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jueves, 21 de agosto de 2014

Manual de instrucciones

      


Tómense unas cuantas selfies y un par de fotos de comidas o de patas con fondo de mar. Agréguese un par de jueguitos para descubrir qué clase de dios, animal o piedra se es y mézclese todo con tres o cuatro estados en segunda persona dirigidos a Obama, a un perrito perdido hace meses o al ex ídem. También se puede condimentar la preparación con algunos mensajes cifrados con destinatario misterioso, que siempre quedan muy bien y son las delicias de los comensales. No más de un horóscopo o foto portadora de dinero en abundancia por día o el plato se hace indigesto, por favor. Hay que cuidar a nuestros invitados. De vez en cuando un enlace a youtube o una foto de animal adorable e incluso una crónica de bus, si lo prefiere. Una pizca de indignación ante las injusticias del mundo y ¡listo! Ya tienes pronto tu usuario de Facebook. Bon apetit.

lunes, 11 de agosto de 2014

Crónica de bus: agosto



Crónica de bus post gripe:


Hace una semana que no ando en ómnibus; subo al 405 y a los diez minutos termino gritándole a un tipo. 
¿Histeria? 
Yo creo que no. Es más: le gritaría de nuevo. 
Se había enojado con la guarda por un tema de momento, y comenzó a insultarla. Primero le dijo "mongóica" y después agregó "se ve que el marido no le pega y está precisando que le den", y ahí le pegué un par de gritos. Mi tono no fue pacificador pero no supe evitarlo, y de todos modos surtió efecto. Él hizo un amague de seguirla pero se calló y siguió hablando con su compañera de trabajo. Es un pobre tipo, está preocupado el ómnibus va lento y si llega tarde al laburo va a perder el presentismo, y eso puedo comprenderlo. 
Pero si hará falta trabajar entre todos... 




Crónica esperanzada

Casi no pasa un día sin que me enfrente a la misma situación inquietante. Alguien (hombre, mujer, viejo, joven, da igual) me mira, me reconoce, me habla, y yo no sé quién es.
¿Alguien podría desarrollar una aplicación para reconocer personas disimuladamente? Algo como dirigirle el teléfono, apretar una tecla y que me aparezca: "la ayudante de la peluquera", "tu tía Fulana", "el señor de la esquina". 
Plis. Hágala alguien, antes de que mi magra memoria colapse del todo. Espero ofertas.


Crónica a lo Gran Hermano


"¡Ando tan complicada! La mamá de él ya no puede quedarse sola. El otro día se fue a lo del nieto y dejó una olla de comida en el fuego. Aquel llegó, agarró la llave y salió corriendo. Sale humo de lo de mamá, dijo. ¡No sabés! Las piernas me temblaban. Por suerte no estaba, pero aquello era un desastre. Negra quedó la pared. La hija dijo que iba a ayudar, pero nada. Al principio se la iba a llevar una vez cada quince días, y nada. Ni siquiera quiso poner plata para pagarle a una señora. No, no, no, está mal. Lo bueno es que el Pedro se está quedando con ella. Menos mal, porque si no, no sé, me partiría en mil pedazos. Hay noches que ni duermo, pensando en la que se me viene, porque mi mamá también..."

Hoy pintó drama en el ómnibus. No hay cantores de ocasión pero sí un capítulo de reality contado a un interlocutor invisible al otro lado del teléfono. Solo que acá el Big Brother no is watching you, pero te escucha.

La intimidad es cosa del pasado. 



Crónica de la cautividad

Primero sube en mi parada un gordito chileno de chivita que toca un tema andino. Después aparece Omar Freire (el del Movimiento de Liberación Masculina) y en seguida dos flacos de una ONG con sobrecitos de especias. Mientras uno ofrece el producto y explica los logros sociales de su fundación el otro matiza cada enunciado con frases del estilo de "Amén, hermano", "Dos te bendiga", "gracias padre". No terminan más, lo que me impide chusmear de qué habla el loco de Freire con su amigo veterano, hasta que todos se bajan en Propios y el sonido de "la banda de NBA" del chofer se adueña del 103 y de nuestros pobres cerebros y oídos cautivos.
¡Liberad, liberad, a los presos por viajar!



Crónica con pedido


Sea buena persona, por favor. No mienta.
Si un amigo o conocido le comunica que tiene ganas de ser músico de ómnibus y usted conoce de antemano sus ladridos y desafines, no le dé para adelante, se lo pido por favor.
Háblele de lo mal que suena su guitarra, de cómo le erra a la letra, de cuántos gallos da por tema. Si hace falta, enciérrelo. Llévele una viandita, algo, lo que sea, pero no lo deje salir a torturar inermes pasajeros de bus.
Se lo pido de onda.
Sea buena gente. Diga la verdad, por favor.
Muchas gracias.



Crónica de mediodía en un 316

Tiene unos sesenta años, es flaco y canoso.
_ Como pueden ver, no traje la viola. En primer lugar, porque no tengo viola, y en segundo, porque no sé tocar.

Y arremete a capella con algo que identifica como "un tema del hijo de Los Iracundos, Gustavo Lima". Título: "Mamarracho".
_ Fue tan solo fantasía lo que el mundo me brindó
cuando más me lo creía más abajo me dejó
y los sueños que tenía siempre terminaban mal
y era solo un mamarracho que soñaba más y máááás...
Interpreta toda la canción leyendo unas hojitas de papel donde tiene copiada la letra con grandes letras mayúsculas muy marcadas en lapicera azul. Comienzan a darme ganas de llorar, pero el señor sigue.
_ Me pasé ya muchos años perdido en la oscuridad,
mamarracho, mamarracho era yo un tiempo atrás
pero al conocer a Cristo todo empezó a cambiar.
Ah, bueno. La cosa viene con mensaje religioso.
Mientras el hombre grita y desentona de lo lindo hay una mujer sentada adelante que está tentada de risa y más allá hay un hindú que no se entera de nada porque duerme profundamente. El canoso termina su canción, por fin, pero algunos aplausos caritativos (entre los que, nobleza obliga, debo decir que están los míos) le dan nuevo impulso para arremeter con otro tema de Los Iracundos. Ahora acentúa MUCHO algunas sílabas y divide las palabras por la mi tad, como si qui siera ase sinarlas o aton tarlas por lo me nos.
_ Cuando llegas tes a mi vi da mi cami no allanas tessss...
El segundo tema es aún más religioso que el primero y esta vez no tiene aplausos pero eso no impide que haya un tercero. Comienzo a pensar si no será que solamente quiere garronear un viaje de Pocitos a la Unión pero no estoy segura, cuando de pronto escucho la fórmula mágica de la liberación auditiva:
_ Muchas gracias por la atención prestada, y será hasta la próxima oportunidad!!
Nota mental: de aquí en más sacar siempre boleto de una hora, por las dudas. Que el morocho rapero hace meses que no aparece pero su escuela tiene muchos seguidores, y su nombre parece ser Legión.


Crónica de un reencuentro inesperado

_ Vamos pasando, señores. Un poquito más por favor si son tan amables.
_ No llego al pasamanos...
_ No puedo correrlos yo pero un poco de lógica, señores: si ven un espacio se corren.
_ Perá un poquito que ahora me corro...
_ ¡Listo, vamos!
_ ¡Ay!
_ ¡Aguantá, aguantá! Que nos quedaba uno abajo.
_ Le quedaba uno y medio, señorita, porque la puerta me iba a agarrar a mí.
_ Ah, igual la puerta es de goma, no pasa nada.
_ Bajo en la que viene.
_ A medida que vamos bajando vamos pasando, señores
_ ¡Cof, cof, coooof!

Mi crónica queda súbitamente interrumpida por una mirada rápida al origen de la tos de perro. Un gorrito de lana, una cara mapeada de arrugas inconfundible... ¡La vieja!
¡La vieja de la semana pasada sigue tosiendo!
Listo. 
Cerrá y vamos.



Crónica nocturna

Por la noche y desde la ruta todo se ve diferente. 
Canelones es un crucigrama perfecto de luces amarillas.
El cerro de Montevideo despliega un cofre de tesoro sobre el horizonte.
La Teja: bosque de luciérnagas con dragón al acecho.
La rambla portuaria dibuja doscientas líneas de luz paralelas en la quietud de la bahía.
Todo se ve distinto, hasta que Montevideo termina de recibirme y vuelve a ser de nuevo un paisaje que conozco.
Es bueno volver a estar en casa, aunque la ausencia no pasara de media jornada.



Crónica del miedo ajeno

Me miran. Creen que disimulan bien, pero me doy cuenta. Las viejas del 316 me miran.
Ven mis ojos llorosos, perciben mi actitud corporal que denota que he conocido mejores días,y sin embargo no me miran con pena o compasión, sino con miedo.
Ellas saben que no vengo de una pelea con mi marido ni de un disgusto con alguno de mis hijos sino de una noche de toses y mocos, y se mueren de miedo de que un estornudo intempestivo las contagie.
Las viejas saben.


Crónica de lunes


El 316 consideró que iba demasiado lleno como para arriesgarse a parar en la cooperativa y siguió de largo, pero el 103 que me tomé como Plan B iba bastante bien y me permitió sentarme y todo, aunque en uno de esos asientos de dos personas al fondo, en los que uno se siente un poquitito subestimado en sus humanas proporciones. 
Igual no me quejo. Sobre todo porque no sé a quién.

Cuando bajé en Comercio el 405 ya estaba por arrancar pero merced a un 141 que le trancó el paso unos minutos pude acceder a mi pasaporte a la llegada con tiempo al colegio. Quedó un asiento libre que ocupé de inmediato, aunque con cierta conciencia periférica de los movimientos de una silueta petisa y regordeta que a medio metro consideró que podía litigar por el puesto. No pudo, aunque unas paradas después sí le garroneó el asiento a otro y comenzó su tarea de apretujarme contra la ventanilla, mientras el de enfrente me pide que le avise "en el zoológico" donde ya le avisé que no pasamos, y suspira y bufa todo el tiempo a la vez que insulta a nadie en particular y mira el reloj cada dos minutos.
Ya pasado el shopping la cosa se alivia, e incluso un muchacho responde tranquilamente mientras otro le vuelca parte del mate sobre su humana anatomía. El mateado va con la novia, y son unos tiernos, planeando encontrarse más tarde. "No te muevas de ahí, mirá que no me queda saldo para mandarte mensajes, eh?" "No, me quedo ahí, quedate tranquila". 

Arrancó el lunes; allá vamos. 
Guarda, en la próxima!



Crónica acusatoria

_ ¡Seguimos pasando, señores, que todos vamos a trabajar!
La guarda es muy comunicativa y va de buen humor. Tiene miedo de que alguien la engañe (porque el 405 va repleto) y pregunta muchas veces si todos tienen boleto. Se pone contenta cuando bajan muchos, porque queda lugar, y si desciende una sola persona se manifiesta desconsolada:
_ ¿Uno? ¿Uno solo baja?
Está atenta a todo:
_ Ojo al bajar, abuela, usted que tiene un ojo tapado, ¿eh?
Ya en Avenida Italia la cosa se descomprime un poquito. Vamos oyendo Tribalistas, y yo pienso que soy la única que no puede evitar el acompañar bajito "Vocé é assim um sonho pra mim, vocé é assim" cuando oigo a un muchacho al lado cantar lo mismo. Va con un jugo en la mano y tengo que apartar mi mente de catastróficas imágenes de una caja de algo dulce y anaranjado cayendo en una frenada sobre mi vaquero claro, a la vez que intento no percibir la tos de hospital de la vieja que va a mi lado. Si muero de pronto, ya saben quién me contagió, búsquenla: la cara es un mapa de arrugas, lleva un sombrerito de lana beige y anda con una bolsa roja de "Las Marietas" que seguramente le regaló la patrona con alguna ropa usada. Ya está vieja para laburar, pobre, y sigue tosiendo; ha tosido diez minutos seguidos.
Delicias de viernes matinal para los que disfrutamos del servicio de transporte público capitalino.




Crónica musical

El 103 ya sale de la Aduana a toda cumbia.

"Naciste perfecta y contigo he soñadooo... Ya no puedo evitarlo más...estoy enamorado de tiiii! Naciste perfecta como sol de verano, como lluvia de otoño que cae por mis maaanos...."

"Procuro olvidarte, haciendo en el día mil cosas distiiiintas..."

"Y ahora otro ocupa mi lugar, otro duerme junto a ti... Es difícil olvidar que mi camino se ha acabado, que sin ti no valgo naaaada..."

En medio de eso suben tres péndex con rastas y guitarras que arrancan a cantar: "And I say heeeey. Heeey... What's going on?", y sonríen, nos hacen cantar y nos devuelven la fe en el 103 nuestro de todos los días.






Crónica feliz


No hay una nube en el cielo, voy sentada en el 316 oyendo a Cerati por la radio del bus y no tengo ni un escrito para corregir en casa.
Este va a ser un buen lunes.
(Parafraseando a Voltaire, aunque no todo son flores en el mundo, es preciso cultivar nuestro jardín; este no es el mejor de los mundos posibles pero cada uno la lucha como puede, en el pequeño pedazo de tierra o de cielo que le ha tocado en suerte)



Crónica de 405 en la noche

"Tú... No podrás faltarme cuando falte todo a mi alrededoooor. Tú... Aire que respiro en aquel paisaje donde vivo yoooo"
Ya era malo con Franco Simone. Versión cumbia es sencillamente insoportable.
Oooom. Aguante el silencio.