Vistas de página en total

viernes, 10 de agosto de 2012

De los cuentos "relámpago" del taller literario (sin título):






Yo nunca pensé que eso pudiera ocurrir.
Habíamos ido al cine en el Shopping y a la salida nos demoramos frente a una mesa con pizza y refrescos. La película no había sido buena y pasamos como una hora criticando a los actores, tan bellos como poco creíbles.
A eso de las doce pagamos la cuenta, nos pusimos los abrigos y nos fuimos; éramos los últimos en salir. Quedábamos a esa hora unos pocos clientes en el Shopping además de algunos empleados del cine y del restaurante que se demoraban cerrando las cajas, ordenando, barriendo.
Fuimos como siempre a la puerta que está al costado pero, para nuestra desgracia, estaba cerrada. Probamos con la otra: cerrada también. Nos miramos. ¿Y ahora?
Media hora más tarde ya nos habíamos reunido todos con los empleados, y debatíamos respecto a qué camino tomar. Ya habíamos intentado comunicarnos con el 911 y con nuestras familias pero los celulares estaban bloqueados y sin internet.
El tiempo fue pasando y al final nos venció el sueño. Algunos dormimos sobre los sillones, otros en la plaza de comidas, sobre el piso, donde se pudo. Por suerte el aire acondicionado seguía funcionando así que frío no pasamos.
La luz del amanecer no pudo despertarnos, por lo que fuimos asomando al nuevo día a distintas horas, pero cuando dieron las diez de la mañana y el Shopping seguía cerrado empezamos a preocuparnos en serio.
Fue al mediodía que rompimos el vidrio de la hamburguesería para poder almorzar. A la noche le tocó a una tienda, que nos proporcionó sábanas, frazadas y almohadas.
Hoy cumplimos una semana de encierro, y no sabemos cuánto nos queda. Especulamos todo el día con respecto a qué estará pasando allá afuera que nadie viene a abrir, pero nada tiene base real.
Algunos ya dijeron que no quieren ser rescatados, porque les gusta la vida de Shopping. Yo no sé. A veces extraño a mi familia, a veces no.
Ahora, si me disculpan, me vino antojo de chocolate, y  ya vi que en la confitería hay una torta Diamanta esperando por mí.

1 comentario:

  1. Este relato me ha recordado, en cierta medida, a la novela FIN del escritor David Monteagudo.

    Me parece destacable que, a pesar de lo trágico del fondo de la historia, se pueda sentir el tono de naturalidad del narrador como algo totalmente verosímil.

    Excelente, considerando que es un cuento "relampago".

    Un abrazo.

    ResponderEliminar