Vistas de página en total

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Noviembre de 2021




3 reposteos 3 1. _ Pensé que ibas a frenar ahí- dice la guarda, y el chofer contesta con tono inseguro. _¿Por? _ No sé... estoy acostumbrada a viajar con Miguel. Silencio. Al rato, él: _ ¿Maneja bien Miguel? _ No sé... Te dije por decir, nomás. Sutil escena de celos entre el personal del 103. Ella se ofrece a traerle verduras que planta no sé quién: creo que con eso ya lo distrajo y Miguel no vuelve a aparecer en el diálogo, aunque su sombra sigue interponiéndose entre los dos, porqué Miguel sí sabe dónde hay que frenar. Mariela, testigo (casi) muda de un mundo de veinte asientos. 🚎 (2017) 2. No alcanzo a ver al señor del asiento 10, pero sí escucho su voz cansada y con tono de abuelito. Hace un rato le dijo a la del 9 si se animaba a despertarlo al llegar a no sé cuál pueblo, porque él no puede evitarlo y siempre que viaja se duerme. Desde mi asiento 16 no llego a ver más que la espalda de la del 10, pero se ve rubia, joven y flaca. Accede a despertarlo sin problemas, cruzan un par de frases, la conversación no decae. A partir de ahí señor del 9 se despierta del todo y empieza a hacerle a la rubia un cuento atrás del otro. Ella apenas contesta con algún monosílabo ocasional, pero no parece molesta. Él saca temas y temas, ya ni sueña con dormirse, dos por tres se ríe y su voz parece haber rejuvenecido veinte años, década más, década menos. Cosa linda el amor. La atracción. Algo. (2018) 3. Una vaca muge no muy lejos. Se oye una moto en la otra cuadra, decenas de cotorras en los eucaliptos de la calle de atrás y un sinfín de insectos y aves de los que pocos puedo identificar. El zumbido de una mosca, cacareos de gallo, algún perro. De pronto, junto a mi oreja, un rumor asordinado. Demoré unos segundos hasta que levanté la mirada y lo vi: era un picaflor. Me estuvo dando vueltitas un rato, nos miramos bajo el suave sol de noviembre y se fue a posar a unos metros, en un paraíso del jardín. Terminé de tomar el té y aquí estoy, tirada en la hamaca, pensando que en Montevideo está mi casa pero sea donde sea mi verdadero hogar está donde haya naturaleza, donde pueda desayunar sin un techo sobre mi cabeza y escuchar y ver sin apuros ni intermediarios el feliz despertar del bicherío por la mañana. (2016)





Siguen llegando trabajos creativos, y Macbeth es el preferido de los artistas. 👑⚔️🩸 Aviso: Desde la dirección de este muro desmentimos categóricamente cualquier rumor que relacione los trabajos artísticos de los estudiantes con sutiles formas de intentar corromper al docente. Y ahora, con su permiso, voy a ver si me compro un té rojo para estrenar mi nueva taza Macbeth.





Al despertar esta mañana veinte minutos después que sonara el teléfono para levantarme solo una imagen me quedaba de lo que había soñado. Acababa de bajar de un ómnibus y recién ahí tomaba conciencia de que había viajado todo el tiempo sin tapabocas y nadie parecía haberlo notado. Hasta donde sé nunca había soñado nada en relación a los tapabocas; ¿será que en el mundo onírico son la versión moderna de la desnudez o la caída de los dientes? ¿Qué tanto demora una situación habitual para volverse simbólica? Saludos desde el 103 casi vacío de las 7.15, que avanza lleno de rostros semicubiertos y tranquilos, al son de una música boba pero no molesta. “Una música ñoña”, escribe mi celular, y cuando lo quiero corregir pone “una música viva”. Viene bravo el censor matinal; parece que “boba” tampoco es un término recomendable. Nos. Viva. Vos. Niña. Boca. Su creatividad para eludir lo que no quiere poner en palabras es molesta pero digna de consideración. Ya venia siendo tradicionalmente complejo lidiar con un inconsciente; ahora tenemos que atender a dos… Último día (creo) de pruebas y clases “normales”. Como siempre, llego temprano aunque me levante tarde (misterio). Allá vamos. Buenos días.





Crucero Hamburg: _ Hola, Puerto de Buenos Aires, soy un crucero y vengo de Cabo Verde, ¿puedo pasar? Puerto, Operaria 1: _Sí, amigo, entre, que aquí los asiáticos son bienvenidos. Solo tenemos prohibida la entrada a las embarcaciones africanas por aquello de la variante nueva, vio? Puerto, Operario 2: _Boluda, este barco viene de Cabo Verde, ¿eso no es en África? Puerto, Operaria 1: _ No, no, creo que queda en Asia. O en la India... (Largo silencio) Puerto, Operario 2: _Es África. Nos mandamos una macana. Conclusión: "Luego de que se llevara a cabo en el barco una inspección rutinaria de la Prefectura Naval Argentina, el personal policial tuvo que desembarcar y trasladarse a través de un corredor seguro a un centro de aislamiento de la institución. A su vez, se ordenó a los pasajeros y tripulantes el confinamiento en camarotes a la espera de que se realicen los test de covid, cuyos resultados se conocerán en las próximas horas. A partir del “descubrimiento” de la procedencia geográfica del Hamburg y considerando que habían transcurrido 12 horas desde que se emitió la autorización para bajar a tierra, comenzó una desesperada “cacería” de tripulantes y turistas que se encontraban disfrutando de Buenos Aires." Macondo, un poroto. Latinoamérica unida jamás será vencida.





El País: "En el orden de los trabajadores fue reelecto Ramón Ruiz, que obtuvo el 65,8% de los votos válidos, contra el 39,3% de Luis Lisboa"
Mirá vos; somos un país tan democrático que votó el 105,1% de los habilitados.




Lo voy a decir una sola vez, fuerte y claro: #Basta de consumismo #No a la importación de tradiciones y productos foráneos #Terminemos con los alimentos caros y ultraprocesados. #EsTiempo de... ¿Es tiempo de pan de jengibre? Ah, qué bien, quiero uno. Y un Moka Alto, gracias. ¿En qué estábamos? 





Pongo la foto de la malaquita en este muro y 25 minutos después me comienza a seguir por Instagram una página (de otro país) que vende piedras.
¿Coincidencia? No lo creo. 
¿Paranoia? Puede ser.
¿Excusa para no seguir corrigiendo? No, porque desde ayer soy libre. (Libre... como el sol cuando amanece io soy liiiibre! 🎵)
Libre pero controlada, pues Big Brother is watching you.
Voten bien. 
Nada que ver, pero igual: voten bien.
Buenos días.





Después de corregir el escrito de uno de mis grupos estoy en condiciones de afirmar que: 
DANTE: DIVINA COMEDIA
*Dante va recorriendo todas las ultratumbas del mundo.
*En el Paraíso se supone que sos algo así como feliz en el resto de tu vida.
*Los personajes son Dante, Virgilio, señor del bote, las fieras.
*Dante consideró ponerle a su libro comedia porque comenzaba muy agitado y terminaba con tragedias griegas. Bancuo le puso divina porque calificaba la estética y la religión.
SHAKESPEARE: MACBETH
*La obra ronda o es sobre los clásicos efectos psicológicos y físicos de aquel entonces.
BIBLIA: SALMO 1
*Bueno en este salmo cuando dice impío se dirige hacia un aldeo como que el aldeo es una persona que arrastra el viento, como que siempre será castigado.


Dante, canto 3 del infierno:  “Los indiferentes eran personas que no recibieron críticas ni alabanzas, son tibios, ni de Nacional ni de Peñarol”
Mirá vos, qué manera solapada de decirme indiferente. 




Vivo con un pequeño censor que controla y corrige todo lo que digo. No, no es un hijo ni una pareja circunstancial: es mi teléfono. El Iphone viene con una moral conservadora instalada en los circuitos más profundos de su cerebro reptiliano, de manera que no solo trata de que no digas groserías sino que incluso intenta convencerte de salir de temas oscuros como la muerte o la violencia en cualquiera de sus formas. Ya lo he contado por estos lados, lo sé, pero es que no termino de salir de mi asombro ante su pacatería. Si en vez de digitar letra por letra intento escribir deslizando el dedo por el teclado resulta que "Violación" se convierte en "colación", "tortura" puede ser "tortita" (la primera vez que lo digito) o "tirita" (la segunda). "Homicidio": homínido. "Suicidio": dividió. Hoy intenté escribir "son tarados" (en mensaje a mis amigas, hablando del Ministerio de Turismo, que parece identificarse con "la cobra que te cobra todo lo que hiciste") y el teléfono puso "sin tratados". Corregí y él puso "son tara dos", porque se ve que quiere hasta el último momento tratar de enseñarme un poquito de educación y buenos modales, o quizás su intención es distraerme y sacarme de esta actitud belicosa e inconformista, vaya una a saber. 
Lo dicho: vivo con un censor (que además es mi asesor de compras, mi consejero ante cualquier gasto y seguramente la caja negra de mi cerebro que registra todo lo que hago, digo y pienso). 
¿Paranoia? ¿Yooo?
¿Procrastinación? ¿Escritos por corregir, intento de olvidarlos y patearlos para adelante, yoooo?
No sé de qué me hablan, estimados. Buenos días.




No vayan a pensar que estoy pateando para adelante la corrección de pruebas y proyectos finales, pero acabo de entrar a la sección "femenina" del pasquín que ya sabemos, la cual no visitaba desde hace medio año, por lo menos.
Un artículo sobre mamografías y otro planteando una campaña contra la violencia doméstica me impresionan favorablemente: al fin se van metiendo en temas que importan en relación con las feminidades, pienso, y ahí veo que las otras notas giran en torno a la realeza británica y cómo cocinar bien el pescado. En fin. Pero eso no es todo: además nos proponen un juego, por aquello de que el cerebro de las mujeres no se usa mucho y es bueno moverlo de vez en cuando (no muy seguido ni con mucha fuerza). "El desafío nuestro de cada día: podés resolver el acertijo del viernes"?, se preguntan (y debo decir que no lo resolví, porque no entré al artículo). Lógicamente no me voy sin antes ver el horóscopo, donde me entero del destino de Aries para el inicio del fin de semana: "Todo se realiza con más energía de la habitual y eso les dará la pauta de que tienen mucho para generar a futuro. Divino día en lo personal. Disfruten." Y con el aval de doña Susana (la astróloga del diario) termino mi desayuno y me propongo encarar (por fin) el trabajo pendiente. No sé si la energía me la va a dar Marte, Venus o el segundo café de la mañana, pero aquí vamos. Tienen mucho para generar a futuro. Disfruten.





Diseño y fabricación de caravanas en relación a los textos del año. Captame el nombre y la página de la empresa… La descripción de cada uno abundó en detalles explicativos al estilo de: “las tres cuentas negras encima del puñal de Macbeth representan a las brujas, y están en el mismo eslabón porque siempre aparecen juntas y son indiferenciadas”. _Profe, elegite la que más te guste que te la quiero regalar. Listo. La nota es 12. 





Recreo largo en el liceo.
_ Profe, ¿te gustan los caramelos? ¿Cuántos tengo que darte para que me pases? - pregunta el Chico Cero Falta de Humanístico.
Le respondo que no como caramelos y le muestro el meme de “y si en lugar de un trabajo le mando un cordero?”, pero aclaro que igual eso conmigo no corre, porque no como carne. Un compañero que escucha eso último al pasar interviene en la conversación:
— Ah, sos vegetariana? Yo no comía carne, 11 años fui vegetariano, hasta que me fui con unos amigos a Costa Azul y se les ocurrió hacer cordero…
Los Humanísticos se ríen y siguen su camino. Yo me voy a la Tata del barrio a comprar un vicio para acompañar el café y en el camino me detengo a admirar las Santas Ritas de la esquina. Me llama la atención el contador de una casa todo manchado de pintura roja.
_ La tragedia de la sangre está inundando la ciudad- pienso, un segundo antes de darme cuenta de que tanto Macbeth ya me está afectando. Es tiempo de un café y algo dulce para equilibrar el estado emocional, me digo, mientras me dispongo a iniciar la segunda mitad de la mañana.





El pequeño y angosto salón 19, donde no hay ningún grupo este año, se ha convertido en la sala de estreno de las obras de los Artísticos en los últimos días. Hoy asistimos (los compañeros, la adscripta y yo) a la escena del encuentro de Macbeth con el espectro de Banquo durante la cena de gala en el castillo, representación que contó con la presencia de “extras” que actuaron de onda como invitadas a la celebración. Antes de salir volvieron a dejar el salón tal como lo habían encontrado, y lo único que no volvería a ser lo que era fue la camisa (antes) blanca de Banquo. _ Profe, me dicen por la cucaracha que las manchas no van a salir, pero que un 12 bien lo vale… Como tras la representación aún nos quedaban unos minutos de clase nos dedicamos a comentar los trabajos que se habían presentado en la primera hora, especialmente el dibujo de la Lady Macbeth encorsetada, que sirvió para reflexionar sobre las múltiples maneras en que la figura de la mujer ha sido sometida a presiones y trabajos varios para encajar en los parámetros hegemónicos de su tiempo. Claro que Lady Macbeth fue unos siglos anterior al corset, pero seguro que en la Escocia medieval del siglo XI también habrá habido formas de disciplinamiento asociadas a la figura femenina. Y así estamos.





Acaba de aparecer el viejito, al que no veía desde el viernes de mañana (siempre que me voy de fin de semana él demora en volver a la casa de la humana proveedora). Es un gato de la calle, curtido, vapuleado. No sabe ser mimoso; lo máximo que he logrado es que me olfatee la mano y deje su cabezota al alcance de mis dedos por si quiero tocarlo. En ese caso se deja acariciar, pero al primer sonido o movimiento sale corriendo con cara de pánico hacia la puerta. Mundo felino, estimados. Tan diferente del nuestro (o quizás no).



Hola, lunes. Hola, mes extra de clase. Hola, 33 grados. Hola, lugar del mundo que no es Valizas. Aquí vamos.





Con la lluvia de la tarde los sapos del pueblo están de parabienes, y en La Proa andaban a los saltitos. La gata Ceniza no se asusta con los truenos y el único que parece confundido es un pichón de picaflor que apareció en el patio: la gente del hostel lo puso con sumo cuidado en una maceta alta, hasta que recupere el aliento y pueda volar de nuevo. Los seres humanos, mientras tanto, no parecen tampoco preocuparse por la tormenta eléctrica: en la terraza de enfrente al hostel había unos cuantos bailando bajo la lluvia, que ahora (diálogo de ellos con micrófono mediante) acaban de ser invitados a la piscina y cruzaron en clima de fiesta. Yo me voy en una hora, quién sabe si bajo lluvia pero seguro que con ojotas y minifalda, por si acaso. A veces me parece que vivo en Macondo. Solo a veces.





Y se vino la lluvia en Valizas!! Hora de un cortado en La Proa, donde a esta hora soy la única clienta y los mozos y dueños andan bailando y cantando Gilda a todo volumen. Fuiste mi sueño, fuiste mi ilusión, todo eso fuiste, pero perdiste! 🎵 Se me ha perdido el corazón, si alguien lo tiene por favor que lo devuelvaaaa! 🎵 No me arrepiento de este amor! 🎵 Etc.





Cuatro caras diferentes de la playa esta mañana: el increíble color de las pinzas de los siríes, el yuyo rastafari, una minúscula cuchareta apoyada en un trozo de cerámica indígena que encontré junto al arroyo* y un bicho raro y con espinas con aire a Pez Globo desinflado.
* ¿Barro? Lo reputaré y tendré por cerámica finísima de encaje… digo, de charrúa.





¿Miedo? Miedo es lo que te pasa a las ocho de la mañana cuando no hay un ser humano en toda la playa, estás concentrada sacando una foto y de repente algo movedizo te empuja las piernas. Los perros de Valizas: amigos inseparables por un ratito, hasta que otro humano, un colega canino o un cacho de lobo en la arena los distraiga.





En 1991 tuve un novio que me invitó al rancho de una amiga en un pueblito pequeño y sin luz de la costa de Rocha. Dos años de relación y lo más importante que me quedó de esa etapa fue este amor que ya lleva 30 años y es cada día más fuerte. ¿Quien puede saber las huellas que deja en las personas con las que se cruza? ❤️ Valizas ❤️





Hace poco le contaba a una de mis practicantes de este año que mi examen de Didáctica 2 lo tuve que dar en la segunda semana de clases, con un grupo de sexto año al que apenas había visto dos o tres veces, en el Bauzà. A mi grupo del año anterior lo había dejado de ver en el penúltimo mes de clases, cuando comenzó una huelga docente que duró semanas y semanas, de la cual no salimos a tiempo para reencontrarnos (porque en ese tiempo las clases de bachillerato terminaban el último día de octubre y no el 14 de diciembre como ahora, en fin…). Yo iba a tener mi examen dando Papá Goriot, y a la salida de cada asamblea Teresa, la Adscriptora, iba recalculando lo que podríamos llegar a analizar de acuerdo al tiempo de que disponíamos:: “damos tres capítulos… o quizás uno… ¿Qué te parece si mejor vemos este párrafo de seis renglones?” Como siempre, el humor salvándonos de la incertidumbre. Este año con un amigo estuvimos planeando ir a España en enero, íbamos a recorrer todo el Sur y algunos otros sitios, pero la situación incierta en relación a los protocolos y permisos de entrada nos hizo desistir. Pensamos entonces en el norte de Chile, el desierto de Atacama, La Serena, varias playas frías pero hermosas del Pacífico a las que me encantaría volver alguna vez… Pero tampoco. Chile exige un permiso de movilidad de trámite lento, y nos sigue dando miedo que la situación incierta de “la cosa” nos complique la entrada o la salida. Ahora decidimos quedarnos en Valizas, donde nadie nos exige PCR ni nos puede complicar la salida. Uno nunca sabe cuándo son para bien las decisiones que toma, aunque de momento el panorama se ponga por momentos algo turbio e impredecible. El año del examen con el grupo nuevo, por ejemplo, me fue muy bien. ¿Qué me deparará este verano atlántico y rochense? Misterios… La vida. Carpe Diem.





Hay aguavivas. Hay viento. Hay gente. Hay mucha cosa calórica. Hay pocos fósiles. Todo mal, todo mal. No sé para qué vine.





Escenas del amanecer. Adivinen quién es la única persona despierta en el hostel desde las seis y media de la mañana. La perra Pulga instalada en un sillón me miró como diciendo “no jodas que YA te despertaste”, en tanto Ceniza (que duerme en la cocina) aprovechó a prenderse de mi pelo cual nuevo juguete para trepar, antes de volver a ser un bebe felino y empezar a pedir comida con lastimero maullido. Los pájaros tienen una batalla de cantos desde hace horas, y a una cuadra del hostel suena suave el mar, que amaneció tranquilo. El sol pica desde temprano y en el cielo no se ve una nube; hoy va a ser un día de pleno calor y caminatas. Acá en el hostel los amigos conocen mis horarios y me dejaron el café esperando para el predesayuno. Aún no decido si bajar ya a la playa, si quedarme leyendo en la terraza o en alguno de los patios* o si largar todo a la mierda, instalarme de una vez en este pueblo y no volver a pensar en nada que no esté hecho de aire, de agua o arena. Sábado de casi verano en el mejor lugar del mundo (o de mi mundo, por lo menos). Y así estamos. *(iba a poner “al lado de la piscina” pero me contuve, por aquello de no andar dando envidia, vieron? Es que yo en el fondo soy muy buena gente). 





El Rutas del Sol para en la terminal del Cabo y se bajan como veinte personas. Los cinco o seis que quedamos en el bus nos miramos y (aunque no nos conocemos) enseguida suspiramos aliviados, nos reímos y decimos que menos mal que no iban todos para Valizas. _Es por la luna llena- dice una señora rubia y comunicativa- Van porque es un buen fin de semana para la meditación y el Cabo es un lugar energético, pero nosotros tenemos las dunas y la energía es la misma. Empieza el último y breve tramo del viaje. Frente a mí un gurí dé unos doce años dormita en el asiento: todos los días hace el viaje entre Valizas y La Paloma para ir al liceo, chiquito. El campo amarillea de flores, no hay una nube en el cielo y sobre el horizonte ya se ve el mar a lo lejos. Esto en mi barrio se llama felicidad. 





Una vez en Florencia subí a una de las torres. No fue el Campanile, que es facilito: no me acuerdo de cuál era pero sí que tenía cientos de escalones en caracol, angostos, varias veces centenarios. Quizás el Duomo. Vos subías, subías, siempre girando, siempre viendo un panorama de no más de seis o siete escalones y teniendo por atrás y por delante una fila de hormiguitas humanas que aspiraba, como todas, al premio final de la vista de la ciudad desde lo alto. Una auténtica pesadilla. Hice todo el recorrido apelando a mis reservas de serenidad más profundas, mientras una vocecita claustrofóbica trataba de abrirse paso en mi cerebro y desplazar toda prudencia para hacerme dar vuelta y atropellar en el retroceso a las decenas de personas que venían detrás de mí. Al parecer hubo voces ajenas que lo lograron, porque tres o cuatro veces tuvimos que pegarnos todos bien contra la pared de la torre para que bajara alguien congestionado, llorando y angustiado en pleno ataque de ansiedad. Yo respiraba y subía un escalón, respiraba y subía otro. Trataba de pensar en otras cosas: los paseos que haríamos al día siguiente, los helados de la calle peatonal, la playa arenosa alrededor del río, los tanos, lo que fuera. En cierto momento mi amigo (que iba tres escalones por detrás) me preguntó cómo iba llevando el temita de la claustrofobia y casi desbarranco. Lo que menos quería era pensar que estaba encerrada en un tubo de cemento y escalones, con escasas posibilidades de retroceso y con una meta que parecía estirarse hasta el infinito. Por fin: el azul del cielo. Fotos, alegría, distensión, aire puro. Y entonces, el descenso. La bajada se realizaba por otra escalera, igual de angosta y también en caracol. Como había muchas personas y la torre no daba para que fuéramos todos de una, la cosa se hacía en tandas. Me tocó ir primera, lo cual por un lado estuvo bueno, porque no tenía frente a mis ojos el panorama de las espaldas de todos bajando cual condenados a alguna clase de tortura medieval, pero el cargo conllevaba una cierta responsabilidad civil, moral y social. ¿Y si los guiaba mal? ¿Habría posibilidad de tomar un camino equivocado? Tres o cuatro veces pensé que sí, porque de golpe llegaba a una pared sin salida, pero siempre en el último instante (cuando ya estaba a punto de enfrentar mi derrota guiando a las tropas hacia un lugar seguro) resultaba que aparecía una puerta angosta, de esas por las que no puede pasar una persona muy gorda, y continuábamos el descenso. Tres veces me sometí a esas torturas, tres. Dos en Florencia y una en Siena. La semana pasada fui con los estudiantes de quinto a la biblioteca del liceo y algunos subieron la preciosa escalera caracol de metal hasta el primer piso, de a uno, por si las moscas, y varios declararon que era su primera vez en ese tipo de estructuras y que les había dado un poquito de vértigo. Principiantes. Historia sin remate, estimados: solo son conexiones que establece el cerebro entre imagen y recuerdos. Y ahora, con su permiso, me voy a retirar, que en un rato sale mi ómnibus a Valizas (sí, este era solo otro post babosito levemente disimulado). Buenos días.





_ Profe, lo del trabajo artístico… ¿puede ser con comida? Porque yo iba a hacer algo Inspirado en Macbeth… Le dije que sí, y ayer se apareció con una caja enorme llena de coronas doradas y dulces, muffins verdes representando el bosque de Birnam y otros rojos simbolizando la traición y muerte, con las letras M en unos y LM en los demás. Todo fue explicado y repartido después entre los compañeros; yo me quedé con una corona y un registro fotográfico y explicación teórica del trabajo. Cosas que pasan en nuestros liceos(y la tele no te muestra).





Ellas son cuatro estudiantes de Artistico. Ayer de mañana me buscaron en el recreo para plantear que necesitaban un salón oscuro donde representar una adaptación de Macbeth, y les sugerí que quizás podríamos pedir el Salón de Actos o la Biblioteca, porque buscar salones oscuros en el liceo de los grandes ventanales es poco menos que una misión imposible. 
Hoy anduvimos a las vueltas desde temprano, pero ninguno de los dos lugares estaba a esa hora disponible. Nos gustó el local vacío de la ex cantina, pero nadie pudo hallar la llave. Al final decidimos que el salón 19, uno pequeño donde no hay ningún grupo, podría servir para la representación. Ellas, que ya estaban vestidas y maquilladas,  se quedaron acondicionando el espacio y ultimando los acuerdos con la sonidista (una compañera del grupo que se prendió al proyecto), en tanto el resto de la clase y yo nos quedamos admirando los proyectos artísticos de otros estudiantes de la clase. 
Cuando ya casi estaba todo listo aparece una compañera a la corridas: 
_ Profe: amenaza de bomba.
_ ¿Otra vez???
_ Otra vez, sí, ya nos dijeron que tenemos que salir todos, como ayer. 
Juntamos los cuadros, los diseños de vestuario y las coronas comestibles que había sobre la mesa y allá fuimos, a la vereda, donde Lady Macbeth y las brujas nos esperaban con rostros compungidos. 
_ ¡No puede ser, profe, hoy nos pasa de todo!!
_ Sí… Pero ¿se acuerdan que ya hablamos de la tradición de mala suerte que acompaña a esta obra? Bienvenidas a Macbeth. 
_ ¡Es cierto, es por eso!! - concordaron, maravilladas, dos minutos antes de ir a olvidar las penas al puesto de las tortas fritas, que con la amenaza de bomba (y por tanto extensión del recreo) estaba de lo más solicitado.
Un rato después sí,  realizaron la presentación, que fusionó teatro, danza, canto y pintura. Los compañeros, la directora del liceo y yo asistimos embelesados: una muestra de talento y creatividad que nos dejó sin palabras. 
Al fin y al cabo, quién cree en las obras asociadas a la mala suerte en el año 2021…
Pero toco madera.




Las dos señoras del asiento de atrás en el 103 vienen charlando animadamente. Van cada una a sus respectivos trabajos, parece que son amigas (o al menos conocidas) y su tema único y exclusivo son las plantas. Qué tal o cual tipo de tierra es mejor que aquel otro, que cuándo se transplantan los jazmines, que las hojas de equis planta están amarillas, que otra vecina le ha prometido a una regalarle una planta que a ella le gusta, mil y un temas verdes y vegetales mientras el ómnibus avanza por camino Maldonado, llega a 8 de Octubre y se va acercando a la Unión. 
En cierto momento hablan de una planta que de ellas tiene afuera pero se va a llevar para adentro porque alguien le dijo que “esa planta es muy buena para renovar el aire”.  Yo trato de rescatar del fondo de mi memoria todas las cosas que aprendí sobre la fotosíntesis con mi maestra preferida de la escuela y no recuerdo que las plantas renueven el aire; más bien me viene a la memoria que no hay que tenerlas en los dormitorios por aquello de la liberación de anhídrido carbónico y el consumo del oxígeno, pero, en fin. La señora no aclara en qué habitación irá la renovadora del aire y de repente llega Comercio y se baja murmurando un escueto “saludos a tu familia” que la otra replica con la misma fórmula. 
Me pregunto qué tanto importan las personas del entorno en la ecuación afectiva que las señoras desarrollan con tanto interés. Cada uno arma sus propias familias, me digo, y continúo mirando por la ventanilla como si todo lo humano me fuera ajeno.  
Ya es tiempo de bajarme. 
Buenos días.





Nada. Solo una momia nazca de hace 1700 años con tatuajes. Las ilustraciones representan su jerarquía: esta momia podría ser la de una sacerdotisa de unos 25 o 30 años.  Aves, zorros en la muñeca, estrellas en los hombros son algunas de las representaciones hechas con sangre de calamar o pulpo y grabadas con espinas de cactus o pescado.
0900Mari, su divulgador de misterios de las siete y media de la mañana, que acaba de pasarse tres paradas por ir mirando el teléfono y escribiendo cosas de momias (los genes, los geneeees…).



A primera hora de la mañana los Humanísticos me criticaron porque les conté que nunca había visto Toy Story. Estábamos con el Quijote (aunque no parezca) y todo vino por el nombre de Rocinante: ellos dijeron que Bullseye era el caballo de Woody, ante lo cual yo murmuré algo como "¿eh?", y comenzó la debacle. "Cómo que no viste Toy Story, profe, no te puedo creer, ¡solo falta que digas que no viste El rey León!... ¿Tampoco??? ¿Vos no tuviste infancia?" ("sí, pero en ese tiempo estaban Bambi, Dumbo y todos esos", acotó en voz baja una chica de adelante, que por suerte no fue escuchada por el resto).
A segunda hablamos de lo rutinario de las comidas del hidalgo. Me preguntaron si yo sabía lo que iba a comer cada día y les contesté (medio agrandada) que nunca repetía un menú, pero cuando tocó el timbre del recreo la parejita de la clase vino a decirme que obvio que sí lo hacía, porque ellos dos por tres me veían almorzando en el local de los chinos de Tristán Narvaja (de cuyo nombre -aunque quiera- no puedo acordarme).
Los de Ingeniería (que suelen ser 14 pero eran 5 por aquello de la primavera y los parciales) hoy tuvieron premio, porque la practicante en su despedida de la semana pasada había llevado Picos Dulces de más y mientras analizábamos el último texto del año les di los que le habían quedado. 
Los Artísticos, por su parte, venían de dos horas libres por ausencia de un docente y de los treinta del grupo solo hubo diez en mi materia. 
_ Profe, ¿vos decís que ya que somos pocos nos podemos ir a última hora? -preguntó alguien, moción que fue ruidosamente apoyada por mayoría simple. Pero ya se sabe que en el aula no imperan las democracias:
_Yo diría que no. Pero si quieren en el recreo puedo comprar galletitas para amenizar la mañana.
_Bueno.
Y así fue. Nos quedamos compartiendo algo dulce mientras empezábamos a conocer al señor Quijana o Quijada o Quesada, mientras comentábamos las lecturas preferidas de cada uno, los límites entre la realidad y la ficción y las formas en que nos relacionamos con los personajes propios y ajenos, hasta que tocó el timbre de salida y cada uno emprendió el camino hacia sus casas, sus rocines, los galgos flacos y los mozos de campo y plaza que así ensillan el rocín como toman la podadera. 
Quedan pocos días, y el calor no ayuda.
Yo a veces me siento Don Quijote y otras veces soy Sancho. 
15 de noviembre, estimados. La semana que viene empiezan las pruebas, todavía falta un mes de clase y encima tenemos elecciones virtuales. 
La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece... Etc.




Los hippies de Cerro Largo. Vinieron obligados (por un tema electoral de mi cooperativa), estuvieron menos de 24 horas y ya están yendo al encuentro de su casa y de los cuatro gatos que los esperan y extrañan. Volvieron a ver a los vecinos, charlaron con mucha gente, mi viejo nunca entendió dónde estaba y mi madre demostró una paciencia y una fuerza de voluntad increíble para sus 81 años. 
¿Para dónde van a arrancar mis genes cuando las papas quemen? Misterio…
No es fácil ser hija, estimados. 
¿Los gatos? Ahí andan: la Ardillita chocha con los viejos mimadores y el veterano León auto-relegado al jardín, en pleno rebrote de arisquez a los extraños. 
Saludos desde mi almuerzo tardío de las seis de la tarde. Antes tenía un nudo en el estómago. Y en eso estamos.





Hace un par de semanas cayó un diluvio a la noche. Fueron quince minutos de lluvia intensa que caía con rabia, con furia casi, como si quisiera borrar todas las cosas feas del mundo y llevárselas bien lejos (perdón, Paco). Yo me asomé a la puerta de calle a ver si el gato viejo estaba pidiendo para entrar pero no: solo estaba el Pequeño Demonio (alias la gata de mi vecina) acostada en el pasto del jardín, bajo la lluvia. La llamé como cinco minutos para que se refugiara en mi casa, pero ella tan campante. Llegué a pensar que con todo el pelo que tiene el agua no la estaba mojando en realidad, porque se la veía tranquila y relajada, casi feliz. 
Visto y considerando lo anterior, no puedo menos que quedar perpleja ante el hecho de que cada vez que la gata intenta entrar a mi casa (lo cual sucede con regularidad tres o cuatro veces por día, ni bien dejo abierta por un instante alguna puerta o ventana) la intrusa es fácilmente desalojada con la mínima y tenue lluviecita de agua del aspersor que uso para las suculentas del fondo, las más pequeñas y de maceta diminuta. 
Nooo... ¿Cómo van a pensar que sigo buscando excusas para no encarar la corrección de los trabajos pendientes? Me extraña araña. Y ahora disculpen, pero voy a replantar un gajito de malvón que ayer apareció arrancado en el frente, antes de hacerme el segundo café de la mañana y empezar a ver si algún día, quizás, en una de esas, tal vez. 
Buenos días.



La realidad supera a la ficción y yo quiero la resolución del misterio. De este y de otros. Qué pasó en realidad en la casa de mis abuelos antes de que ellos la compraran, qué contiene el pozo misterioso de la Oak Island*, para qué fue hecho el túnel que hay debajo del IAVA, por qué terminamos votando a este gobierno, por qué no se enamoró de mí aquel muchacho del siglo pasado, qué quiere decir cada carta que encuentro en mi camino, cómo es el más allá y todo eso. 
Misterios.




Tarde de misterios. 
Hace unas horas compartí la noticia sobre el extraño hallazgo del cadáver de alguien vestido como de oficina en una cueva del Etna, y esa noticia me llevó a revivir la curiosidad más grande de mi infancia, que tiene que ver con un pozo rarísimo y hasta ahora insondable en la Isla del Roble (Oak Island) en Canadá. 
Ahora leo en Mdeo Portal sobre Fosse Dione (Francia): una fuente tan profunda que nadie llegó nunca al fondo. Es un gran manantial que desde siempre ha estado arrojando alrededor de 311 litros de agua por segundo, llegando a 3.000 si llueve mucho. Los romanos lo usaban como suministro de agua potable, los celtas lo consideraban sagrado y durante el siglo XVIII se convirtió en sitio de baños. Respecto al misterio de su origen, algunos afirmaron que era un portal a otro mundo, mientras que otros estaban convencidos de que su fondo era el hogar de una serpiente gigante. 
En 1974 dos buzos profesionales bajaron en busca del fondo del foso pero encontraron su propio fin, incapaces de moverse adecuadamente por el abismo que se estrechaba. Igual pasó con otro buzo en 1996. El año pasado un buzo profesional llegó a los 70 metros bajo tierra, a más de 370 metros de la entrada de la cavidad, pero no pudo llegar al fondo.
"De momento, el origen del antiguo manantial sigue siendo un misterio, y con tres muertos en el intento de resolverlo no es de extrañar que los buzos no estén precisamente ansiosos por meterse dentro".
Que tengan un buen fin de jueves. 
Desmiento categóricamente todos los rumores de que ando buscando las menores excusas para retrasar la corrección de trabajos finales y proyectos varios de mis estudiantes. 
Mañana será otro día.




Semana de despedida de las practicantes. Unas les llevan señaladores de libros con poemas de Benedetti o con frases relacionadas al curso, bombones, galletitas y golosinas. Ellos les escriben saludos de despedida y se sacan fotos juntos en el patio.
Semana de ir a recorrer la biblioteca Central, sus libros antiguos, la preciosa escalera de caracol art nouveau y las habitaciones interminables repletas de libros (porque - como aclara con orgullo una de las bibliotecarias- esta es la segunda biblioteca más grande del país).
Semana de llevar a los grupos los trabajos artísticos de otros años y de empezar a ver los creados en 2021.
Semana de homenajes a Dino, de conversar sobre Peri Rossi, Ida Vitale y el Premio Cervantes, que terminamos enganchando como quien no quiere la cosa con el Quijote, sus libros, sus magias y sus locuras.
Semana de “profe, gracias por recomendar Barro Negro, fui el fin de semana y me encantó”, “profe, ¿donde puedo conseguir material sobre las lecturas esotéricas del Quijote?”, “yo voy a terminar loca de leer tantos libros”, “¿dónde queda esa biblioteca que dijiste donde nos prestan tres libros recreativos por quince días?”
Semana que tenía que ser de fin de cursos pero no fue. Menos mal que trabajo con un montón de pichones de don Quijote, que le ponen tanto color y alegría a cada hora que una por momentos se olvida de los aspectos de la profesión que no tienen que ver con los adolescentes.
Y en eso estamos.




Empezamos con la corrección de las escritos sobre “Macbeth” de la clase pasada. Después leímos “Problemas de la señora Macbeth”, de Liscano, y estuvimos relacionando a ambos personajes en sus coincidencias y diferencias. El tema de las tablas y los escenarios se conectó rápidamente al presente y a las expectativas de futuro de muchos de mis estudiantes de Artistico, y eso nos terminó llevando de la mano hacia Dino y a este texto que siempre me ha conmovido. Terminamos la clase conversando sobre el idealismo y la literatura como antesala del Quijote, mientras algunas estudiantes me pedían con un gesto que no les tapara el pizarrón, que estaban copiando la canción de Dino. _ La pueden encontrar en internet. - digo medio al pasar, pero ellas dicen que prefieren copiarla con su letra. A la salida dos de las chicas se quedan a preguntarme si había leído el libro que una de ellas empezó ayer y como les digo que no la lectora decide que me lo va a enviar por mail, a la vez que les muestro la foto de la mariposa que tomé en el último recreo y todas concluimos que esa mariposa es muy, muy bella. Martes de logros. Y así estamos.




Postales del post amanecer en mi barrio: el árbol que dos por tres es mutilado por los podadores, la antena donde se posan los halcones y la vereda de mármol donde todos nos resbalamos cuando llueve.




 No en cualquier liceo puede una estar empezando a ver el Quijote con un quinto Artístico y llevarlos en mitad de la clase de excursión a la biblioteca del piso de arriba para ver un Quijote de 1607. Las bibliotecarias les hablaron del lugar, de cómo era en el pasado usar ficheros para encontrar un libro, de las precauciones en el manejo de los ejemplares más antiguos y de las maravillas arquitectónicas del edificio. Los estudiantes hicieron preguntas,  recorrieron y se sacaron fotos en la biblioteca antes de bajar la escalera y volver al salón para charlar sobre el señor cincuentón que se volvió loco de tanto leer y leer.
No en cualquier liceo. 
Solo en el IAVA. 





En algunos tramos de la playa Pocitos el agua estaba hoy muy negra,  literalmente negra. 
La arena, en cambio, parecía más limpia que otras veces, tal vez porque había decenas de personas participando en una jornada de limpieza. Adultos y niños, todos con enormes bolsas de nylon semi vacîas, guantes de látex y coloridos chalecos de tnt recorrían la playa levantando pedazos de bolsas, restos de cigarrillos y tapas de plástico.
¿Hasta qué punto es buena la limpieza de tres o cuatro cuadras de playa si para encararla se genera un montón de residuos de nylon y latex? No sé. Capaz que no me gustó que la mitad de los voluntarios pertenecieran a una supuesta “escuela filosófica” que no me genera la menor confianza, en fin. Quizás la subjetividad me lleva por el camino de la desconfianza. Todo bien con los voluntarios, aplausos cerrados para ellos, pero… No sé. Algo no me cierra. 
Yo he participado en otras jornadas de limpieza, en lugares donde se necesitaba algo más que recoger restos de bolsitas o puchos, y ahí se retiraron toneladas (de verdad: toneladas) de basura sin necesidad de ponerle a cada uno un llamativo chalequito de tnt con el nombre de ninguna organización. 
Pero quizás todo está bien y soy yo que le estoy buscando la quinta pata al gato. No sé. Olvídenlo. Feliz sábado.




Con uno de los Artísticos el azar de los  paros y feriados fue tan  complejo que no nos vimos por mucho tiempo y solo les puede fijar la evaluación de “Macbeth” un día en el que ya tenían escrito de otra materia. Por eso mismo, a manera de compensación, les planteé un escrito en duplas, cosa que hicieron la clase pasada. 
Solo dos chicas decidieron realizarlo de manera individual. Uno de ellos aún no lo corregí; el otro resultó tener un muy buen contenido y vino con un plus de pequeños dibujitos ilustrativos en medio de las palabras. Ahí entendí (un poco) que la autora prefiriera la tarea individual. El arte (muchas veces) es un asunto solitario. 





2016: La otra Valizas 
Ya desde la caminata matinal por las Malvinas me di cuenta de que este no era un domingo como todos en la Barra de Valizas, porque me crucé con varios grupos de jinetes (hombres y mujeres, viejos y niños) que venían al trotecito desde Aguas Dulces por la playa, disfrazados (o vestidos) de gauchos y chinas. 
Al mediodía, mientras andaba deambulando por el pueblo, me pararon tres o cuatro súpercamionetas repletas de Agro Boys, todas con la misma duda: ¿dónde es el raid? Dónde es la criolla? 
Yo no tenía la menor idea, aunque en cierto momento empecé a escuchar voces: algo como una transmisión radial, con ese tono monótono y reconocible de los locutores de la vuelta ciclista. Mi hostel quedaba en las afueras de Valizas, así que no sabía si las voces provenían del pueblo o del campo, pero no era lejos.
Al principio me dejé estar, fui la encargada del hostel por un par de horas, bajé a la playa, volví, armé mi bolso... Hasta que a las 6 de la tarde vi que me sobraba media hora y decidí indagar de dónde venían las voces. 
No tuve que caminar mucho. A las tres cuadras vi movimiento de gente, doblé a la derecha y me topé con el ruedo. Era un lugar enorme que nunca había visto, lindero al campo a la entrada del pueblo. Decenas de autos y camionetas, camiones y un escenario tamaño cancha de fútbol donde se estaban domando caballos en pelo. El público había llevado sillas plegables y rodeaba todo el lugar: eran familias enteras, muchos de ellos con ropas tradicionales, que tomaban mate y comían empanadas y tortas fritas mientras miraban la doma. Al costado de la cancha (pista, ruedo, corral, lo que sea) estaba la cabina del locutor que iba trasmitiendo el evento, y también había un payador comentando los avatares de la tarde. Al fondo, inmóviles y atentos, unos quince gauchos montados en sus caballos adornados de lujo esperaban su turno para lucirse ante el publico y los demás competidores. Por todos lados había niños jugando, ellos con bombacha criolla, pañuelito al cuello y sombrero de ala ancha, ellas de vestido floreado y con volados. Cercana a la pista estaba la mayor concentración de público, y a sus espaldas un montón de puestos de comida: pasteles, helados, empanadas, bebidas y hasta una tienda de indumentaria criolla. Diez o doce copas doradas y relucientes aguardaban al momento de la premiación, sobre un estrado, y aquello era una fiesta (para mí) tan colorida como inesperada. 
No me gustan las domas, estoy en contra de ese espectáculo bárbaro y primitivo, pero debo reconocer que esta gente, más allá de las camionetas y la ropa nueva, eran paisanos de verdad y no montevideanos de plata disfrazados de gauchos. 
No había ni un hippie valicero en la vuelta; el único bicho raro era yo, que andaba evidentemente infiltrada y encima iba sacando fotos con un Ipad gigante imposible de disimular. Tampoco vi ni un pueblero: la gente que vive en Valizas no participó del raid. 
Charlé un rato con una viejita que me contó que había venido desde Lascano, fui saludada seductoramente por un gaucho de ojos verdes que no estaba nada mal y saqué montones de fotos, hasta que miré el reloj y vi que eran 6.25. Volví al hostel justo a tiempo para recoger mis cosas, despedirme de humanos y animales y arrancar a caminar hacia Rutas del Sol, en busca del ómnibus de las 7 de la tarde.





¡Aaah, la bondad y los buenos deseos de las redes sociales! Saben que no tengo pareja y me ofrecen caminos para cambiar mi situación (como la de otras 8999 “personas solteras nuevas”).  Lo que no entiendo es por qué mi media naranja debería jugar al tenis y vivir en Maldonado, pero, en fin, debe ser que no soy capaz de ver más allá de mis narices.




Estamos por empezar a ver el Quijote en un quinto; yo comento que perfectamente lo pueden leer solos, que es cuestión de acostumbrar un poco el oído al castellano propio del siglo XVII.
_ ¿Se acuerdan de Lazarillo, el año pasado?
_ ¡Sí! Era medio difícil pero se entendía.
_ ¿Y no les pasa lo mismo al principio con las series españolas?
_ ¡Fa, sí! Yo no les entiendo nada.- dijo una de las chicas- no siquiera cuando usan las palabras más comunes, porque articulan poco y van muy rápido.
A esa altura ya todos estaban dando su opinión y comentando las múltiples formas que nuestro idioma puede adoptar en distintos tiempos y lugares.
_ Profe, yo cuando llegué a Uruguay tampoco entendía nada. - acotó una chica que es tímida y suele intervenir poco en clase. -Me parecía que hablaban otro idioma, pero es que iban muy rápido.
_¡Ay, sí, me pasó lo mismo! -acotó una compañera venezolana- Las primeras semanas acá me tuve que acostumbrar, porque van volando.
_ Profe -intervino otra muchacha en voz muy baja- Yo vengo de Rivera y al portugués de Brasil lo entiendo perfecto, pero cuando veo una película de Portugal es como si fuera otra lengua; ¡no entiendo nada!
Y así llegamos a la conclusión (sin verbalizarla, que no hacía falta) de que hablamos y no hablamos el mismo idioma, que hay que prestar atención si queremos ver, leer o escuchar a alguien distinto a nosotros y que a fin de cuentas lo que importa es (tratar de) comprender y ser comprendidos, porque no hay un molde único en el que entren todas nuestras palabras (ni falta que hace).
El resto de la clase estuvimos conversando temas de ortografía y casi tengo que consolar a varias ante el duelo por el tilde (la tilde) perdida de “solo”. No había caso, no podían aceptarlo, y eso que la RAE lo eliminó desde antes que ellos nacieran, pero ya ven, en algunos aspectos todos innovamos y en otros somos de lo más conservadores.
¿La foto? No, nada que ver, pero es linda.
Buenas tardes.