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lunes, 2 de octubre de 2023

Octubre de 2023




CUATRO HORAS. El gato lleva cuatro horas llorando. Ya se le pasó el efecto de la anestesia, fue al baño y comió un poquito, pero está desesperado por salir (y no sé si al final no claudico y lo largo, aunque me dijeron que hasta mañana lo tuviera encerrado adentro). Infumable. Tuve que sacar todas las cortinas, los abrigos y las plantas, porque se sube/cuelga/rasca cualquier cosa buscando salir. Diosssssssssssssssssss…





Un día sos joven y al otro* salís para el trabajo con un par de medias y unos championes secos en la mochila. 

*Treinta años después




_ ...Y vamos a poner una mujer al frente de la educación pública.
_ No sabe nada de educación.
_ Pero es abogada.
_ Nunca trabajó en una institución educativa.
_ Pero es joven. Bueno, tiene 40. 
_ No tiene ni idea de la complejidad de nuestro sistema. Ella misma aclaró que viene de un rol "absolutamente administrativo".
_ Pero es feminista.
_ La dejan al frente de una reforma diseñada por otros, en pleno año pre-electoral.
_ Pero sale bien en fotos. 
_ ¿Y qué autonomía va a tener en la toma de decisiones? 
_ Continuará las líneas de acción de su ex jefe, RS.
_ ...
(Cerrá y vamos)






Sábado a la noche en el centro de Montevideo. Grupos de jóvenes caminan en grupos con sus disfraces de brujas y muertes, de abejitas y hadas. Vengo de ver una obra durísima sobre la segunda guerra, sobre los judíos en Polonia y sobre el horror de la violencia. “Recuerde esto, recuerde esto…” murmuraba al final el actor, que hizo un increíble trabajo sobre el escenario. A la salida, en las columnas de 18 de julio, papeles con imágenes de las víctimas israelíes de los últimos días. Varias personas durmiendo en la vereda de la sucursal 19 de junio del Banco República. Las brujas, las muertes, las hadas y las abejas no parecen ver ningún horror más allá de disfraces y maquillajes. “Recuerde esto, recuerde esto…”, pensaba al tomarme un 109 que me dejó en el disco 24 horas de Garibaldi, rumbo a algún vicio nocturno. En el semáforo, un muchacho sin un brazo sentado en el piso, probablemente harto de pedir limosna. Hago una cola de dos minutos para pedir una pizza con roquefort; tiempo suficiente para navegar en el teléfono y enterarme de la muerte de Matthew Perry a los 54. 
“Recuerde esto, recuerde esto…”
Sábado a la noche, casi medianoche en Montevideo. No hay obras de teatro ni carteles en las columnas que nombren a Palestina. Los jóvenes siguen yendo a bailar, toman helados, se enamoran y se hacen amigos, como siempre. La eterna danza de la vida y la muerte, el sinsentido y el sabor a tiempo viejo que se cuela sin tregua entre las figuras estilizadas disfrazadas de brujitas, de Anabelles, de abejas y de hadas multicolores. 
“Yo a esta hora estoy liquidado y hasta las cuerdas están mal”, dice un músico callejero en el último ómnibus de la noche, antes de ponerse a cantar sin voz pero con buen tono. 
La luna llena acompaña el final de mi camino. “Yo a esta hora estoy liquidada y hasta las palabras suenan mal”, pienso antes de entrar a casa, saludar al gato y  poner la pizza a calentar.
Buenas noches.





Ellos son de tercero, pocos, pero especialmente inquietos y difíciles en lo que hace a la concentración, salvo cuando les pido que usen el pizarrón para algo que no sea escribir o analizar textos. Hoy fue el turno de diseñar de a dos el escenario de “El desalojo”. Después hubo una elección con voto secreto para ver cuál se ajustaba más al texto (aunque creo que más bien votaron cuál dibujo les quedó mejor). No tengo una fuente inagotable de ideas, pero hay algunas que (de vez en cuando) salen bien.





La adicta
Sabe a la perfección qué lugares venden su sustancia, a qué hora abren y cuáles son los precios del mercado. Conoce los suministros de las grandes superficies y también tiene claro dónde se ubican los otros, los pequeños puestos y los almacenes del barrio que los tienen. En las ferias vecinales las cajas salen a la mitad pero no siempre se consiguen. El más seguro es un puesto de los sábados en la Curva, que también está los domingos en Larravide. Lo mejor es el capuchino, después el Moka y por último el sosito de vainilla.
La adicta ha probado todos los sucedáneos habidos y por haber, de la Virginia al Mokate, y en cada testeo ha sabido que no es lo mismo, no es lo mismo, no es lo mismo… Le ha agregado canela, comino, cocoa, sin lograr el efecto que solo los sobrecitos dorados saben provocar en su cerebro. Una explosión de sabor, un placer para el gusto y el olfato, un oasis en el desierto de tés varios y cafés descafeinados. 
Cuando entra a un supermercado y ve carteles de “Todo a 25” la adicta controla un sobresalto, luego suspira de modo casi inaudible, esboza una mínima sonrisa y enfila hacia la góndola donde sabe que ha de encontrar lo que anhela. Y allí están los sobres dorados, expuestos inocentemente en sus cajitas abiertas, a menos de la mitad del precio que cuando se venden en las cajas cerradas. 
_ Llevo 40. –le dice a la cajera, que contiene una risita y por las dudas los cuenta. Sus otras compras: un alfajor de chocolate y un paquete de galletitas de avena con aspecto saludable, para equilibrar. 
La adicta vuelve a su casa silbando bajito una canción de los Redondos en el 103 y al bajar le agradece al chofer por la música, porque el mundo de repente se ha puesto soleado y primaveral en medio de la noche y el frío desubicado del segundo mes la primavera. Él antes de arrancar toca la bocina a manera de despedida y ella comienza a caminar hacia su casa con paso feliz y descontracturado. 
Tiene sustancias como para veinte días; tal vez más, si no se deja llevar por la ansiedad y los estreses de fin de año. 
Hoy va dormir tranquila. O se va a desvelar, pero tranquila. Con sus 40 sobrecitos prolijamente apilados en un cajón de la cocina, entre los tés de gustos variados y los paquetes de café descafeinado.




Primero yo le di un paquete de pañuelos descartables a una alumna del colegio, y al rato otra chica me regaló un dibujo. Elogié lo bien que le salía leer un personaje que hablaba con acento italiano a una gurisa de tercero y uno de sus compañeros me ofreció una flor anaranjada a la salida. Llevé un paquete de comida de gatitos a lo de mis viejos y me traje a cambio una criatura amarilla, esponjosa y dulce con la que jugué un ratito, hasta que sus nuevos humanos vinieron a buscarla. 
Jornada de ida y vuelta, estimados. Como siempre, pero más fácil de ver. 
Y en eso estamos.




Cosas de las elecciones argentinas que podríamos imitar:
1. El transporte público es gratuito en Buenos Aires durante todo el horario de elecciones.
2. La gente cuando va a votar acostumbra llevar bizcochos para los que trabajan en la mesa (facturas, pibe...).
3. Cualquiera puede ser convocado como integrante de mesa.
4. Si se dan cuenta de que alguien está votando por primera vez lo aplauden, como bienvenida al deber cívico.
5. Hacen muy buenos jingles amateurs.
Y también hay un montón de cosas que no deberíamos imitar, pero no me pareció que hiciera falta destacarlas. 
_0900Marie: color local para las elecciones de enfrente (palpitando el 24´)_





_ Vamos a operar a la gata blanca; ya pedí hora para el sábado a las once. ¿Vos la podés llevar? –dijo mi vieja, y yo decidí no ir a una pintada en la que me interesaba estar, pero bueno.
Once menos cuarto la estaba dejando en la veterinaria, donde me dijeron que doce y media o una iban a llamar para pasar a retirarla. Hice algo de feria, limpié mi casa. Pasé el mediodía nerviosa, porque mirá si el bicho salía mal o la quedaba en la mesa de operaciones, esas cosas que una piensa cuando deja la vida de un ser en otras manos y no hay estadística ni conocimiento previo que tranquilice lo suficiente. 
Dos menos cuarto aún no llamaban ni atendían el teléfono, así que fui. 
_ Hola. Ya está pronta para que la lleves. –me dijo el doctor, que era el mismo que atendía a Matilda y es un encanto (aunque yo soy incapaz de retener su nombre ni su cara, y siempre lo confundo con otros que se alternan en la atención de los pacientes).
La veterinaria queda a unas ocho cuadras: caminé con la gatita medio dormida en el pet carrier y golpeé suavemente en la puerta de mis viejos, por si seguían haciendo la siesta. Ella me abrió en seguida, y le di las indicaciones y medicamentos del post operatorio. En eso se levantó el Cele, al mismo tiempo que mi vieja abría la puerta del pet carrier y la gata salió medio de arrastro, con la disociación espantosa que tienen los gatos al salir de la anestesia. 
Y ahí fue el apocalipsis.
La gata enloquecida, medio caminando y medio cayendo, mientras se hacía pichí por todo el piso. Mi madre que no llegaba a agarrarla. Yo que preguntaba si no sería mejor que trajera el pet carrier de mi casa, mucho más grande que el de ellos, así la dejábamos enjaulada hasta que se le pasara el efecto de la anestesia, mientras el Cele cada diez segundos preguntaba qué le pasaba a la gatita y mi madre trataba de explicarle, cuidando que la convaleciente no la arañara demasiado. Yo ligué dos arañazos en la mano. La criatura llegó incluso a escapársenos al patio, porque el Cele sin que nos diéramos cuenta había abierto la puerta de la cocina. 
En cierto momento abandoné el improvisado paso de comedia y me fui a traer la jaulita que tenía en el galpón, donde rápidamente metimos a la gata antes de traerla para el silencio y la tranquilidad de mi casa. Ahí pasó bastante bien las primeras horas, hasta que la llevé de regreso. Había pensado ir con una amiga a escuchar a Leila Guerriero en el Solís, pero hubo cambio de planes. Para ese entonces la disociación era más leve, la gata tenía las pupilas menos dilatadas y podía caminar bastante bien, así que la dejé con los viejos y volví para mi casa.
_ ¿Sabés qué dijo tu padre cuando te vio salir con la gatita? –dijo mi vieja en la puerta – Preguntó que quién le había dado autorización a esa para llevarse nuestra gata. Tuve que explicarle quién eras. Después se tranquilizó y no volvió a preguntar nada. Como dejó de ver a la gatita, se olvidó por completo del tema. Siempre le pasa lo mismo.
_ Bueno, vos no te preocupes y tratá de descansar. Si la cosa se complica me llamás.
_ No va a pasar nada… Él tiene sus días. 
Y sí, son días. O son años, o etapas, o ciclos interminables. El eterno vaivén en el que vamos transitando desde lo más grave a lo más insignificante. 
Buenos días.





Primero fue el anaranjado. 
Después apareció con uno negro de pelo esponjoso.
Más tarde una jaspeadita. 
Ayer uno negro de pelo corto. 
Y por último otra jaspeada. 
Los más nuevos tienen los ojitos lagañosos y son bastante salvajes, pero ya los vamos a amansar. La gata madre parece tranquila de haberlos dejado en buenas manos, aunque hoy de mañana se fue por un rato del patio, y no sabemos si no va a aparecer con algún otro. 
Saludos desde Mundo Estrés.
Acabo de dejar a la gata blanca (la madre de los anteriores) para castrar, en la veterinaria. Apenas sepamos que la otra nos trajo a todos vamos a ver si la podemos meter en el pet carrier y llevarla también a ella. 
Mientras tanto, ayer fui a una charla con dos veterinarios maravillosos del INBA (Instituto Nacional de Bienestar Animal), y quedé (quedamos todos) en shock ante la realidad de los perros y gatos callejeros en Uruguay, tanto en áreas urbanas como rurales. Cosas que a veces desde el living de una casa no se saben, pero son espejo de una realidad dramática de hambre, abandono, malos tratos y riesgos para los otros bichos (incluyéndonos).
Bienvenidos a mi catarsis sabatina. Y si tienen bichos enteros en la vuelta (propios o ajenos, como son las dos gatas que parieron en lo de mis viejos) no duden en operarlos.



Una mano no basta... dame las dos. 
Para que muchas cosas no pasen más
¡Nunca más!
Agarrémonos fuerte a la democracia,
no le restes tus manos
que hay que sumar, que hay que sumar... 🎵
¿Por que me acuerdo de la letra del jingle de un partido que no es el mío, 40 años más tarde? ¿Será porque encierra un mensaje contra la dictadura que todos en su momento compartimos, o porque estuvo bien musicalizado y resultó el más pegadizo? Me inclino a pensar esto último, porque lo mismo me acuerdo de la canción de los championes Flecha ("hoy es un día muy especial, creo que hoy algo nacerá... Hoy es un día para empezar; este no es un día más..."), que tiene un par de años más que el jingle*.
Qué cosa rara la memoria. Guarda espacio para canciones que nunca canté pero me borra la cara y el nombre de personas con las que tuve una historia.** Hace que retenga sin esfuerzo cientos de versos, párrafos y parlamentos, pero se niega a conservar la contraseña del ebrou y a cada rato la tengo que andar cambiando.***
Hoy me levanté escuchando la fábrica de jingles de Gelatina.**** En medio del loquero de una elección rarísima (mañana) en Argentina, ante el desconcierto de las propuestas de siempre enfrentadas a algo nuevo (aterrador), esta gente encuentra un nicho para militar desde su trinchera de manera creativa. Hace meses que están recibiendo jingles electorales de todos los colores, y esta semana hicieron la última puesta a punto antes de saber qué les va a pasar en unas horas. 
Nosotros no les vamos a copiar de aquí a un año (creo), pero qué bueno sería encontrar una manera directa y novedosa de decir las cosas y visibilizar ideas, antes de que el día menos pensado se nos descuelgue un gatito mimado de los medios, de esos que nunca faltan, por más penillanura suavemente ondulada y con forma de corazón que nos sigamos creyendo.*****

Buenos días

*Aunque hay que reconocer que el muchacho del reclame de Flecha estaba que se partía.
** Me ha pasado.
***Creo que estoy negada para la vida digital, al menos en lo que a la plata se refiere.
****Porque hace añares que solo escucho radios y streamings del lado de enfrente (¿vendida a la cultura bonaerense, yo? Es lo más probable).
*****Ya me dijeron que no se dice más penillanura, pero suena lindo. 😊





No estoy en casa. 
Suena el teléfono: mi vieja. 
_ Hola, Mariela. ¡Me trajo otro gato!
_ Te dije que debía haber otro… ¿Y cómo es este?
_ Negro, igual que el de ayer, pero de pelo bajo. Re tranquilo, ya se quedó acostado con los hermanos. La única loca es la manchadita, pero la estuve mirando bien y es más linda de lo que parecía, toda veteada de colores claros y oscuros. 
_ Bueno. Vamos a ver si no hay más…
_ Nunca se sabe. 
Y en eso estamos. 




Novedades: la gata madre ayer trajo a lo de mis viejos a un gatito negro (peludo, mimoso, precioso) y a una gata manchadita muy arisca, re flaca y con los ojos un poco mal. El negro y el amarillo ya tienen familias que los quieren; a la manchitas  vamos a ver si la sacamos adelante y ahí veremos si la damos o me la quedo. ¿Habrá otros babys en la vuelta? ¡No se pierda el próximo capítulo de esta fascinante historia!




Diálogo de liceo
Sexto biológico, viendo “Crónica de una muerte anunciada”.
_ ¿Por qué creen que los personajes no se ponen de acuerdo en cómo estaba el tiempo, si el de ese día fue un hecho re importante para el pueblo? 
_ Y… no sé. 
_ ¿Será porque la muerte de Santiago fue hace 27 años? 
_ Pero igual; tendrían que acordarse de los detalles.
_ Puede ser. ¿Qué día les parece que todos van a recordar cuando pase el tiempo? Para mi generación el hecho puntual que nunca olvidamos en detalle es la caída de las Torres… ¿Y para ustedes?
_ Eh… ¿la final del mundial? ¡No, ya sé: el principio de la pandemia! 
_ El comienzo de la pandemia, bien. ¿Se acuerdan de qué día fue?
_ Sí: claro: el 14 de marzo.
_ Nooo: ¡fue el 13!
_ ¿Qué decís? ¡Fue el 14, me acuerdo perfecto!
_ Ní ahí: fue un viernes 13. 
Bienvenidos a “Crónica de una muerte anunciada”.
Saludos a Ángela Vicario.




El chiquito cada vez más lindo: la semana que viene se va a su nuevo hogar. Por ahora la que le da corte es la blanquita (que es la única se lleva bien con todos), cuando no se pone a acechar torcazas en el patio. La gata madre, por otro lado, anda en la vuelta y no logramos saber si tiene otros gatitos por ahí. Mi viejo está embobado con el amarillo, que es un dulce y pasa jugando todo el día, pero mi madre dice que no me preocupe, que apenas se vaya el baby él no va a extrañar, porque (como pasó con los otros) ni se va a acordar. Cosas que pasan. Y así estamos.





Lo primero que llama la atención es su cabello canoso y escaso, recogido con un montón de gomitas y ondulines. Tiene muchos años y un rostro tapizado de arrugas; esta tendría que ser para ella una etapa de descanso rodeada por su familia, pero está subiendo a los omnibus a vender pastillas de melón, menta y propóleos a diez pesos y tres por veinte, para que lleguen a manos de todo el pasaje capitalino.
Como mi ómnibus demora en llegar y ella siempre le cede su lugar a  un compañero tengo tiempo de escuchar lo que charla con los otros vendedores. A uno le da ánimos para que siga intentando ganarse el alquiler de la pieza, a otro le dice que el gorrito le queda que ni pintado y que tiene que esforzarse para contribuir a la crianza de su nene. 
Al fin viene el 405. La viejita deja el banco en que estuvo diez minutos y sube conmigo a iniciar lo que queda de la mañana gris y con pretensiones de otoño. 
Le compré un paquete de pastillas de melón que no van a endulzarme ningún viaje.
Buenos días.




Pregunta
Si me estoy haciendo un chop suey y junto con la zanahoria me rallo un cacho de dedo, ¿deja de ser vegetariano?
Listo, era eso. No pidan más nivel, que recién es martes.
Buenos días.




El atardecer de hoy, con un disco anaranjado absolutamente definido en el horizonte húmedo o neblinoso (que yo de clima no sé mucho, por no decir casi nada), me hizo acordar al final de un capítulo que había escrito en una interminable historia de Valizas y yo (centrada en mi rancho, pero con derivaciones varias). Y me dieron ganas  de compartirlo. Aquí va.
El ómnibus se fue, levantando la polvareda de siempre por las calles de Valizas. Bajé la cabeza y empecé a caminar hacia la nada.
Cuando volvía al rancho por la orilla del agua con aire de desolación, un vecino que corría por la playa y con el que nunca había cruzado una palabra me pegó un grito:
_ ¡No te pierdas el atardecer!
Subí a la duna para verlo: el vecino tenía toda la razón. El monte y el cielo se unían en un rojo furioso y hasta la menor brisa se había aquietado. Todo estaba en suspenso. Y yo seguía viva.




¿Qué hace una cuando la mañana en Valizas se presenta húmeda y levemente lloviznosa? ¿Ir a la playa y mojar la poca ropa que trajo, o eternizarse en el desayuno y molestar un poco al gato -léase llenarlo de comida y sacarle un montón de fotos? 
(¿Iría un guion final ahí, antes del signo que cierra la pregunta?)
(¿Qué hace una cuando la mañana en Valizas se presenta húmeda y levemente lloviznosa? ¿Ir a la playa y mojar la poca ropa que trajo, o quedarse subiendo fotos y cuestionarse inútiles minucias de estilo?)




_ Tengo algo que contarte. -dijo mi vieja hoy, al teléfono, mientras yo caminaba por la playa de Valizas. 
Uy -tembló mi cerebro- El Cele se mandó alguna… 
Pero no.
_ ¿Qué pasó?
_ La gata arisca, la madre del gatito, me dejó otro bebé en el patio…
_ Ah, bueno, tranqui, lo cuidamos…
_ No, no es eso. Primero me dejó uno oscurito, de varios colores, como ella, pero al ratito vino y se lo llevó. Después volvió, y en un segundito que yo estaba distraída, se llevó también al amarillo.
_  ¿Que hizo qué??? ¿Se llevó al amarillito?
_ Sí. Lo agarró en la boca y se fue con él por los techos.
Y eso es todo, por ahora. 
No sabemos cómo va a seguir esta historia.
Ampliaremos.




El pueblo empieza poco a poco a reencontrarse con el movimiento previo al verano. Muy poco a poco. No hay artesanos vendiendo cosas en la calle ni gente ofreciendo buñuelos de algas o trufas en la playa. Solo un par de restaurantes abiertos, y uno de ellos (La Proa) cierra mañana, porque se va a una feria gastronómica en Rocha. Y también está el Rey de la Millanesa, claro. En el hostel a esta hora no se oye ni una charla: muchos se fueron a una chacra cercana y otros andan por ahí, silenciosos, perseguidos por el gato Felipe. Muchas aves hoy en el arroyo -que sigue cortado-, las veredas del pueblo tapizadas de flores, la plaza de la Leopoldina Rosa en reconstrucción, una tienda de muebles rústicos donde era La Dársena, perros gordos, gente joven, golondrinas, mariposas y un sol levemente eclipsado que iluminó la playa repleta de caracoles y cucharetas. 
Y así estamos.





Una vez salí con un señor relativamente interesante. Cierto que la primera vez que nos vimos se pasó la mitad de la noche hablando de plata (y nada que me interese menos), pero no tenía mal ver, y por amigos en común yo sabía que era un buen tipo. Así que cuando me invitó a su casa dije un ”sí” nivel medio, y allá fui. 
El señor vivía en un edificio nuevo, frente al IAVA. Era gracioso asomarme a la ventana y ver desde arriba los ambientes y las paredes que todos los días contemplaba de otro ángulo. 
Su apartamento estaba limpio y ordenado, el señor fue un encanto, pero yo no volví a salir con él. Algo no me había gustado y no me daba cuenta de qué era, hasta que caí en la cuenta de que me provocaba una angustia espantosa un hogar sin detalles personales. Allí no había un recuerdo de viaje, una foto, no había un libro (¡no había un libro!), ni una planta, ni mucho menos mascotas. El señor vivía en una preciosa y reluciente página de revista de decoración. 
¿Cómo se puede vivir sin libros? ¿Cómo nadie le había regalado una planta? ¿Cómo no había algo viejísimo que resultara ser de su infancia, un recuerdo del padre o que se lo hubiera regalado alguien querido? ¿Cómo no tenía un caracol pardo o una cuchareta rosada al estilo de las que estoy yendo a buscar a Valizas mientras el Rutas del Sol avanza alegre y se aleja de Montevideo bajo el sol de la mañana?
Bueno, sí: este post parece ser una cosa y al final resulta otra, pero nada me importa nada porque estoy yendo a Valizas, la la la! 🎵
Feliz fin de semana. 
Ps: no volví a salir con el señor, pero aprendí algo, o mejor dicho tres cosas: si habla todo el tiempo de plata ahí no es, si el “sí” me sale nivel medio ahí no es y si la energía de su casa está en las antípodas de la mía ahí no es, por más que el otro tenga un buen ver. Y así estamos: sin pareja pero en paz, en camino a donde quiero ir. 
Buenos días.





Ocho y media de la mañana. Salgo de lo de mis viejos (donde fui a ver cómo sigue el gatito que apareció ayer) y un vecino que me ve de pasada para el auto y me pregunta si está todo bien.
_ Como nunca te veo levantada tan temprano...
No es la primera vez que alguien del barrio comenta (con buena intención) algo parecido. Y no. No me ven "tan temprano" porque todos los días salgo mucho antes de que se levanten, cosa que no tienen por qué saber, en fin. 
Hoy en particular estoy en casa porque el turno matutino del IAVA se suspendió por falta de agua, comunicado que nos llegó por correo esta madrugada, pasados 7 minutos de la medianoche. Esta semana ya van varias jornadas que se pierden por temas relacionados con el agua, sin contar con la noche del abrazo, en que (casualmente) se cortó la luz mientras hablaba nuestro Director (en la vereda). Alguna "autoridad" incluso llegó a opinar que nosotros cortamos la electricidad del liceo, en un alarde de surrealismo que no logramos entender del todo (alegando que por eso llevamos las botellas de plástico con velas).
Este es cada vez un mundo más caótico, turbio e incomprensible. 
Mientras tanto, la naturaleza sigue su curso. El gatito pasó la noche tranquilo, y hoy incluso se lavó un ratito mientras yo lo tenía en la falda. No está en las mejores condiciones, pero ya lo vamos a mejorar. 
Buenos días. 
Feliz viernes (si se puede).




Éramos pocos y parió mi abuela…
La gata de cara manchada, que aunque viene a comer a lo de mis viejos es de lo más arisca, apareció hoy con esta criatura (que tiene toda la pinta de ser hija del gato anaranjado, pero qué sé yo de genética felina…). Mi vieja dice que sintió un maullidito esta mañana y de repente vio a este pobre tiritando en el suelo, mientras la gata dormía de lo más cómoda en una silla con almohadón en el patio. Así que se lo expropiamos, y ahora es nuestro. 
Nació alrededor del 9 de setiembre, y no sabemos si es hijo único. Ya lo llevé al veterinario y lo empezamos a tratar, porque está algo descalcificado y con conjuntivitis. Aún no definimos si lo vamos a regalar o si se queda, y en ese caso no sabemos en qué casa. Es MUY lindo. Pesa 600 gramos. Al principio bufaba un poquito, porque nunca había visto humanos, pero ahora está de lo más tranquilo, ya comió y todo. Recién la gata reapareció y mis viejos la dejaron encerrada con él en la cocina (para que no se lo lleve, ni se estrese con la presencia de los otros gatos). Se quedó lavándolo. 
Y esa es la historia gatuna (inesperada) de la jornada.
Ampliaremos.
¡No se pierda el próximo capítulo de La historia sin fin!



Qué casualidad: ayer la electricidad se cortó justo en mitad del discurso más importante de la concentración en abrazo al IAVA.
Qué casualidad: en el resto del barrio no se cortó la luz, ni siquiera en las veredas de enfrente al liceo.
Qué casualidad: hoy a las 8.15 había vuelto la luz, pero el turno matutino ya había sido suspendido.
Qué casualidad: esta semana van dos mañanas que se quema la bomba de agua y hay que interrumpir las clases.
Qué casualidad: hace seis meses que estamos intervenidos, y estamos cada vez peor. 
Qué casualidad.




Salí para el liceo con la poca energía que me quedaba, después de dar clase todo el día en dos de las tres instituciones en las que trabajo, pero fue llegar al IAVA, ver el gentío que ya se estaba arrimando y escuchar “Resistiré” en el parlante que los compañeros habían colocado en la vereda y se me fue el cansancio como por arte de magia. 
En el abrazo nos fuimos encontrando todos: estudiantes, docentes, familias, administrativos, practicantes, autoridades (legítimas), profesores jubilados, compañeros de las oficinas del ex CES, vecinos, actores, legisladores… Muchos con luminarias caseras, al mejor estilo Valizas. Un mar de fueguitos, diría Galeano. 
El gesto simbólico de abrazar la manzana del liceo, incluyendo el gimnasio y las otras dependencias, fue una fiesta. Estábamos abrazando a toda la educación pública, en un reencuentro con nuestra propia energía, intensificada a la lumbre de tantos corazones defendiendo lo que es justo, lo que no nos pueden quitar, mal que les pese. Rodeamos toda la manzana y festejamos el encuentro de las dos columnas que avanzaban de la mano, en un gesto de unidad que va mucho más allá de una foto o un video. 
Al momento de las palabras finales, ya frente a la entrada, de pronto sucedió algo tan inesperado como ridículo: desde adentro trataron de callarnos y dejarnos a oscuras, apagando la red eléctrica del liceo… ¡Pobres personitas, pobres! Ellas no saben que tenemos voces para hacernos oír y luces propias para hacernos ver. 
Nosotros propusimos el símbolo del abrazo; ellas la metáfora del retorno a tiempos oscuros, que no les salió bien. 
_ Quisieron callarnos, pero gritamos más fuerte. Quisieron apagarnos, pero brillamos más.-dijo una compañera al momento de las fotos y las despedidas en la vereda de nuestro querido, abrazado y defendido liceo.
Charlamos un rato más, los compañeros acomodaron las cosas que habíamos usado y nos fuimos rumbo al merecido descanso. Las otras, las que quisieron opacarnos con un recurso infantil, se quedaron solas en la oscuridad sin alas, sin magia. Sin luz.
Mañana retomamos nuestros reclamos por la devolución del salón gremial, la restitución del Director y el cese de las indagaciones a docentes y funcionarios. 
Gracias por acompañarnos hoy. 
Nunca olvidaremos este abrazo.




Diálogos de liceo
Sexto de Economía, 8 de la mañana
_ Chiquilinas, si se pueden concentrar y dejar de charlar, bienvenidas.
_ Es que es importante, profe. 
_ ¿A ver?
_ Me está contando que tiene parientes en Israel, cerca de la zona de ataques de Hamás, y no saben si van a poder volver a Uruguay.
_ ...
(Hablamos un rato, con todos los cuidados que la laicidad te hace extremar, pero era imposible seguir con García Márquez)
.................................................
Sexto Biológico, 9 de la mañana
_  Eh... ¿Me parece a mí o ustedes están compartiendo un taper con fideos?
_ Desayuno peruano, profe. 
_ Ah, ¿vos decís que es algo cultural? ¿Y quién de ustedes es peruana? 
_ Las dos. 
_ Bueno.
.............................................
Sexto Arquitectura, a las diez
_ Fulana... ¿Vos también sos peruana?
_ ¿Eh? No...
_ ¿Y por qué estás comiendo tirabuzones con huevo duro en mitad de la mañana?
_ No desayuné, profe, no me dio el tiempo.
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Sexto Agronomía, al mediodía
Clase con dos alumnos, la practicante y yo, mientras en el otro extremo otros dos compañeros hacían el escrito fuera de fecha. De los 8 del grupo hoy asistieron solo cuatro, y hay uno que está dejando de venir.
_ No me parece justo: nosotros hicimos el escrito en una hora y ellos, con igual cantidad de preguntas, tienen las dos horas.
_ ¡Pero si todos ustedes entregaron diez minutos antes del timbre, y no escribieron ni una carilla!
_ Bueno, pero igual. 
Es el mismo grupo en que le pregunté a la chica que hace ballet si las bailarinas tenían un peso máximo y me dijo que por su altura ella debía pesar un poco más de 60 kilos, está en mucho menos, 49, pero ya le dijeron que antes de fin de año tiene que llegar a los 47, en fin...
.................................................
Miércoles agotador, estimados. Destruida en cuerpo y en espíritu, recién legada a mi casa pero ya a punto de salir para el abrazo al IAVA de esta tarde. Si van, ahí nos vemos. Y así estamos.




Acá en La Gallera (ex Zavala Muniz), por escuchar una charla de Mauricio Kartun. Dos veteranos charlan a mi costado. 
_ ¿Y fueron a un hotel?
_ No, no: alquilamos un apartamento.
_ Qué bien… ¿en qué piso?
_ Quinto. 
_ Da para un suicidio tranquilo…




Diálogo de liceo
Inicio del recreo
_ Díganme una cosa: ¿puede ser que mis alumnas de cuarto año estén jugando con plasticina? 
_ Nooo, profe, es porcelana fría. 
_ Aaah… 
Dos horas más tarde
_ Mirá: hice tres anillitos, y uno es para vos. 
_ ¡Qué lindo, gracias! 
_ Vamos a sacarnos una foto.
_ Bueno, pero que no se vea que tengo las uñas sucias por el pizarrón. 
_ Ta. 
(Con la edad no se puede hacer nada, y menos cuando una es docente y los años van pasando entre tizas y marcadores, eeeen fin…)




A  partir de este viernes el Director del IAVA debería volver a su cargo, dado que jurídica de Secundaria no encontró ningún motivo para sancionarlo. Pero no, no le devuelven su cargo, y el liceo continúa intervenido. 
Aducen que aún hay una investigación en curso a 10 docentes que él podría obstaculizar. 10 docentes que lo único que hicieron fue estar de paro activo en el liceo, como tantos otros, en una jornada que derivó en la más surrealista de las acusaciones (porque parece que estar de paro es apoyar un "secuestro" a personas que no encararon caminar cuatro metros desde la Dirección hasta la puerta de salida, en fin: un universo paralelo).
Por otro lado las autoridades también informaron a los estudiantes que no tendrán más un salón gremial: un retroceso en la vida democrática y un recorte de derechos inadmisibles. Nuestra rabia frente a la injusticia sigue intacta ante el devenir de estas arbitrariedades, que lejos de hacernos replegar nos fortalecen para continuar luchando como lo venimos haciendo desde el primer día.
Por todo esto invitamos a todos quienes quieran acercarse a acompañarnos en un gran abrazo a nuestro querido IAVA, porque los gestos simbólicos también son una forma de luchar contra el autoritarismo. 
Este miércoles a las 18.30 nos encontramos en defensa de la educación libre y democrática. Ahí nos vemos.




Diálogos de liceo, el viernes pasado
Muestro el libro de "Crónica de una muerte anunciada" a los grupos de sexto para motivarlos a la lectura, planteándoles que es una novela corta, de pocas páginas y letras grandes.
_ Ah, y ya que estamos, acá en la contratapa tenemos al autor. ¿Habían visto antes alguna foto?
_ No... -dicen los de Ingeniería 1- Pero se parece al Profesor Jirafales.
_ ¿Jirafales? -rechazan los de Ingeniería 2- No, no, Jirafales ni ahí. Más bien es NIcolás Maduro.
_ ¿Qué Maduro? -dicen los de Biológico 1- ¡Es el Che Guevara!
_ ¿Cómo va a ser el Che? -intervengo yo, sorprendida por tan floridas comparaciones.
_ No gurises, el Che no es. -interviene con total seguridad una estudiante. 
_ ¿Vos ubicás bien a García Márquez? -pregunta la docente caída del nido.
_ No, profe, pero no se le parece en nada, porque el Che estaba re fuerte.





Este es un mundo tan simultaneísta (permítanme el neologismo) que una puede estar a la vez tomando un café capitalista, viendo videos de cómo se adaptan a sus nuevos hogares los gatitos regalados en estos días, leyendo un artículo sobre la muerte del Che y chateando con un ex alumno de 2011 sobre las características de los versos sáficos (tema del que nunca aprendí ni aprenderé, porque mis neuronas se niegan de plano a analizar ritmos y acentos).
Siglo XXI, cambalache, problemático y febril…




Dos sorpresas dos en la mañana de Arbolito. 
1. La gata a la cual me paso defendiendo porque el mío la pelea pasó de víctima a agresora. Él estaba de lo más tranquilo en la mesa (a la que se supone que no debe subir, pero es gato) cuando ella saltó, esperó un minuto y le dio un par de sopapos a traición. Conclusión: ardió Troya y tuve que sacarla, o el barcino le iba a pegar de verdad.
2. Al rato el naranjita llora en la ventana y cuando salgo resulta que estaba viendo que yo jugaba en el living con mi gato y él también quería participar de “a ver si atrapás la hoja de la palmera”. Raro, porque el naranjita siempre me había parecido medio desabrido, pero resultó ser de lo más activo.
Y acá estamos, con la vecina que acabo de volver a entrar y permanece en la mesa, desde donde cada dos minutos me tira un mordisco en el brazo que supongo que es jugando o eso elijo creer, por lo menos.
Pequeñas historias de domingo a las ocho de la mañana.





¡Y se terminó la etapa de los babys en esta casa! Diamantita (la única con nombre previo) fue la última en irse, hace un rato. 
_Está es la más chiquita. -la dije a mi vieja al llevarla para mi casa, donde iba a venir toda una familia a buscarla.
_Sí, pero es la más diabla. -dijo ella. 
Y era. Fue la única que pasó el tiempo de transición entre la casa de origen y la de destino jugando y correteando de lo más tranquila. 
Misión cumplida.





Diálogos de liceo
Quinto Artístico, con la practicante
_ Y ahora quiero que votemos el título para el libro. Cada uno toma una papeleta de la mesa, marca la opción preferida y después pone su voto en la urna.
_ ¿Se vota con cédula?
_ No. Pero el que quiere puede votar con la tarjeta de los boletos. 
_ ¡Bueno!
...
Sexto Biológico
Paso la lista diciendo sus nombres pero sin esperar a que digan presente, porque ya sé quiénes de los 34 están y quiénes no.
_ ¡Profe, tenés una memoria fotográfica!
_ ¿Te parece? 
_ Y sí... Te acordás de todos los que estamos.
_ ¿Sabés que si lo pienso en casa, dentro de ocho horas, puedo reconstruir perfectamente quiénes faltaron a cada clase?
_ Wow. -dice la chica, y yo me abstengo de contarle de la cantidad de gente que me encuentro pero no sé quién es, de la cantidad de veces que me olvido de qué iba a comprar al supermercado y de la cantidad de cosas que me pongo como recordatorio en el teléfono, porque si no se me pasan. Detalles. 
...
Sexto Ingeniería 2
_ ¿Profe, nos podemos quedar?
_ Ustedes son de Arquitectura...
_ Sí, pero nos faltó Historia del Arte, tenemos tres horas libres, hasta el final del turno. 
_ ¿Y por qué no se van?
_ Porque queremos quedarnos. 
...
Sexto Ingeniería 2
_ Profe, a mi grupo también le faltó alguien. ¿Puedo entrar? 
_ ¡Dale, profe, dejala!
_ Sí, todo bien, pero ustedes ¿qué son? ¿Por qué todos vienen para este grupo?
_ ¡Somos la ONU!






Hoy nos enteramos de una resolución por la cual se comunica a nuestro Director que no le van a permitir reintegrarse en el liceo, y ni siquiera lo trasladan a otra institución educativa, sino que buscaron el lugar más alejado posible de la gestión, en los archivos de Secundaria. 
No les puedo decir la tristeza enorme que nos tiene a todos amargados. No inactivos (ni mucho menos vencidos), pero sí frustrados, angustiados y totalmente decididos a continuar luchando por el restablecimiento de la legítima autoridad en el IAVA. 
Qué tristeza. 

#defenderestudiantesnoesinsubordinación





En el Día del Patrimonio dedicado a los arquitectos de edificios educativos la agenda publicada en www.gub.uy invita a visitar, en el edificio del IAVA, a la Biblioteca Central, el Museo y el Observatorio. 
El liceo: invisibilizado. Parece que Jones Brown edificó biblioteca, museo y observatorio alrededor de un difuso vacío del que este fin de semana no se habla.
Qué lejos estamos de las fiestas patrimoniales con los jóvenes cantando, tocando instrumentos y bailando en los patios, qué lejos de las exhibiciones de trabajos, de las muestras fotográficas y de la comunidad de docentes, estudiantes y familias trabajando juntos en sacarle brillo al viejo IAVA y vestirlo de gala para recibir visitas. Qué lejos de la libertad creativa y responsable, y qué cerca del autoritarismo ramplón, que solo sabe pintar de blanco y cortar alas. 
Qué tristeza.





MI vieja y yo ayer: 
_ ¿Cuánto pesarán estos gatitos? Porque para desparasitarlos tenemos que saber...
_ Para mí los dos grandes andan por el medio kilo y las chiquitas unos 300 gramos.
_ Sí, o menos. Vamos a calcular un poco menos, por las dudas. 
La persona que se llevó el blanco grande y la gris chiquita ayer, en mensaje de esta mañana: 
_ Y ya los llevé al veterinario y los pesaron: la gatita pesa 600 gramos y el varoncito casi 800. 
Conclusión: mi vieja y yo no servimos para calcular a ojo. En realidad los pesamos, pero en una balanza cuyo máximo era 500 gramos, y cuando vimos que no nos daba bien la operación asumimos que la balanza no funcionaba. Cosas que pasan.





Ensayo y error. Primero me dijeron que había 126.000 personas solteras en Montevideo y ahora ponen una foto de dos chicas y hablan de 4000 en Melo.¿Cuál será el próximo paso? ¿Pondrán la foto de un barcino y me contarán qué hay 200 gatos solos en Valizas? Ahí puede ser que pique… Pero no sé.




Hubo un breve paso de dos de los babys por mi casa, hasta que vino una familia a llevarlos (juntos). ❤️ La gata ardillita se mantuvo a prudente distancia, pero apenas se fueron exploró minuciosamente el sillón donde estuvieron los (para ella) intrusos. Mi gato ni se enteró (por suerte, porque es medio revirado). Mientras tanto, en Mundo Padres, la gata madre no parece haberse enterado de nada: solo olfateó a las que quedan con ella y después se fueron las tres a dormir (igual que mis viejos). 




Diálogo de liceo en cuatro escenas

Personajes: estudiante de sexto con acento caribeño y docente de Literatura que se pasó el fin de semana leyendo escritos de Bradbury.

1. Cantina del liceo

_ Profe, ¿trajo los escritos?

_ Corregí algunos, pero aún no los terminé…

_ ¡Siempre es lo mismo! Los profesores nos piden que estudiemos, pero después demoran y demoran en corregir… 

_ Pero pará, ansioso: los hicieron la clase pasada, y yo hoy no tengo clase con ustedes. 

_ Ah, es verdad… ¿Y los que vio estaban buenos?

_ En general sí. Salvo alguien que puso que el cuento de Bradbury es del año 1345. 

_ ¡Ese seguro que es Facundo! Profe, yo le quiero decir una cosa: capaz que usted ya lo sabe, pero Facundo está trabajando y no tiene mucho tiempo para estudiar. 

_ Pero de ahí a 1345… Igual,  gracias por avisar, lo tendré en cuenta. 

2. Recreo

_¡Profe! ¿Quiere que le hable de Kant?

_ ¿Tenés escrito de Filosofía?

_ Sí. 

_ Bueno, a ver… 

_ Emanuel Kant fue un filósofo muy importante. Él habla de los imperativos éticos… (y sigue y sigue con la filosofía kantiana hasta que toca el timbre, le digo que se nota que estudió y se va para su salón en el piso de arriba, a enfrentar los dilemas éticos y mnemotécnicos de un estudiante de sexto año).

3. Salida del turno, en la escalera. 

_ ¿Cómo te fue en el escrito? 

_ Bien, creo que bien. Profe, ¿tiene un minuto? Porque le quiero mostrar una cosa.

_ ¿Qué cosa?- digo, interrumpiendo mi charla con la practicante de Agronomía. El muchacho saca entonces su teléfono y nos muestra cómo llevó a la ilustración un guion de cine, y las dos nos quedamos de boca abierta. Aquello era sencillamente sublime. 

_ ¡Pero sos un artista! ¿Qué haces estudiando Medicina?

_ Y… primero lo seguro. ¿Usted cree que me va a ir bien con el dibujo?

_ ¡TIENE que irte bien; tus dibujos son impresionantes! 

4. 18 de Julio, a media cuadra de Eduardo Acevedo.

_ Profe, ya que la veo por acá también, ¿no tendrá veinte pesos, que me quiero comprar algo para comer?

_ ¿Y veinte pesos te van a dar para algo?

_Sí, es para completar. ¡Gracias, profe, nos vemos el miércoles!

_ Suerte, ¡nos vemos!

Me quedo haciendo tiempo para dar unas vueltas en el Centro mientras tomo un cafecito y pienso… No, no pienso nada. A veces es mejor no pensar mucho y seguir con la cafeína, mientras una espera que las actitudes solidarias, el interés por la superación personal y la expresión artística no terminen el día de mañana adormecidas ante  la necesidad material o ante el hambre pura y dura. Porque primero lo seguro. 

Feliz lunes.




* Habrá una rampa en el IAVA. Ah, no da el espacio.

* Sacamos Artístico. Lo dejamos. 

* Al GEI le daremos otro salón. Eh... me avisan por la cucaracha que no hay salones libres. 

* Las clases terminan el 16, con repechaje. Las clases terminan el 2, sin repechaje. 

* ATD el 3 de octubre. Bueno, no. Otro día. Vemos.

Y así.