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domingo, 1 de mayo de 2022

Mayo de 2022


Imaginate que sos una mujer y vivís sola. Una tarde vas a lavar las dos tazas que han quedado en la pileta con restos de café de lo que va de la jornada y al tirarles agua encima te das cuenta de que de una de ellas salen unas hojitas verdes y la colilla de un cigarro. ¡Una colilla! Hace días que no recibís gente en tu casa y ni siquiera han entrado las gatas vecinas; ¿de dónde diablos ha salido esa colilla? 

Imaginate que sos un poco perseguida y que te pasás leyendo novelas policiales. Permanecés un rato inmóvil pegada a la pileta, mirando la colilla con expresión pensativa mientras tu cerebro trata de atar cabos. ¿Alguien se ha metido en tu casa? ¿Alguien tiene una copia de tu llave y acaba de dejarte una pista? ¿Alguien que es un psicópata o tal vez un delincuente? ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cambiar la cerradura o revisar toda la casa en busca de nuevas huellas? ¿Cómo m... llegó esa cosa a tu taza de café de la mañana?

Imaginate que después de varios minutos de incertidumbre te das cuenta de que hace un rato vaciaste el agua de una botella en la pileta, botella en que habías puesto la flor que te dio un alumno la semana pasada para compensar su llegada tarde, botella que venía de una venta callejera en Capadocia atendida por un turco de hermosos ojos y voz de telenovela. 

Listo. Aclarado el misterio. Cargué sin saberlo adentro de una botella una colilla de cigarro (y tal vez unas hojitas) durante 12.275 km, km más, km menos. Esto no puede ser, qué desprolijidad la de esa venta callejera, creo que tendré que ir a quejarme a Capadocia. Me tiño las canas, compro unos maquillajes y voy. Ese turco me va a oír. Imaginate.





Noche cerrada en el otoño. Oscura, solitaria, sin viento. Camino rapidito, no por miedo sino porque me dormí unos minutos post despertador y peligra la posibilidad del café de la panadería antes de entrar a la primera clase.

De repente, pasos a mi espalda. Alguien se me acerca, alguien que viene probablemente de championes y avanza velozmente por la calle (nadie usa las veredas en mi cooperativa durante las horas en que hay poco tránsito; los mármoles son bellos pero a veces resbaladizos). 

Los pasos suenan ya a un par de metros. Repaso mentalmente lo que podría lamentar perder si soy robada. En mi mochila no hay escritos de mis alumnos, el top 3 de lo valioso está constituido por el teléfono, los lentes y dos libros de pintura (Picasso y Dalí) que llevo para ilustrar las clases sobre vanguardias con los de Ingeniería. 

En medio de los pasos que se me vienen, un sonido tranquilizador: el del roce de las piernas en un jean demasiado justo. Es una mujer. Por un momento se me pone al lado. 

_Buenos días.

_Hola. 

_Voy apurada porque llego tarde.

—Ya te veo: ¡vas volando!

_ Es que tengo que combinar dos. Nos vemos.

_Chau, suerte. 

Poco a poco supera mi paso y comienza a tomar distancia. Y así termina mi primer diálogo con unapersonadesconocidaquemeconoce en lo que va del año. Venía bastante bien, pero el invierno y sus múltiples abrigos no dan para andar identificando gente. 

Ni bien llego a la parada pasa un 100 que viene con asientos libres. Quizás el tiempo sí me dé para el café de la panadería.

Buenos días.




Café literario en el quinto Científico que aún no lo había tenido. 

Conversamos sobre el Día del Libro, la Biblioteca Nacional, las estatuas de Sócrates, Cervantes y Dante, la Escuela de Bellas Artes, el concurso literario y la suelta de libros que se hacía hoy en el barrio (“Ah, yo vi unos hoy temprano en la puerta del liceo… pensé que eran de alguien”).

Sobre la mesa una bacanal calórica y 98% dulce. Uno de los estudiantes (Joaquín) llevó salchichón de chocolate y otro (Horacio) carriot cake, hechos por ellos. Manos que no identifico en la montonera del comienzo fueron dejando alfajores, bizcochuelos, budín casero, ojitos, wafles, bizcochos dulces y salados, medialunas, refrescos, vasos, jugos. 

_No tenemos servilletas- digo cuando el salchichón me mancha los dedos al cortarlo.

_No te preocupes, profe, las hacemos.-dice alguien que se pone a cortar en pedacitos una bolsa de papel para crear servilletas. 

_ ¡Ah, pero ustedes son re organizados!

_ Es lo que tenemos…

_ Bueno, ¿empezamos la lectura?

_ Dale.

La mitad habían llevado textos. Todos escucharon. En caótica sucesión fueron desfilando Quiroga, Rowling, Hesse, un libro de autoayuda, poemas propios, guiones de películas transcriptos por ellos, Idea Vilariño, Borges y otros tantos. Yo les leo el comienzo de El hermano mayor, y varios me lo piden para apuntar el nombre. Uno me cuenta que se llama Horacio por el Tato López, y que una vez que se lo encontraron por la calle le contaron. En el recreo los del grupo de al lado aprovechan a comer algo y a segunda hora se nos cuela una chica con nombre de ninfa que aseguró estar en hora libre y terminó leyendo un texto. 

_¿Qué hacemos con toda la comida que sobró?- pregunto mientras acomodaban de vuelta los bancos en la parte escalonada de la clase.  

_ Ah, no te preocupes: dejamos ahí en una silla y vas a ver que en el correr de la mañana se va todo. 

_ Bueno. Chau.

_ Nos vemos. 


En mi hora puente pego un par de afiches del concurso literario del liceo, charlo un rato, invito con galletitas a los Artísticos del año pasado, doy una hora de clase con los de Ingeniería y cuando entro al último grupo los encuentro serios y silenciosos. 

_ ¿Pasa algo? 

_ Sí. Queremos saber por qué nosotros no tenemos café literario. 

_ ¿Y no era hoy??

_ No. No nos dijiste nada. 

_ Uh... Me olvidé. ¿La clase que viene, les parece? 

_ Bueno. Mejor porque entramos a primera: es como un desayuno. 

_Perfecto. 


_Es que tu materia da para hacer esas cosas.- comentó una compañera en el recreo cuando le conté en qué andaba. 

Mi materia da para hacer estas cosas, es cierto. Si hubiera seguido mi primera opción (que era Geografía) o la segunda (Química) tal vez hoy no estaría tan contenta (ni tan cansada), pero así se han ido dando los caminos de la vida y los encuentros. 

Y en eso estamos. 





Medio horóscopo para hoy, según la inefable sección Eme, a la que recurro a veces, sobre todo cuando llueve y no tengo ganas de hacer nada. 

Aries: Hoy es el día correcto para empezar cualquier tipo de actividad.

Géminis: Busquen a Aries.

Virgo: No se aíslen, busquen a Aries y Sagitario y les irá mejor.

Libra: Busquen a Aries que serán los únicos que los ayudarán en el día de hoy.

Capricornio: Eviten a Aries y busquen a Libra que los necesita mucho.

Piscis: Busquen a Aries que los ordenará bastante.

¿En qué quedamos, Eme? ¿Podemos iniciar algo o nos vamos a pasar ayudando a otros signos y evitando a Capricornio? A la final qué somos, nosotro´, eh? ¿Los Florence Nightingale del zodíaco? Pucha digo...




Una se levanta, se baña, se pone ropa limpia, se lava el pelo y cuando baja a desayunar resulta que el gato decide que ese es un excelente momento para usar (mal) la bandeja sanitaria. Una se convierte en peón de limpieza y no dice nada, pero por dentro empieza a pensar consignas de muerte al gatriarcado.




Retazos de martes en el IAVA

*Café literario en tres grupos por el Día del Libro de este jueves.

*Galletitas y bizcochuelos hechos por ellos, tortas saladas, refrescos. 

*Profesora que al comenzar dice “Pero acá falta el alcohol”. Grupo mudo. “¡En gel, digo, alcohol en gel para limpiarnos las manos antes de comer!” “Aaaaaah…”

*Lectura de poemas, de cuentos, de fragmentos propios y ajenos. Libros que salen de mochilas, páginas impresas, libretas con textos copiados a mano, celulares. Una hoja de cuaderno dobladita que queda al costado de alguien que a última hora no se anima. 

*Comentarios, aplausos, recomendaciones.

*Alguien lee a Sor Juana, a la que llegó por un video de Tik Tok.

*Poe, Salinger, raperos españoles, instagramers, Neruda, Benedetti, Gorostiza.

*El primer grupo es el más simpático, el segundo trae comida como para un año, el tercero va a comprar a último momento.

*Un poema de Delmira, una página del Tato López, un cuento de El hombre que calculaba, un poema de Cristina Peri Rossi.

*Información extensa, detallada e imposible de reproducir acerca de las batallas de gallos en España y en Uruguay. Porcentaje de mujeres: 5%. ¿Hay gente grande? Sí, dicen. ¿De más de cuarenta? Ah, no, tanto no. 

*En los dos primeros armamos un círculo con las sillas alrededor del escritorio, en el último la mitad nos sentamos en el piso de madera, con una mesita ratona que pedimos prestada del patio por un rato. 

*Alguien lee un acróstico que escribió una vez para reconciliarse con su novia. Comentamos que el poema es muy bueno, pero no le preguntamos el resultado. 

*En el primer grupo recibimos una visitante y en el segundo los invitados ya son cuatro o cinco. Aclaran que no vienen por la comida sino para escuchar lo que se lee. Me aseguro de que en verdad tengan hora libre, por las dudas (y la tienen). 

*La adscripta viene y escucha la lectura de dos textos, hasta que el trabajo la reclama fuera de la zona literaria.

*Un fragmento de guion de cine, el comienzo de Oliver Twist, el final de 1984.

*Traducciones propias de textos que no están en castellano.

*Alguien lee un poema del Cantar de los Cantares (en castellano) y después lo canta maravillosamente (en hebreo).

*Un muchacho trae el libreto de “Aeroplanos” y leemos un fragmento entre los dos. Yo la fui a ver hace años, les cuento, actuada por dos viejos maravillosos. “Uno de ellos es mi abuelo, dice el muchacho, el otro es Julio Calcagno”. Mi alumno es el nieto de Pepe Vázquez. ¿Y vos viste Aeroplanos? “Claro, profe, fui al estreno. Mi abuelo siempre me lleva”. 

*Los invito a participar del concurso literario que lanzamos esta semana en el liceo.

*Las horas vuelan y al último timbre ni siquiera lo escuchamos. 

*Todos los salones quedan impecablemente limpios y ordenados, y no hay que pedirle a nadie que colabore.

*Mientras salimos la charla se continúa animada por pasillos y escaleras. 

*La profesora vuelve a su casa sonriendo.




Situación de liceo

Quinto Científico, 5 minutos pasados de la hora de entrada. Se abre la puerta, entra un estudiante. 

Él: _ Sé que estoy llegando tarde, profe. Esto es para usted. (me alcanza una flor)

YO (sorprendida): _ Gracias.

La clase aplaude. 

Seguimos con el tema. 

Voy a pasar el resto de la mañana respondiendo a los otros grupos que preguntan quién me regaló esa rosa y a cada uno le voy a  aclarar que no es rosa, que es clavel. 

Situaciones imprevisibles, pero lindas. 

Fin.




John Convertino le dio like a un comentario mío en la página de Calexico, la la la! 🎵

O capaz que fue el CM de John Convertino.

El CM de John Convertino Private Page. 

El CM de John Convertino Private Page que tiene 0 seguidores. 

Ta, olvídenlo. 

Feliz lunes. 

La, la, la… 




El viernes la Marcha del Silencio, ayer el libro de Mántaras y hoy en la Sala Lazaroff de mi barrio El tiempo sin libros, una obra que tiene que ver con qué recordar, qué contar, qué callar (y ahí aparecen la dictadura, la cárcel, el exilio, media obra con los ojos llorosos, ufff…). Estoy emocionalmente agotada: necesito un fin de semana para reponerme de este fin de semana. O un chocolate. O café no descafeinado. O muchas horas de sueño. O un nuevo gat… Eh… Nada, nada. No he dicho nada. Continuemos con nuestra programación habitual. Buenas noches.




Se llama Candela, tiene 24 años, es maquilladora y manicura. Hace un par de meses salió de su casa sin haber comido nada desde el día anterior. Estaba yendo a encontrarse con una conocida a ver si le podían ofrecer un trabajo de lo que fuera, hacía veinte minutos que esperaba la llegada de su tren y lo último que recuerda es que vio la luz blanca del vehículo que se acercaba y en ese momento se sintió muy mal. Quiso decirle a la persona que tenía adelante, pero no llegó. El desmayo la arrojó directo a las vías del tren; la escena de la cámara de seguridad muestra de manera brutal cómo parece ser engullida por el vagón y cómo las personas a su alrededor se agarran la cabeza con horror e impotencia. 

Unos segundos más tarde las mismas cámaras (incrédulas) arrojan una imagen de todo punto imposible: varias personas sacan a la chica de abajo del tren; está viva, consciente, incluso puede ponerse de pie y caminar. 

Candela recuerda confusamente estar tirada en el andén y tener un médico enfrente; todo lo demás le ha quedado en el olvido. La caída no tuvo más consecuencias que una costilla quebrada que le perforó el hígado (situación de por sí importante, pero nimia en relación al accidente). 

Ayer la entrevistaron en un programa: contó que no solo cambió su percepción de la propia vida sino que a raíz de la difusión del suceso alguien le ofreció trabajo de lo que sabe hacer, y ahora está muy contenta. 

¿Casualidad o destino?

Nada más para agregar.

Feliz domingo. 

Carpe diem.




Cleopatra fue una reina egipcia de origen griego de quien todos sabemos algunas historias o hemos visto una película. Los historiadores de su época, a diferencia de los directores de Hollywood, no la describen como especialmente bella sino como una mujer sumamente culta, ingeniosa, con una hermosa voz, seductora. Vivísima para las intrigas políticas, hablaba siete idiomas, no necesitaba traductor para entenderse con otro jefe de Estado y fue la primera de quienes gobernaban Egipto que pudo hablar a su pueblo en su propio lenguaje. 

Aún así pasó a la historia como una mujer de belleza increíble. "La belleza física fue la única y torpe manera en que Hollywood logró traducir algo etéreo e inasible: el encanto", dice Juan Skliar en una columna sobre el tema. 

Una manera como cualquier otra de llevarnos a asociar el poder de una mujer con su belleza física, algo que viene medio de chiripa, que poco se puede cultivar y que indefectiblemente se va a  esfumar con el paso del tiempo. 

Feliz sábado.




No suelo ir a presentaciones de libros (ya no) pero a la de hoy no podía faltar, más allá del frío y del cansancio. “Amores prohibidos”, de Graciela Mántaras Loedel, su primera novela, 14 años después de su muerte.

Como en todas las presentaciones hubo recuerdos, análisis, vino, charlas, conocidos. Pero hubo más. Hubo un hijo dicharachero y simpático mostrando el cuadro que yo tantas veces había visto en la vieja casa de Bello y Reborati donde Graciela nos invitó a estudiar, a tomar café y a charlar de la vida. El cuadro de un antepasado cuya viuda, enterada tras su muerte de la existencia de una familia paralela en otro país, decidió vengarse de la única forma que podía, que fue cortando un trocito de la tela cada día hasta que la propia muerte le impidió continuar con su tarea. De la historia de ese antepasado y de otras muchas parece que trata la novela. De los amores clandestinos del señor barbado con una jovencita en la ropería del Teatro Solís, en encuentros furtivos que se repetían puntual y esporádicamente una vez por año (“tranquila, María Inés, que fue en el siglo diecinueve, eran gobiernos colorados”). 

Precisamente María Inés Obaldía fue quien a continuación nos contó la historia de la sala en la que estábamos, a la izquierda de la entrada principal del teatro, sala que antes había sido un restaurante y hoy estábamos inaugurando como nuevo espacio cultural de Montevideo

Fue un encuentro mágico. Entre las voces de hoy me quedó con las dos ultimas. Primero Jorge Arbeleche contando cómo Graciela, que ya tenía ganado el concurso para ser Inspectora de Literatura, se bajó del mismo para dejarle su lugar (“este es tu tiempo, el mío vendrá dentro de unos años”). Después una señora (“yo no soy escritora ni profesora: yo soy enfermera”) que fue la encargada de la biblioteca Tota Quinteros en Solymar, donde Graciela fue, ya jubilada, a ofrecerse como trabajadora voluntaria. “Primero la pusimos a hacer las tarjetas de los libros, después cada vez que venía un chico a que lo ayudáramos con un examen ella le daba clase y recomendaba libros, con tanto éxito que al final tuvimos que empezar a dar números, porque no dábamos abasto”.

Gente luminosa con la que una se cruza por la vida. 

“Oro en polvo”. 

Vuelvo a casa feliz con mi libro nuevo, y ya no importan el frío ni el cansancio, porque Graciela aún tiene algo que decirme y ante eso no puedo más que ser toda oídos, ojos, corazón. 

Y en eso estamos.




Diálogo de liceo

6to Ingeniería

Yo: _ El siglo XX fue un período de profundos cambios y grandes avances para la humanidad. ¿Cuál les parece que pudo ser un hecho relevante de esta época a nivel cultural?

El mejor estudiante de la clase: _ ¡El nacimiento de Madonna, profe, eso no se discute!




Hace unos días algunas compañeras del IAVA organizaron un Cine-Foro para docentes y para el personal del liceo en general: vimos un documental sobre el servicio doméstico en Uruguay y su relación con las mujeres afrodescendientes (por no decir negras, que para mí suena mejor pero en fin), lo comentamos y compartimos unas cositas calóricas con té y café, como corresponde. La idea es repetirlo cada mes, a veces con documentales, a veces con películas (un poco copiándole a los estudiantes, que lo vienen haciendo desde hace años y con todo éxito). 

El documental ("Atrás de la vajilla", está en Youtube) duraba menos de media hora y consistía en darle voz a diversas mujeres, la mayor parte de ellas provenientes del Norte profundo. Una de las entevistadas en particular casi me hizo saltar del asiento: ¡era igual a mi abuela! No en el color de la piel o de los ojos, pero los rasgos del rostro y la forma del pelo rebelde a todo peine eran igualitos. Lo comenté, sorprendida, con mis compañeros: mi abuela, rubia y de ojos azules, oriunda de Cerro Largo, era igual a esta señora morocha de Tacuarembó. Pero capaz que eran cosas mías. 

El fin de semana que mis viejos estuvieron en Montevideo me acordé del tema, busqué la entrevista y se la mostré a mi madre sin decirle nada.

_ ¡Es igualita a mamá!- fue su comentario. 

Y ahí nos quedamos, porque en el mundo lejano y sin reglas de Cerro Largo de principios del siglo pasado no hay cómo andar investigando raíces, pero yo no me olvido que una vez una señora vidente me dijo que por ese lado de la familia (precisamente por ese, en el cual hay varias personas que van por la vida llevando a cuestas un racismo apenas disimulado) yo tenía antepasados africanos. Directamente de África, eso es lo que había dicho (y a mí me encantó, porque si algo me gustaría en la vida es descubrir que en mi árbol genealógico hay algo más que criollos pálidos y rubios deslucidos). En su momento no le di mucho corte, porque todos los hermanos de mi abuela eran rubios, de ojos claros y piel rosadita, peeeero… Quién te dice que mis rulos y mi amor por las Llamadas no sean producto de la casualidad. 

Y en eso estamos.





Mis caravanas cambian de color. Me las vendieron en Turquía como hechas de una piedra llamada “sultanita”, según ellos tienen siete colores y siempre al atardecer se ponen verdes, pero las mías la mayor parte del tiempo oscilan entre caramelo y amatista y solo hay un lugar en que se ponen re verdes, y es en el baño del IAVA. #EmosidoEngañado.





Voy rumbo al IAVA  en plena noche y con alerta naranja. Ahora no llueve, pero hace un rato se descolgó un bombazo impresionante. Por la zona de 8 de Octubre y Pan de Azúcar veo entre las sombras de la vereda dos siluetas humanas tiradas en el piso, tapadas con cartones. ¿Que se hace en estos casos? Nadie puede mandar a prepo a un refugio a un ser humano que se niega, pero me pregunto si esa será la situación… ¿Hay lugar para todos en los refugios? ¿Se recorren las calles las noches de alerta para convencer a los que-por las razones que sea- están durmiendo a la intemperie? Gobierne quien gobierne, este no es un post político. Simple humanidad preocupada por el prójimo. 
Saludos desde el bus. Crucemos los dedos para que el pseudo ciclón no se descuelgue. Buenos días.





Leo un post en Twitter que me identifica plenamente: "A esta hora envío mi abrazo a todas las mujeres grandes no-madres que hoy disimularon su desconcierto o dolor al recibir múltiples "¡feliz día!" por parte de desconocidos. El día está llegando a su fin."
Me pasó ayer, me pasa cada año. La gente saluda por el día de la madre a cada mujer que se cruza, y no está bien. A mí no me hace nada, pero ¿y si no hubiera podido tener hijos? ¿Y si lo hubiera perdido, o lo tuviera muy lejos o estuviéramos peleados? ¿Hay que parar a cada desconocido y explicarle? 
Es como decirle "abuela" a cada anciana: cosas que atrasan, no van más. 
Pequeñas deconstrucciones pendientes.





Cosas raras del despertar de esta mañana:
1. Es lunes feriado (hacía como un año que no había uno, sin contar el de post Turismo, que lo pasé desarmando valijas y esas cosas). 
2. Cuando abrí los ojos  y miré el reloj eran las ocho (hace muchísimo tiempo que naturalmente me despierto entre seis y siete, trabaje o no trabaje, trasnoche o no). 
3. Llovía (mis plantas agradecidas).
4. Había soñado con Messi, Tinelli, Noelia Custodio y Andy Kusnetzoff, pero no en el mismo sueño: cada uno tenía un segmento narrativo. Messi había introducido al país unas plantas exóticas que iban invadiendo todo, Noelia se deshacía de unas piedras tirándolas a uno de los corrales de Tinellí y Andy K explicaba por qué él merecía ganar el Martín Fierro de oro. Ponele que escucho Perros de la calle y miro videos de Noelia, pero ¿los otros? Raro. 
Buenos días, feliz previa de la Batalla de las Piedras.



Mi razonamiento fue: ya que no pintó Feria del Libro en Buenos Aires, vayamos a por libros a Tristán. Y fui. Vuelvo con mi bolsita de mandados cargada de páginas pero también de quesos, semillas y cosas varias. 

Vi varios músicos ambulantes. 

Hice malabares para no pisar a un hombre dormido sobre la vereda. 

Escuché diversos idiomas. 

Charlé con un librero lindo. 

Charlé con otro librero lindo. 

Charlé con un tercer librero lindo. 

Creo que me gustan los libreros (lindos).

Busqué y no encontré plantas de margaritas.

Me pregunté por qué no se permite más vender perros y gatos pero sí peces y conejos. 

Compré una suculenta. 

Y me tomé el ómnibus de regreso, que viene tranquilo y silencioso. Mi chofer cantador de la mañana debe estar deleitando a otros oídos. 

Buenos días.




“Ya no se trata de fundirse piel con piel

algo tan simple como un hombre o una mujer, es algo más que se hace inexplicable, son esas ganas que me dan interminables; sigue tu truco y no pares que me vas a enloquecer. Tú tienes maaaaagia!” 🎵

Saludos desde el 103 dominguero, donde el chofer y Gerardo Nieto vienen cantando a dúo y a todo pulmón mientras avanzamos tranquilos bajo el sol de la mañana. Canta bien, el chofer, y saluda muy simpático a todo el que sube a su mundo de veinte asientos. 

Tú tienes maaaaagia!




¿A ustedes también les pasó que para el fin de semana largo pensaron Buenos Aires y de paso Feria del Libro, después era mucha plata y tiraron un Valizas pero ante el hostel cerrado hicieron planes de Colonia Salto La Paloma y al final la mañana del sábado los encuentra viendo videos de gatitos antes ariscos y ahora súper adorables? 

Saludos desde la mañana soleada en mi casa, haciendo seriamente un esfuerzo por romper la forma pensativa (con perdón de Valéry). 

Ampliaremos (la forma). Buenos días.




¿Qué significa que una sueñe que se encuentra con un ex y él le dice que ahora es menonita? 

Ni siquiera tengo muy claro quiénes son los menonitas, salvo que son una rama religiosa medio extrema, tipo amish. 

Se ve que mi inconsciente está sacando palabras de lo profundo de la memoria; debe ser que estoy jugando mucho al Wordle.




Cuando ves en la prensa a una ex alumna de hace muchos años y te da un orgullo acá adentro! 

Valentina estuvo conmigo en el liceo 19, en el peor de los grupos de que tengo memoria. El peor. Y sin embargo es del que tengo hoy en día más contactos, del que han salido docentes, poetas, psicólogos y un largo etc. 

Es rara la vida del docente, tan imprevisible en las huellas que deja a largo plazo... (y no hablo solo de mí: éramos un grupo de profes y adscripto realmente comprometidos en sacar adelante a ese tercero 8 del turno vespertino). 

Buenos días. A no bajar los brazos, que no todo tiene consecuencias a corto plazo. 

Voy volviendo a casa por la vereda de mi cooperativa con la cabeza metida en el celular, como siempre. Una figura aparece en la periferia de mi mirada y me freno justo a tiempo para no chocar a la vecina que ya estaba por decirme algo. Un pequeño accidente producto de la irresponsabilidad de una de las partes, un problema menor que pudo ser y no fue. 

Ya en mi casa con el café post almuerzo prendo la radio y escucho la historia de un taxista de Bs. As. que sufrió un síncope manejando por el Centro, perdió el dominio de su vehículo y atropelló a tres turistas francesas de veintipocos años, una de las cuales murió ayer (las otras están internadas, con heridas leves).

Cuántas veces estar o no estar en el momento y el lugar exactos puede significar vida o muerte. El solo pensarlo me da escalofríos, y me viene a la memoria la última clase de hoy con los de Ingeniería, donde viendo "El enemigo" de Baudelaire la mención de las tormentas, los rayos y los soles centelleantes les despertó la curiosidad respecto a si una persona podría sobrevivir a rayos o centellas. Es lo de siempre: una quiere ser literaria pero el público se desbanda hacia el pensamiento lateral. Cuando ya me iba yendo del liceo tres de ellos me contaron de un video donde se ve que un hombre es alcanzado por dos rayos en pocos segundos y sobrevive (lo cual es verdad, porque lo acabo de buscar), a lo que yo contesté mostrándoles las imágenes de la chica que se desmaya y cae debajo de un tren en movimiento en La Matanza, posible tragedia de la que sin embargo la víctima salió caminando, con heridas y golpes leves. Llegamos a la vereda hablando de Baudelaire, las tormentas y los soles centelleantes. Vaya una a saber cuáles son los frutos bermejos que siembra o que cosecha...

¡Qué lotería la vida, eh! Uno apuesta a comprar todos los números pero el azar maneja los hilos y no hay previsión que valga. Carpe Diem. Ahora y siempre: vivir el presente, mientras sigamos acá conversando (y escuchando historias).




“La mañana está de fiesta, ¿sabés por qué? Porque estamos vivos”, dice entre cumbia y cumbia el locutor de la radio que viene oyendo el chofer del 109. 

Cada quien festeja lo que puede, pienso, mientras imagino un acorde de esos que hacen pensar en la magia para acompañar mi mañana de martes sin escritos pendientes para corregir. ¡Milagro! ¡Terminé con Edipo, Cándido y El Enamorado y la Muerte! 

La mañana está de fiesta. 

Buenos días.



Una vez estuve en Andalucía y me enamoré de Granada. La subida a la Alhambra con el rumor del agua acompañando cada paso, los palacios nazaríes con su ornamentación delicada y armónica, los bares de tapas, la fiesta gitana a la que no nos dejaron entrar, el entrevero de las voces de locatarios y "guiris", los patios de flores y sus pisos adornados con dibujos de piedras blancas y negras. La comida. La primavera que por fin nos permitía despojarnos de los buzos y camperas de Madrid y Barcelona. Y los andaluces. 

Precisamente con un andaluz (recién conocido) estábamos una tarde de gran charla (éramos un pequeño grupo) cuando por alguna razón decidimos conocer el piso inferior de su casa, bajamos por una escalera como cualquier otra y fuimos a dar a una cueva. ¡Una cueva! Su dormitorio estaba metido en la pura roca y las paredes eran de piedras irregulares, limpias y fuertes. No recuerdo detalles (fue hace más de veinte años), pero sí que me enamoré de esa casa y empecé desde entonces a soñar con la posibilidad de vivir en una cueva. No en una oscura o de difícil acceso, sino en una habitación fuerte como la roca pero con la luz del sol filtrándose por las ventanas casi a la altura del techo. Un lugar seguro, luminoso, inalterable. 

Este año volví a visitar unas cuevas que hasta no hace mucho fueron viviendas, esta vez en Capadocia, pero al verlas vacías y abandonadas no me dieron la misma impresión de hogar o de refugio. Recorrí maravillada el Valle de los Monjes y sus chimeneas de hadas, aunque de la ciudad subterránea que visitamos no logré pasar del primer nivel, pues claustrofobia. 

¿Ustedes no tienen a veces una relación de amor/terror frente a alguna posibilidad de vida en su futuro? Ese vértigo de saber que ansiás salir de lo conocido y pegar un giro de 180 grados (360, dice la leyenda que dijo alguno) pero a la vez el terror, las palpitaciones, el disparar de las neurosis que te vienen quién sabe de dónde o desde cuándo. 

Nada. Cosas que una piensa mientras chusmea en internet y ve que hay en Irán una ciudad donde todas las casas son subterráneas y donde aún se vive como en la prehistoria (pero con autos y esas cosas), en tanto una trata de no escuchar desde el cielo el pasar de un helicóptero que rastrilla nuestro barrio una vez, y otra, y otra más, insistente, circular, obsesionado. 

No todos los miedos provienen del inconsciente individual o colectivo; algunos tienen fecha (o por lo menos década) y son capaces de despertar resonancias que durante años habíamos creído definitivamente conjuradas de la memoria. 

Y empecé en Granada y terminé en Uruguay. Qué le vamos a hacer: una siempre termina pintando su aldea, con los colores que puede. 

Buenas tardes.





Postales de una visita relámpago (como siempre). Bien de salud, contentos, ella despabilada y él repetitivo, pendientes de los gatos propios y ajenos, trayéndose hasta el azúcar que van a consumir y volviéndose en seguida a su casita, su cama, sus gatos, su vida. Como siempre.




Eran casi las nueve de la noche; iba caminando hacia una reunión social a unas cuadras de mi casa cuando vi las manchas de sangre en la vereda. Seis o siete chorretes rojos sobre las baldosas grises de 8 de Octubre, esparcidos a intervalos regulares hasta perderse en la oscuridad de la calle Vicenza. Recién ahí tomé conciencia del movimiento circular de un helicóptero sobre mi cabeza que iba y venía, iba y venía, obsesionado. Seguí caminando. Dos patrulleros y una ambulancia con las luces encendidas y en completo silencio, cinco o seis policías en la vereda rodeando a una figura masculina con pantalón de jogging y buzo rojo tirada en el piso, boca abajo. Pensé que sería el herido pero no, porque las manchas de sangre estaban en la esquina anterior y se perdían en otra dirección. Desde cuándo me volví tan experta en crímenes, pensaba a la vez que caminaba cabeza abajo y sin mirar a la figura del piso, que solo se quejó una vez y no muy alto mientras yo le pasaba por al lado.

Mi reunión social estuvo llena de música, risas y baile. Las hamburguesas de garbanzo estaban ricas. No perdí al yenga y tampoco hubiera perdido al Uno si me hubiera acordado de cantar la última carta.

Cuando salí eran las once y media de la noche. Caminé las tres cuadras hasta la mole protectora del Intercambiador Belloni y en menos de diez segundos apareció el bendito 103 que nunca falla. Ya no había rastros del herido, de los patrulleros ni del helicóptero. En pocas horas los verduleros empezarán a instalar sus cajones y puestos sobre la calle Vicenza y el movimiento de la feria de los sábados terminará por borrar los rastros de la sangre sobre el pavimento. 

Aquí no ha pasado nada. 

Otra noche más en la tacita de plata.

El diario no hablaba de ti... ni de mí.




Ayer me miré de repente, vi mis pies de championes negros, la calza negra y unas medias que asomaban con rayitas y pensé: soy mi vieja. 

Hoy a mediodía estuve regando algunas plantas con una latita y me dije: soy mi vieja. 

Ahora acabo de sacar el té de una taza y ponerlo en un plato para tirarlo mañana al jardín como fertilizante y termino de concluir: soy mi vieja. 

No tengo ojos verdes, no me voy a cortar el pelo ni mido 1.50 pero soy mi vieja. 

(Diossss...)





En el mismo escrito de quinto alguien acaba de decirme que "Edipo rey" fue escrito por Sócrates, que después del desenlace viene la periferia y que "hay una precuela donde nos cuentan cómo Edipo se volvió un rey". Mirá vos, y yo sin saberlo.

_ Fue escrito "en algún año A.C."

_ Lugar de estreno: teatro.

_ Hay algunas definiciones como: "reconoce su derrota", "final", "éxodo", "prólogo".




La estudiante de quinto ayer estaba achicadita, hizo el escrito como hundida en sí misma y cuando le pregunté cómo se sentía dijo que más o menos, pero que ya se le iba a pasar. Escribió dos carillas sobre tragedia griega y al final de la hoja consideró oportuno explicarme: “profe, hice lo que pude pero no estoy en mi mejor día; ya voy a mejorar, gracias por leerme”.

Hoy les llevé los escritos corregidos. Le anoté al costado de sus palabras un deseo de recuperación y le dije que igual el contenido era satisfactorio, así que después de todo el escrito no había estado tan mal como ella creía. 

_ Es que no sabés lo mal que me sentía. - me explicó hoy, ya con otra cara:- Ayer se me había perdido mi gata, y mi gata es mi soporte emocional, profe. 

_Bueno, pero vos tenés que saber que los gatos a veces se van, y la mayor parte de las veces vuelven…

_Sí, ayer de tarde volvió, por suerte. 

_¡Bien! Me alegro. 

Continué recorriendo los bancos y revisando los escritos, corrigiendo errores y explicando calificaciones, mientras pensaba en lo poco que sabemos de las personas que tenemos enfrente (en cualquier caso, pero más en el aula). Yo había pensado en un drama familiar, una enfermedad, una situación de violencia, y era sólo una gata que se demoró más de lo habitual en regresar a su casa. Por suerte.






Pensamientos de lunes
1. Acertar la palabra del Wordle común al segundo intento deja una sensación agridulce. (¡ Bieeen! ¿Ya está?)
2. El Wordle con tildes es muy difícil; invita a dejarlo después de la primera palabra que probás y no es.
3. No tengo ni la menor idea de qué palabras tirarle al Wordle científico. 
Saludos desde la complejidad filosófica del 103 a las 7.53a.m. 
Feliz lunes, semana, mes, vida.




Programa de televisión. Una chica de 30 años afirma que no desea ser madre y uno de los invitados, un señor de más o menos mi edad, le pregunta qué pasaría si se enamorase de un hombre que sí quisiera tener hijos. "No lo retendría", dijo ella, "si es tan importante para él le diría andá y hacelo, porque yo tengo esta convicción". El señor cincuentón le agradece la honestidad de la respuesta y el momento televisivo pasa.

Qué maravilla esta época, al menos en eso. Libertad para decidir sobre la propia vida y respeto de los derechos ajenos. Como un eco del pasado (del siglo pasado, para ser más exacta) me vienen las palabras que yo decía a los veinte o poco más: "no quiero tener hijos, pero si me enamoro de un hombre que no sería feliz sin ellos los tendría, porque quién soy yo para joderle la vida a nadie". Por suerte (o por elección, destino, qué sé yo) ninguna de las personas con quienes tuve relaciones estables y a largo plazo estaba en esa situación, y la decisión no tuvo que ser tomada. Equivocada, obviamente, poniéndome en segundo lugar como siempre (de manera implícita) se me dijo que las mujeres debíamos colocarnos.

No me acuerdo si alguna vez lo comenté por estos lados, pero las presiones que tuve que soportar de los veinte a los cuarenta fueron muchas y muy frecuentes. Después se apagaron, de la noche a la mañana. Supongo que nadie querría sentirse culpable si me convencía de tener un hijo como "madre añosa" (horrenda nominación, que por otra parte en la terminología ginecológica aplica a las mujeres a partir de los treinta), por aquello de los riesgos y esas cosas. 

Por suerte los cuestionamientos nunca vinieron de parte de mis padres ni de mis parejas: eran más bien otros parientes, conocidos, vecinos, hasta una adscripta con la que nunca hablaba y un día me llevó aparte a un salón para darme una charla muy seria de por qué me estaba equivocando al decidir no tener hijos. Gente invasiva que solo quería disciplinarme y hacerme vivir su vida, sin ver que la mía iba por otro lado, y mis razones tendría (razones que no les iba a andar comentando a quienes veía muy de vez en cuando o incluso apenas conocía). "Es que no quiere estropear su figura" llegó a decir un día una de mis primas en una frase inolvidable. "Y quién te va a cuidar cuando seas vieja?" fue otra de las razones esgrimidas.

Por eso me gusta estar viva en este tiempo, donde las personas (o algunas personas, por lo menos, más de las que yo conocía a mis veinte) comienzan a entender que todos tenemos nuestros propios caminos, y que la maternidad debe ser deseada o no ser. 

Nadie es perfecto. Todos nos equivocamos, y aprendemos. Yo le hubiera errado en caso de tener un hijo solo por un deseo ajeno o para sacarme de encima las presiones sociales. Seguramente me equivoco en cien cosas más, pero de esa decisión no me arrepiento, y ya hace rato que (toco madera) pasé la mitad de mi vida. 

Vivir y dejar vivir... tan sencillo y tan difícil.

Feliz día de los trabajadores y las trabajadoras*. Este post no tiene nada que ver, pero así salió y así se queda. Buenos días. 

*No tengo claro todavía esto de los y las. En general les escapo, pero capaz que es uno de los errores que solo en el futuro seré (seremos) capaces de apreciarlo, no lo sé. Y en eso estamos.






“Un jardín sin alma”, dijo una vez alguien que parecía ser amigo, opinando sobre la franja verde del costado de mi casa que me había llevado dos tardes de limpieza y acondicionamiento vegetal. Había tenido que sacar escombros, restos de tunas espinosas y alambre de púas, es decir, todo aquello que a mi viejo le pareció que impediría la presencia de un ladrón entre las sombras. Baldes y baldes de basura, entre ellos muchos restos de bolsas de nylon, papeles de caramelos y esas cosas que el viento trae y deposita donde quiere. “Un jardín sin alma”, dijo él, y yo en ese momento elegí no contestarle. ¿Para qué? Si yo sabía (y sé) que los pocos metros de tierra de mi casa siempre han sido (y serán) el refugio de cuánta plantita aparezca ante mis ojos reclamando su lugar en el mundo. Para mí las plantas no son adornos: son convivientes. Entreverado, sin criterio, falto de planes mi jardín sí, siempre. Pero no sin alma; más bien todo lo contrario. 


Saludos desde un viaje en bus que no sé por qué me trae ahora ese recuerdo. Hay personas que no por nada dejan de estar en nuestro mundo.