desarma o se quiere desarmar un gremio estudiantil fuerte y reflexivo, primero quitándoles su espacio, después reduciendo el número de los jóvenes en la institución. Qué casualidad, que a un año de un liceo penosamente intervenido le suceda un año de un liceo modelo diezmado sin mediar ni pizca de explicación por parte de las autoridades. Qué casualidad, apostar a que los docentes nos veamos reducidos a la mitad, justo cuando estamos en la etapa más álgida de reclamar por nuestros derechos. Somos peones en el tablero de ajedrez de gente a la que poco le importa la educación de nuestros gurises ni (mucho menos) el bienestar de los docentes. Total: sus hijos no van al IAVA (ni a ningún liceo público). Qué tristeza. De verdad: qué tristeza. Hay muchos nombres para esto, pero lo que siento en el alma es la tristeza de ver desmoronarse a una institución con un excelente relacionamiento entre estudiantes, docentes y familias, un liceo al que los gurises no dejan de asistir, donde no hay bullying ni peleas a la salida, donde todos van con gusto, adultos y adolescentes. Debe ser eso lo que les molesta. Y además (repito) sus hijos no van al IAVA. Claro que vamos a reaccionar, pero solos no podemos. Cuantos más seamos, mejor. Por eso escribo estas palabras apresuradas: como catharsis pasajera y para empezar a desparramar una noticia que no sale en la tele: al IAVA lo están destrozando, y dejaremos el alma tratando de defenderlo.