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domingo, 2 de octubre de 2022

Octubre 2022


Acabada la pandemia las banditas de niños hiperazucarados vuelven a tomar las calles en la tarde de Halloween. En grupos o solos con uno de los padres, con calabacitas de plástico y costosos disfraces o reciclando cosas anaranjadas y negras de otros años, los niños hiperazucarados toman las calles de la ciudad y las llenan de risas, carreras y gritos. En mi barrio veo a dos que piden algo en la veterinaria y como no tienen caramelos para ellos reclaman una galleta para su perro. Hay tanto superávit de dulces que los caramelos dos por tres aparecen tirados por las veredas, por no hablar de los papeles apresuradamente arrojados apenas comenzada a degustar la golosina. Las tardes de Halloween resuenan alegres y pintan de colores veredas y comercios. De mañana mi liceo también se pintó con algunos colores: hubo sombreros de brujas, disfraces y maquillajes. Pero también hubo alguien que rompió a llorar ni bien entró, porque una amiga había tratado de quitarse la vida durante el fin de semana. Una estudiante justificó una falta presentando un certificado de interrupción del embarazo y pidió para salir porque no se sentía bien. Alguien de uno de mis grupos no soportó el turno entero porque esta mañana su mamá estaba siendo desalojada de su casa. Una cuarta persona trató de venir al liceo porque quería hablar conmigo, pero se ve que la profunda depresión por la que está atravesando no le dio la energía suficiente y el encuentro se quedó en proyecto. Historias de terror de las que no se sale repartiendo caramelos, estimados. Lamento el bajón: es solo para que tengan una leve idea de las oscuridades por las que atraviesan nuestros estudiantes y con las que (a veces) los docentes nos chocamos, impotentes. Escuchémonos más, estemos atentos a quienes nos rodean. Nunca se sabe quién puede estar necesitado de una oreja y unas palabras dulces, de las que no se compran en el supermercado. Buenas tardes. Este canal volverá a su nivel de optimismo habitual ni bien dé cuenta de su capuchino en el bar al que vino huyendo de los niños hiperazucarad… Eeeh… Nada, nada. No dije nada. Buenas tardes.





En casa de herrero cuchillo de palo: después de una vida de estudiar nombres en los personajes literarios de los textos que analizo recién hoy se me ocurrió googlear qué podía significar el mío. Como deriva de María siempre lo dejé por esa (como una variante generacional), pero parece ser que ni nombre tiene origen hebreo y viene de la unión de María (la elegida por dios) y Estela (la estrella de la mañana). Lo de Estela nunca se me había ocurrido. También dicen que podría estar relacionado con Maryam (la que nos guía) y que tiene un montón de variantes en distintos idiomas, de los cuales me sorprendió Maureen, en inglés. Saludos de la estrella elegida por dios para guiarlos, estimados. Sobre la modestia no me dicen nada, así que asumo que puede no ser una de mis cualidades. 😊 Ps: y eso que no mencioné a Beatriz (portadora de felicidad) ni a Rodríguez (de rodrigar, poner tutores: ayudamos al crecimiento). De los Barreto no digo nada porque al parecer somos menos rutilantes (de origen portugués, asociado a zonas barrosas). Buenos días.





Primero le dije a la peluquera que me hiciera un recorte de puntas. Segundo, si me recomendaría algo diferente en caso de querer un cambio. Tercero, por favor en capas no, que no quiero ser Miss Piggy. Cuarto: bueno, pero apenitas. Quinto, salí de la peluquería con el pelo mojado y le mandé una foto cuando estuvo seco. Sexto, me gustó. Séptimo, este ha sido el último corte en lo que queda del año y la mitad del siguiente. Que no es poco.





Parece que ayer una amiga se cruzó conmigo al salir de Tienda Inglesa. Como no la vi me saludó, un segundo antes de darse cuenta de que en realidad no era yo. _ Perdón, te confundí. -le dijo a la no Mariela, que en seguida contestó: _ Sí, con Mariela Rodríguez, no es la primera vez que me confunden. Listooo… Autógrafos de 17 a 18 h. Por canjes y presencias consultar por in box. ¡Basta, chicos! 😊 (Créditos a la amiga que me lo contó y escribió la mayor parte de este texto)





Sé que por estos lados a veces construyo un personaje que es adicto al café, pero no es verdad. Primero porque en casa solo tengo descafeinado y segundo porque a lo largo del día suelo tomar mucho té: enormes tazas de más o menos medio litro de té sin azúcar ni edulcorante, que es más rico. Cada pocos días tengo que meterle un chorro de lavandina a las tazas porque por más que las lave el té las va ensuciando, les deja unas marcas marrones que el detergente común no es capaz de sacar. Soy una persona de reflejos lentos, lo sé: recién hoy me he puesto a pensar si no me estará quedando también una pátina de teína en las arterias cada vez que desayuno, meriendo o me preparo un refrigerio fuera de hora. ¿Ustedes saben? Acabo de googlear "el té deja restos en las arterias" pero solo me recomiendan dejar de fumar y beber, explican la composición biológica de las arterias y recomiendan tés herbales con albahaca, tomillo, apio y espino blanco. Creo que es tiempo de seguir meditando estos temas con un rico capuchino de por medio.* Buenos días. *Me había olvidado de decir que también tomo capuchinos de los de sobrecito, que no son descafeinados ni tienen mucha pinta de querer limpiar arterias. Todo por no haber adquirido el vicio nacional (vulgo mate). Y así estamos.





"El tiempo es enemigo de la verdad, es amigo de quien esconde la verdad. Muchas de las personas involucradas están muertas, otra están en edad muy avanzada. Por lo tanto, la estrategia óptima fue dejar caer el tiempo, dejarlo pasar. No hay más tiempo que perder." "Saben lo que pasó ese día. Ahora les pido que digan la verdad, porque ha llegado el momento de decirla, han pasado muchos años. Mi madre tiene 92 años. Lo tienen que hacer por mi madre, lo tienen que hacer por Emanuela. Si está muerta que lo digan, porque mi madre podrá al menos llevarle una flor a su tumba. Si está viva podremos volver a abrazarla. Solo quiero esto: que esta historia termine." Son palabras de la abogada y el hermano de la chica desaparecida en el Vaticano hace 37 años, en el documental que hace un rato comenté que estaba viendo. Poder llevarle una flor a la tumba de un ser querido: lo mismo que pedía Antígona hace 2500 años, ¿se acuerdan? "Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas". (Lucas:12:2-3) No soy creyente, pero estaría bueno que los que dicen serlo empiecen a actuar de acuerdo a los principios de su religión, aquí, allá, en todos lados, que se acaben las mentiras y los silencios, porque no hay más tiempo que perder. Y a quien le quepa el sayo, que se lo ponga.




Mi casa está patas para arriba. Tengo escritos para corregir. La heladera está medio vacía. Y yo escuchando un partido de fútbol. ... ... ... Hace años (muchos: 1997) en el programa Ajo y Agua Jorge Esmoris y Gonzalo Eyherabide relataban los clásicos de la literatura, y algunos están en youtube. El de la Divina Comedia es imperdible. "Difícil debe haber sido para el técnico Minos elegir los jugadores para el Deportivo Alighieri, y además en el campo de juego hace un calor infernal".





¿Ustedes se acuerdan del atentado al Papa en 1981? Estoy viendo una docu serie (La chica del Vaticano), y me encantó algo que se menciona de pasada: cuando el agresor estaba a punto de entrar a territorio italiano fue tacleado por una monja franciscana, que facilitó que lo atraparan. En medio de la confusión y locura del momento nadie registró (al parecer) el gesto, que debe haber sido sublime: el turco Alí Agca corriendo hacia la salida del Vaticano y la señora (yo me la imagino veterana) que al verlo pasar le estira la patita para que tropiece (quizás) o que se le tira encima desde atrás para hacerlo caer tomándolo por los pies (lo que encaja con el tacleo pero no sé, no lo veo, porque el turco era joven y flaco y las monjas siempre andan con un montón de ropa larga y superpuesta). Como estoy en día de paro de la Cseu y todavía sigo estirando mi desayuno me puse a googlear, y no encuentro demasiado sobre la monja. Las páginas católicas se concentran en que el Papa estaba mirando una imagen de la Virgen de Fátima al momento del atentado: estaba a punto de bendecirla, por lo cual un segundo antes se había inclinado, lo que a la postre terminó por salvar su vida. También dicen que ella había profetizado el atentado en 1917 (sería parte del "tercer secreto"), pero esto, como todo, es interpretable. Al parecer Alí Agka estaba obsesionado con la santa, e instó a la Santa Sede a revelar el tercer secreto. A partir de acá todo se entrevera con historias de espionaje en los años ochenta. Decido volver a la docu serie, que todavía no sé si va a agarrar para el lado de la mafia, de los crímenes de Estado, o si la desaparición de la pobre muchacha terminará siendo uno más de los femicidios que en el siglo pasado, en este y en todos nos sumergen a partes iguales entre la sublevación y la impotencia. Todo esto para decir que vivimos en un mundo complicado, que nos cuidemos entre todos y que no confiemos en nada que venga de las altas esferas -especialmente de las religiosas. Ah, y también para decir que esa monja franciscana es una ídola, y que no sé por qué en la Piazza de San Pietro no hay un monumento de ella al momento del tacleo.





Una sale con su amiga a las escaleras de entrada del IAVA y se sienta a conversar mientras dura el pequeño recreo de la ATD interminable. La mañana soleada invita a la charla, al menos hasta que una pelusa de plátano se le mete a una en la garganta y le empieza a producir una tosecitas secas que no llevan a ninguna parte pero se niegan a terminar. _ Cruzo a la panadería a ver si me compro algo para tomar que me saque esta molestia. - dice una, en tanto la amiga se levanta y vuelve a entrar al liceo, porque el corte de cinco minutos ya debe estar terminando. Una baja las escaleras y ahí nomás, a un par de metros, percibe algo como una luz que se baja de un auto recién estacionado. —Buenos días. - dice una, que además de ser bien educada no puede evitar saludar a cualquiera que pertenezca al ámbito de su trabajo o que transite por sus alrededores. _Hola, ¿qué tal?- dice la luz. Una sigue su camino y cruza a mitad de cuadra rumbo a la panadería, porque ningún Peluffo va a hacerla desviar de su objetivo, aunque se queda pensando que bien podría el destino haberlos cruzado cuando una no estuviera tosiendo como una vieja chota con la pelusa de un plátano atorada en la garganta, pero en fin. Una no tiene las riendas del destino. Una vuelve a la ATD ya sin toses, pensando que tan fácil, fácil, no es horizonte lejano, correr y correr historias que no acaban bien, ni mal transcurren no más. Y así estamos.





Esta noche me desperté cada una hora. Una y media, dos y media, y así. El estrés del fin de las clases sumado a temas personales (pero buenos). La última vez prendí la computadora y dejé youtube con un programa del sábado pasado que tenía a Sbaraglia como invitado (porque la voz de Sbaraglia, que a tanta gente le molesta, a mí me calma). Ya con el amanecer entrando por las rendijas de mi persiana (no diría con los pajaritos cantando, porque comprobé que arrancan a eso de las cuatro) soñé que estaba yendo a un hostel en el Cabo y que en la camioneta (??) alguien escuchaba una música que me conmovió hasta los cimientos. No hay fuerza alrededor No hay pociones para el amor Dónde estás? Dónde voy? Porque estamos en la calle de la sensación Muy lejos del sol que quema de amor. Desperté. Era parte de un homenaje a Charly en el programa que había dejado puesto un rato antes. Hacía años que no lo escuchaba, pero el arte no envejece como las personas. ¿Cuánto de nosotros, cuánto de lo que somos está en las canciones que dejamos de escuchar sin darnos cuenta, en los libros que no releemos, en los paisajes que no volvemos a visitar? Reflexiones en martes de ATD, estimados. No exijan mucho de un cerebro que se ha estado despertando a cada rato y (sobre todo) que aún no ha tomado contacto con el café de la mañana. Buenos días.





La buena noticia es que cuando llegué a mi casa estaba todo bien, como siempre. La mala es que una hora después de entrar me di cuenta de que había dejado la plancha enchufada desde las siete y media de la mañana. La segunda buena es que acabo de comprobar que esta plancha se calienta sin quemar. La segunda mala es que... los genes, los geneeees! Y así estamos. (mejor no ha blar de cier tas co sas) 😱





¿A ustedes también les aparecen de vez en cuando unos anuncios de “novelas web” como este? No me doy cuenta de si siempre es la misma cuenta, pero dos por tres me ofrecen leer (y supongo que pagar) historias de amor truculentas, por lo general vinculadas a temas de dinero, traiciòn o virginidades dudosas de señoras de honorabilidad intachable. Corín Tellado en formato digital, en suma. Parece una pavada (“si no te interesa no lo leas”) pero no sé si lo es tanto, porque también (en los reels) me aparecen todo el tiempo consejos de maquillaje, de cómo disimular kilos o descubrir si mi marido (??) me está engañando con otra. ¿Estamos volviendo al siglo pasado, o esto es algo que solo a mí me sucede? No es paranoia de lunes a la suerte y media de la mañana: hace por lo menos un mes que me vengo sintiendo en otro mundo en estos lados (concretamente por acá; en las otras redes no veo ningún cambio). ¿O será que por ser mujer, cincuentona y del tercer mundo ya me tendrían que interesar las novelas rosa y los consejos de belleza? ¿He publicado acaso demasiadas fotos de gatos? Mmhh...





El Intercambiador los domingos a la tarde se empieza a poblar de música: los integrantes de la escola do samba del barrio hacen sonar sus instrumentos de percusión, mientras van llegando las bailarinas y el público que los acompaña. Yo me dejo acompañar por el viento, hasta que viene un 402 que me lleva por un rato a otro mundo, que siempre es el mismo, o casi siempre. #dolceferniente Y en eso estamos.




Domingo de Historia y de historias La anexión de Toscana al Imperio francés trajo muchos cambios en Florencia, entre ellos la necesidad de ordenar la ciudad con un sistema de referencia diferente al tradicional. Calles, casas y plazas tenían nombres acuñados en referencia a edificios nobles, tiendas, tabernas e iglesias, lo que siempre había sido suficiente para que todos entendieran. Pero en 1808 se decretó que “cada casa, existente dentro de las murallas de la ciudad de Florencia tendrá un número particular marcado externamente", a la vez que se le daba nombre a cada calle. Tras la caída de Napoleón se definió un ordenamiento diferente de los números, pero nunca dejaron de utilizarse. Leo esta noticia sobre una ciudad de Europa, tan llena de Historia y de siglos, y me vienen a la memoria dos imágenes de este lado del océano (y de este lado del río), donde lo que recordamos es de corta data y dos por tres revela la madera revolucionaria y poco afecta a las reglas de que estamos conformados. En primer lugar: mis viejos. Viven en un pueblito pequeño donde las calles solo tienen número y las casas ni eso, pero a ellos se les ocurrió que querían tener número, así que se compraron unas baldositas con cifras que les parecieron lindas y desde ahí dicen, declaran y afirman (incluso en documentos públicos) que esa es la dirección de su casa. Vengo de un abuelo que completaba él mismo la libreta de matrimonio anotando a cada hija que nacía, así que nada es demasiado sorprendente. La segunda historia se ubica en la década del 90´, en Valizas. Hubo un Turismo que nos cayó tan avanzado el año que hasta pude celebrar mi cumpleaños a la orilla del mar, en mi rancho. Era 1995, época de Bellas Artes, de reuniones multitudinarias, de vacaciones divididas entre playa y noche. La noche del sábado 15 de abril nos juntamos en la casa de Pepe (un amigo entrañable de aquellos tiempos), celebrando su cumpleaños (y de paso el mío), y ya en plena madrugada del 16, además de cantarnos y aplaudirnos entre todos, tuvo lugar una ceremonia en la cual descubrimos un cartel sobre la calle principal que denominaba a la transversal donde estaba el rancho "Calle Pepe". Y ahí quedó el cartel durante años y años, hasta que el tiempo (quiero creer que el tiempo) terminó por olvidarlo. Y así somos. Hechos de historias e Historia, que no es lo mismo, pero es igual.





"Escorpio Virgo los analiza, Piscis los investiga, Cáncer los cuestiona pero Sagitario y Aries los necesitan para aclarar sus pensamientos futuros. Ustedes deciden con quién estar."
(no me digan a mí: la responsable de tanto cruce de signos es la señora que hace los horóscopos en el pasquín de la Plaza Cagancha)
(por las dudas: no sé si conozco a alguien de Escorpio pero si quieren aclarar mis pensamientos futuros, adelante)
(saludos de una ariana que parece que tiene que hacer hoy lo que no puede dejar para mañana -aunque la señora no aclara si se refiere a corregir los escritos pendientes o a terminar unas galletitas de chocolate que me hacen señas desde la mesa de la cocina)



Sábado, llueve… ¿Y si me hago unos scones? A ver esta receta: Harina: tengo Azúcar: tengo Una cucharada: depende. Levadura: no tengo Tierra: tengo, pero no sé si mojada sirve. Ampliaremos.





Voy llegando a Propios: vamos unos quince minutos de viaje en un 103 tranquilo y veloz. A mis espaldas, desde que subí, se oye la voz de una chica que discute con alguien por teléfono. Habla a toda velocidad pero siempre en voz muy baja y con lenguaje de lo más correcto. Argumenta, explica, pone ejemplos de lo que dice: es un as de las palabras. Ignoro que dice su madre al otro lado del teléfono pero no debe tener un estilo demasiado diferente de la hija, que nunca eleva el tono ni cae en descalificar al adversario. Una lección de retórica a las siete de la mañana, estimados, que termina de pronto sin que la pasajera de adelante haya llegado a captar un cambio de tono, un atisbo de reconciliación. _ Y, algún drama habría… -dice de repente el pelado de adelante, y me asombra su capacidad de leerme el pensamiento, hasta que capto que él también va sumergido en una conversación telefónica (aunque en este caso no se trata de una discusión, sino de dos amigos que chusmean sobre algo que le pasó a un tercero). 103: la vida misma. Big Brother is listening you (and she is writing). Buenos días.





Hace una hora estaba pensando ir a leer a mi dormitorio cuando veo a la gata ardillita que aparece en mi ventana de la cocina. Muy extraña, con cara de susto. Abrí para darle un platito de comida y se metió de prepo en casa. Algo le pasaba: se quedó escondida debajo de la escalera, respirando agitada. La dejé un cuarto de hora, a ver si se tranquilizaba, pero nada. Llamé a los vecinos de al lado, que son los dueños: el muchacho trató de auparla y vio que algo le dolía, no sabemos si una pata trasera o la columna. Quizás se cayó, o la agarró un perro, dijimos... Tratamos de entrarla a su casa, pero no hubo caso, y terminó refugiándose en un macizo de plantas, a cuatro o cinco casas de la nuestra. Al rato, un maullido en el frente. Salgo a ver qué pasa y veo a un vecino que suelta a su perro para que se meta entre las plantas a perseguir a la gata, que como pudo corrió hasta el depósito de hierros viejos de la esquina. El señor, un veterano, se reía a las carcajadas. Le pegué cuatro gritos. Se siguió riendo. La dueña de la gata vino a ver qué pasaba pero no pudimos encontrarla: el depósito de hierros está enrejado y abarca toda la manzana. El señor (que ahí me di cuenta de que vive en mi cuadra y lo conozco desde hace 40 años, pero en mi habitual despiste no me había dado cuenta) se rió un par de veces más, hasta que pareció darse cuenta de que no nos parecía gracioso, y terminó por enojarse. Él opina que su perro y la gata juegan, y que es muy divertido ver cada noche como el perro la obliga a treparse a los árboles para no ser atrapada. Se ve que le enojó que no compartiéramos su peculiar percepción del mundo. En resumen, que nos pegamos unos cuantos gritos más, hasta que terminó por irse a su casa. Nosotros (los tres de al lado y yo) intentamos buscar a la gata, pero no la encontramos. Suponemos que cuando se le pase el susto aparecerá, pobrecita. Soy un ser de paz, pero métase cualquiera con un bicho indefenso y me sale lo peor. Y en eso estamos. Ampliaremos. Ooooom...





Salí del liceo rumbo al Brou, porque tenía que hacer unos trámites. Tengo la sucursal 19 de junio a pocas cuadras pero soy mujer de costumbres, así que preferí tomar un G hasta Montevideo Shopping, donde conozco la dinámica del banco y me siento (un poquito) más tranquila. Hablo con el chico de la recepción: hola, me olvidé de la clave del ebrou, nunca solicité la llave digital, tengo que hacer veinte trámites, socorro, socorro, sálvame, bello joven. Él me escucha sin hacer comentarios, me explica 200 cosas que me entran por un oído y me salen por el otro y termina derivándome con las chicas que atienden temas de ebrou, por el momento ocupadas asesorando a un par de septuagenarias que parecen entender de estas cosas mucho más que yo. Por qué seré tan inútil en temas económicos y bancarios, pienso, por qué no me adapto a la virtualidad en pleno siglo diecin… veint… y uno. En eso se me acerca una tercera muchacha, que viene sonriendo. _Hola. Vos fuiste mi profesora en el IAVA. _Hola, te veo cara conocida… -era verdad- ¿Como te llamás? _ Milagros. ¡Milagros! Buena señal. _ ¿Y cómo te fue conmigo? _ Pasé con 11. Listo. Perfecta e indiscutible señal del destino. Milagros anduvo a las vueltas conmigo como veinte minutos, hasta que terminamos todos los trámites que tenía que hacer hoy. Para mañana ya sé que va a estar en otra parte del banco, así que ahí estaré ni bien salga del liceo y otro bus me lleve hasta el shopping. Saludos desde el post papeleo, donde trato de reponer energías apelando a las conocidas artificialidades del capitalismo, mientras me digo una y otra vez que no debo volver a olvidar mi contraseña del ebrou, no debo volver a olvidar mi contraseña del ebrou, no debo volver a olvidar mi contraseña del ebrou, sabiendo que en unos días me la voy a volver a olvidar, a perder o a confundir con otra. ¡Los genes, los genes!!! Y en eso estamos.





Ayer en la Semana de Lavalleja vi desde lejos que había un cartel ofreciendo vino con frutilla pero era tanta la gente amontonada que no me animé a atravesar el parque para ir a probarlo. A la salida una de las chicas de mi grupo andaba con un vaso que quería traer a Montevideo para que su hermana lo probara, porque le había gustado mucho. _Ah, yo me quedé con las ganas... _comenté, ya a la salida, e ipso facto alguien me dijo que en el galpón de enfrente lo vendían, ahí nomás a media cuadra. Así que fui. Se trataba de una especie de cantina muy venida a menos. Un espacio gigante con una barra precaria al fondo, donde cuatro parroquianos medio vestidos de paisano me miraron entrar con cara de "¿Y esto? ¿Montevideo nos invade?". La señora tras la barra enseguida sacó una botella de dos litros (creo que era de Coca Cola) llena de un líquido rosado que pasó a una botella de un litro, también de plástico, no sin antes sacudirlo para que la frutilla no se empozara en el fondo. Utilizando un embudo no muy limpio pasó el litro a una tercera botella, esta vez de Fanta (porque la del litro se ve que era la medida, y parecía no tener otra) y me lo dio. Pagué mis módicos $180, conversé algo con uno de los parroquianos (que parecía comunicativo aunque no articulaba muy bien las palabras, quizás en función de la cata excesiva del antes mencionado vino de frutilla) y me fui hacia el ómnibus, que estaba esperando en la vereda de enfrente. Hoy antes de probarlo pasé el vino a un par de botellas decentes (aunque pequeñas), porque lo de la de litro y medio me desmotivaba para el debido aprecio del líquido elemento... ¡Y era una delicia!!!! Si van a Minas, ya saben: frente a la entrada a Parque Rodó. No miren mucho los detalles del entorno, o se desmotivan, pero el sabor... Sin palabras. Y en eso estamos (hic).






El recital de rock más raro en el que he estado: 1. Llegué cuando empezaba la banda anterior a Buitres y sin el menor problema me instalé al centro en segunda fila. 2. Esa banda (La Gran Smith) sonó muy bien, pero no hizo ni medio bis. 3. Buitres a metros de mis ojos y oídos, pero a mis espaldas una multitud gigantesca como de Estadio Centenario. 4. Pogo respetuoso. (Iupi!!) 5. Una salida tan compleja como la de Copacabana después de la Reveillon: a medio pasito cada cinco segundos, pero al final salí. 6. Vine sola. 7. A 100 km de mi casa. 8. El último toque es de la Beriso, por lo cual ya estoy instalada en unas gradas, lo más lejos que puedo. 9. Nadie nos revisó a la entrada. 10. Es gratis. 11. Hay gente de todo tipo y edad. 12. No hay viento. 13. Peluffo está cada día mejor. 14. La segunda canción fue Una noche con vos y la penúltima Solitario Cadillac. 15. Espero que pase la Beriso comiendo galletitas Lulú. 16. Junto al escenario hay una rueda gigante, porque este es el Parque Rodó de Minas. 17. Algún que otro perro. 18 Un muchacho que en el pogo “perdió” el celular. 19. Banderas de Nacional con Buitres, de Peñarol con la Beriso. 20. Me vi muchas veces en pantalla gigante. 21. Hay un cartel de “vino con frutilla” pero está muy lejos. 22. Un tema de Buitres se atrasó porque Peluffo no encontraba la armónica. 23. El de la Beriso no habla con el público (por suerte). 24. Yo de lentes, escribiendo en las gradas. 25. Raro. Todo muy raro, pero bello.




El viejo truco del blanco y negro para ocultar las canas del crecimiento… con un recortecito de foto por las dudas. Espero que Peluffo no se dé cuenta. 😳 Se va cerrando una semanita de mucho estrés por estos lados, estimados; comienza un tiempo de recuperación de energías (porque hay un lugar en mi corazón que se lo robó un amoooor 🎵). Feliz fin de semana, y no le digan a Duff que me voy a ver a Buitres. Para qué mezclar los tantos. (Me acabo de acordar de una “amiga” que una vez me calificó de fabuladora porque no entendió el humor -o intento de humor- en esto de la construcción de personajes. Diosss… hay gente para todo)




Acabo de leer que dos personas tiraron una lata de sopa sobre el cuadro de los girasoles de Van Gogh, en protesta por la inflación y el calentamiento global. "¿El arte vale más que la vida? ¿Más que comida? ¿Más que justicia?" es la base de su cuestionamiento. No entiendo nada. Es tanto lo que no entiendo que ni siquiera lo puedo poner en palabras. En este mundo injusto el arte es, precisamente, lo que nos puede igualar, lo que nos deja brillar con luz propia, lo que nos salva de la angustia. ¿Cuál es el sentido de arruinar una obra que nada tiene que ver con el motivo de la protesta? Ojalá que sea una noticia falsa, una clase de fake que no entiendo. Ojalá. Pero no creo.




Esto de la Literatura da para todo. Por ejemplo, para ir al Planetario a escuchar una charla sobre el universo de Dante, instalados todos cómodamente de cara al “cielo”, leyendo pasajes de la Commedia que se relacionan con la Astronomía de la época y viendo pasar el vértigo de la Vía Láctea frente a nuestros ojos. De paso vi que el ex zoológico es hoy un parque abierto al público que ya iré a recorrer un día con más tiempo y menos viento. Mientras tanto mis viejos tuvieron una mañana movidita pero ya están de regreso con sus gatos y sus plantas, en tanto yo trato de recuperar un poco de energía bajo la forma de una cosa pumpkin con leche de almendras y pienso que más vale que esta noche sí duerma algo porque mañana desde el despertar ya sabré, no es un día más: es un día especiaaaal… 🎵 No le cuenten a Peluffo que durante tres o cuatro minutos lo engañé con Duff. Esas cosas no se dicen. Buenas tardes.





Afuera: amanecer indeciso con palomita oteando el horizonte. Adentro: desayuno harinoso de los viejitos antes de retornar a sus gatos y su casa. Acá: 103 con asientos libres que me lleva rodando de regreso al IAVA después de una semana y algo de no vernos. Dormí mal. Necesito (más) café. Pero aquí estamos.




Reunión familiar esta tarde en mi cooperativa. Los humanos pueden faltar en la foto; los felinos no. Este es Salomondrín, el gato de mi tío Valmar, bautizado con nombre de youtuber. Cuando nos estábamos yendo mi viejo le contó a Valmar que él tiene 11 hermanos y después le preguntó cuándo lo iba a ir a visitar a Montevideo y si hacía mucho tiempo que no lo veía a Valmar. Mi vieja, mientras tanto, reconocía a vecinos de los que yo no tengo ni el menor recuerdo, les preguntaba por sus hijos, sus trabajos y sus recientes operaciones. No le erró ni a uno. _No te pongas triste- le dije bajito a Valmar cuando nos íbamos de su casa- Él no se da cuenta de nada, y además nadie nos asegura que nosotros vayamos a terminar así. _No, no te preocupes por mí -me respondió- pero vos y yo sabemos que en nuestra familia es una posibilidad bastante fuerte. Y en eso estamos. Vivos y juntos (que no es poco). Un día por vez. Buenas noches.





Cuando tenía 13 años mi viejo me quiso jugar por interés y me preguntó si ese año también iba a pedir un regalo por el Día del Niño yo, que me pasaba abogando por el reconocimiento de mi condición de adolescente. _ No, no quiero más regalos.- contesté- Para mí se terminó el Día del Niño. Y no reclamé más cosas ni ellos me las dieron (más aliviados por tachar un gasto de la lista que por admiración hacia mi renuncia pero, en fin). No se volvió a hablar del tema. Y yo ese día dejé de ser niña. Una sigue teniendo la capacidad infantil de la sorpresa, el pensamiento lateral, la imaginación, intuición y bla bla bla, no hace falta decirlo, pero la niñez es una etapa que necesariamente hay que dejar atrás algún día. Digo esto porque me subleva que me traten de seisañera la mitad de las propagandas que (obligada) tengo que ver o escuchar por la calle, en el ómnibus o en el comienzo de cada video de youtube. Sea el alma de la fiesta, baje diez kilos en quince días, recupere la vista, el pelo, la piel sin arrugas, los amigos, y de paso vote a tal, apoye esta reforma, siga estas ideas. No me estoy quejando de las nuevas generaciones (ni ahí): me quejo de los que pretenden poner a todas las generaciones en la misma bolsa como si no tuviéramos memoria, capacidad de razonamiento, décadas de lectura y reflexión. Desperté preocupada, estimados. Hace mucho tiempo que despierto preocupada. Después vienen el humor, las fotos de gatos, las bromitas, pero vivo con una sensación de distopía no organizada de la que no logro zafar de ningún modo. Esto no se llama partido nefasto que ocasionalmente llega al poder en Uruguay: se llama retroceso peligroso en todos lados, recorte de derechos aderezado con calentamiento global, agotamiento de los recursos naturales y esas cosas. Se llama España dándole atención a un grupo que canta que quieren volver a 1936, se llama Uruguay distrayendo la mirada con bombas de humo cada medio día, se llama todo el mundo hinchando por su cuadrito en medio de un escenario de peligro y desconocimiento de los derechos humanos: se llama de muchos modos, pero está por todos lados. Díganme que soy yo. Díganme que debo haber dormido mal, que estoy estresada, que tendría que ir a terapia. Díganme que es solo una etapa, y que la Historia tiene eternamente esos ciclos de ascenso y caída de los avances. Pero no me manden a jugar a la rueda rueda. Que los verdaderos niños sigan jugando sin mirar a los costados, mientras a su alrededor los adultos empezamos, aunque sea de a poquito y sin certezas, a reconocer el mundo que habitamos, a cultivar los jardines que tengamos a mano y a a dejar de patear para adelante la tarea de construirnos. Dicho esto, en un rato retomo el nivel de optimismo habitual. No se alarmen (pero tampoco se duerman). Buenos días.



Una señora le regaló a su hijo un iPhone 14 por aprobar Matemática. Un hombre salvó el examen de conductor después de 15 años y se rapó. L-Gante le habló mal a Mirtha Legrand. Alguien hizo una app para intercambiar figuritas. Unos padres de Canadá le pusieron Logan a su hijo y después se arrepintieron. … … … ¿Son “noticias” para compartir espacio en los portales con el hambre, la violencia, el avance de la derecha? Así está el mundo, amigos. (Montevideo Portal, 11/10/22)






Tarde silenciosa de feriado en mi barrio. Pongo la radio (en youtube) y una referencia casual a los panchos me despierta un recuerdo de los 15 años. Yo iba al IAVA; hacía cuarto año en el turno intermedio, que era más o menos de 12 a 4 de la tarde. Fue la única vez que cursé al mediodía, porque en el liceo no había grupos de cuarto de mañana. Como vivíamos muy lejos del centro yo tenía que salir de mi casa con casi una hora de anticipación, razón por la cual me pasé de marzo a diciembre almorzando a las diez y media de la mañana. No recuerdo si mi viejo aún seguía como obrero metalúrgico o si mis padres ya habían arrancado a vivir solo de la ropa que vendían en la feria; el caso es que ellos almorzaban temprano, pero no tanto. Es decir que (en virtud de mi inutilidad culinaria de aquellos tiempos) mi vieja me hizo comida diferente y anticipada durante todo ese año. Y se cebó con los panchos. Eran fáciles, eran rápidos, eran baratos. Panchos con arroz, panchos con puré, panchos con papas fritas. El 90% de los días yo almorzaba dos panchos con alguna cosa. La ignorancia (de los tres) y la crisis económica (nuestra y de muchos más -era 1982-) hizo que a nadie le pareciera mal el arreglo. Ellos venían de un mundo con opciones muy limitadas en la alimentación, y a mí nunca nadie me había hablado de los grupos alimenticios, ni en el liceo ni en ningún lado. Todo fue bien, hasta que me empecé a brotar con una especie de alergia que demoramos mucho tiempo en asociar con los benditos frankfurters (franfruter, para los íntimos). Supongo que algún médico nos pasó un rezongo; la verdad es que no tengo memoria de cómo salimos de aquel pozo de Schnecks y Ottonellos. Creo que es desde ahí que no los puedo tolerar. Mientras seguí comiendo carne (cosa que, dicho sea de paso, nunca me gustó para nada) consumía de vez en cuando alguna húngara con muzzarella, pero nada de panchos. Nunca más. Ayer hablé con mi vieja; van a venir a Montevideo esta semana y como llegan a mediodía les pregunté si querían que les comprara unos ravioles (porque de chop sueys y esas cosas no les da ni para hablar), pero me dijo que no, que ellos se traen sus panchitos y están de lo más contentos. Espero que no se vengan también con el café, la Coca Cola y el azúcar, como hacen de vez en cuando... Saludos desde mi mundo de hija única, casi casi en proceso de convertirme en madre de dos hippies octogenarios. Ooom.




La tarde del desfile El 306 se vacía al llegar a la zona de la prueba de admisión para las llamadas, a pocos pasos del rosedal. Decenas de personas caminamos en la misma dirección: hacia donde ya comienzan a sonar los tambores. Decido apostarme justo en la zona de salida, desde donde escucho la charla de cada comparsa y veo de cerca el accionar de los jueces. Mucho nervio en la previa. Como siempre, el desfile de cada grupo sigue el orden tradicional. Primero las banderas, luna y estrellas, después las bailarinas, escobero, mamas viejas y gramilleros, la vedette (a veces dos), un bailarín, los tambores. “¡Vamos, pa’lante, gurises!” Grita alguien de los de las banderas, y también: “dos minutos muchachos, vamo’arriba, si queremos estar en las llamadas tenemos que dejar todo hoy!!” Una bailarina insegura repasa los movimientos: “tataratata, ta y vamos con los cuatro. Otra vez. ¿Y después?” Una vedette (Andreína) recorre la zona de las bailarinas, les toma las manos, las mira a los ojos y sonriendo les agradece por estar, una por una. “¿Alguno tiene leuco?” Pregunta una chica a todo el mundo, hasta que un señor desde el público le alcanza un rollito. Cuando el semáforo junto a un reloj electrónico empieza a titilar suenan los primeros repiques y comienza el movimiento. Son solo cinco cuadras, y en esas cuadras se les van los sueños. Yo paso una hora y media de desfile pegada a la reja, junto a una veterana de turbante que me dice que en sus años mozos también taconeaba de lo lindo. Una tras otra van pasando las comparsas. Fiesta para los ojos y los oídos. El público aplaude y a veces grita saludando a alguien. “¡Vamo’ el Cerro, eh!” Pasa un señor cargando a una nena en brazos que no pasa del año. “Uy, esa criatura, que le saque la campera que la va a asar”, me comenta la del turbante, antes de llamarle la atención a una de las bailarinas y ofrecerle un alfiler de gancho, porque la vio medio luchando con la cintura de su traje. “¡No nos podemos quedar quietos, hay que agitar!!” se escucha desde la zona de tambores de un grupo del interior. Y ahí se hizo la hora de irme a un encuentro con amigas para merendar y después ver “Argentina, 1985”. Y esa es otra historia. Solo una cosa: véanla. Y aplaudan. Buenas noches.





Ayer seguí un ratito pasando textos míos de otros tiempos. Es una especie de libro de arena, una encuentra algunos y aparecen otros: desde los ocho años que ando en esto de escribirme la vida. Claro que no siempre es grato animarse a releerse (y revivirse). No solo por el montonazo de clichés hiperadjetivados con los que me encuentro, no solo por las referencias a libros o artistas que hoy encuentro comerciales y cursis, sino porque es una especie de terapia a la que no es fácil acceder de golpe y a lo bestia. Por ahora solo estuve vichando textos de los veintipico; con los de la niñez y adolescencia no me meto, todavía. Acabo de dejar algunos -los últimos- en el blog (cosa rara que siga manteniendo un blog, pero me gusta), y como material para compartir en domingo dejo por acá este, el más cortito, que me sacó una carcajada en medio de tanta emoción reencontrada. 😊
Estoy con gripe. Un narrador engripado no es lo más indicado pero bueh: veamos que sale. (…) (…) (…) No sale mucho, ¿eh?
Buenos días.




La tarde del desfile El 306 se vacía al llegar a la zona de la prueba de admisión para las llamadas, a pocos pasos del rosedal. Decenas de personas caminamos en la misma dirección: hacia donde ya comienzan a sonar los tambores. Decido apostarme justo en la zona de salida, desde donde escucho la charla de cada comparsa y veo de cerca el accionar de los jueces. Mucho nervio en la previa. Como siempre, el desfile de cada grupo sigue el orden tradicional. Primero las banderas, luna y estrellas, después las bailarinas, escobero, mamas viejas y gramilleros, la vedette (a veces dos), un bailarín, los tambores. “¡Vamos, pa’lante, gurises!” Grita alguien de los de las banderas, y también: “dos minutos muchachos, vamo’arriba, si queremos estar en las llamadas tenemos que dejar todo hoy!!” Una bailarina insegura repasa los movimientos: “tataratata, ta y vamos con los cuatro. Otra vez. ¿Y después?” Una vedette (Andreína) recorre la zona de las bailarinas, les toma las manos, las mira a los ojos y sonriendo les agradece por estar, una por una. “¿Alguno tiene leuco?” Pregunta una chica a todo el mundo, hasta que un señor desde el público le alcanza un rollito. Cuando el semáforo junto a un reloj electrónico empieza a titilar suenan los primeros repiques y comienza el movimiento. Son solo cinco cuadras, y en esas cuadras se les van los sueños. Yo paso una hora y media de desfile pegada a la reja, junto a una veterana de turbante que me dice que en sus años mozos también taconeaba de lo lindo. Una tras otra van pasando las comparsas. Fiesta para los ojos y los oídos. El público aplaude y a veces grita saludando a alguien. “¡Vamo’ el Cerro, eh!” Pasa un señor cargando a una nena en brazos que no pasa del año. “Uy, esa criatura, que le saque la campera que la va a asar”, me comenta la del turbante, antes de llamarle la atención a una de las bailarinas y ofrecerle un alfiler de gancho, porque la vio medio luchando con la cintura de su traje. “¡No nos podemos quedar quietos, hay que agitar!!” se escucha desde la zona de tambores de un grupo del interior. Y ahí se hizo la hora de irme a un encuentro con amigas para merendar y después ver “Argentina, 1985”. Y esa es otra historia. Solo una cosa: véanla. Y aplaudan. Buenas noches.





¿Vieron que hace unos días hablaba de un cajón de papeles recobrados? De vez en cuando (y en el marco de esta bendita huelga que no sé cuánto más voy a acompañar, porque para que termine este desastre habrá que votar bien y eso será en dos años y pico) estoy digitalizando algunas cosas. Hay material de todos los géneros: poesía, narrativa y drama (mucho drama), pero hoy me decanté por la comedia, y encaré una especie de diario en esquema que se ve que hice como soporte narrativo pensando alguna vez escribir algo. Ahí me encuentro con un montón de nombres de personas que no ubico, así como de eventos de los que difícilmente guardo un leve rastro de memoria. Parece que en los primeros días me gustaba un pelado (?) y que según yo le cambié la vida a un péndex (??). ¡Dios, qué frágil es la memoria! Algunas más que otras, digamosló, pero todas un poco. Una vez hace años pasé a cd un cassette de cuando tenía filmadora y cuando lo vi me encontré en situaciones, lugares y compañías de las que nunca pude reconocer ni dos segundos: con esto pasa (casi) lo mismo. Bienvenidos a un par de semanas en la cabeza de alguien de 26 años que parece que era yo en algún momento. No me juzguen.





¿En que otra ciudad una va rumbo a una asamblea gremial, la invitan a ver una obra de Sergio Blanco, al llegar se encuentra con una perfo en la explanada del Solís que termina en improvisado baile/fiesta y después asiste a casi dos horas de comunión teatral viendo una obra en italiano que le vuela la tapa de los sesos? ¿Donde más se encuentra una con sus profes del liceo, estudiantes del pasado y del presente, compañeros, amigos, gente linda? ¿Y en que otro lugar se pide una muzzarella con roquefort y se la dan a los cinco minutos por la módica suma de $150? #Montevideo #SiempreMontevideo





Si les dijera que en un rato le voy a ver la cara a dios, ¿qué pensarían? a) voy a una ceremonia religiosa b) voy a ver una obra de Sergio Blanco c) voy a tener un encuentro amoroso (aunque no con Duff) d) voy a escuchar a Peluffo en un toque casi privado e) voy a Valizas por el fin de semana largo f) todas las anteriores





🎵 Menina veneno o mundo é pequeno demais pra nós dois Em toda cama que eu durmo só dá você Só da você, só dá você iê iê iê iê (¿Está muy mal si una va cantando en el bus mientras cruza media ciudad para ir a la asamblea de su gremio?) (¿Está muy mal si una va compartiendo todo lo que le gusta de las redes y termina saturando a quienes la siguen?) (¿Está muy mal si una usa tres paréntesis seguidos y sueltos?) Menina veneno Menina veneno (iê iê iê iê)🎵





Hace un par de días contaba que me había topado de repente con todo un cajón lleno de textos de los que no guardaba ni la menor memoria. Fragmentos de diarios, sueños, poemas, páginas de agendas, cartas, resoluciones de año nuevo, mezclados con dibujos y recuerdos de amigos cercanos o no tanto. Se me ocurrió que estaría bueno digitalizarlos (al menos a algunos), porque una es una sucesión de personas en el tiempo y a veces las actuales no se acuerdan del todo de quiénes fueron hace mucho, en las épocas de los teléfonos fijos y sin internet, cuando las cosas se escribían a mano y se guardaban por ahí medio veneradas y medio protegidas de las miradas ajenas. Por acá voy a estar compartiendo de vez en cuando algunas cosas, por si gustan pasar y vichar. No les cambié el estilo pero sí omití dos o tres nombres, por aquello de que en este pueblo chico somos pocos y todos nos conocemos. Por hoy, aquí van tres textitos de los noventa. Siéntanse invitados.





Crónica de media hora agitada 9.57: respondo un mensaje por Instagram a una amiga y veo que tengo una solicitud sin aceptar desde el martes pasado. La abro: es de Duff Mckagan. Duff. Guns and Roses Duff, oh my God, Duff!!! 9.58: Compruebo que no me ha dado un infarto y leo el mensaje: Hello there how are you, I don´t usually chat with fans but I´m taking this time out to say thank you for your love and support always 🌹🌹. 10.00: Compruebo nuevamente que mi corazón resiste, le mando captura de pantalla a la amiga con la que fui a ver a G&R y también a la que pensaba ir conmigo al principio y al final vio el show desde el vip porque una amiga de ella, presidenta del club de fans de Duff (o de G&R, no lo tengo claro), le consiguió lugar a pocos metros del escenario. 10.15: respondo el msj: Thank you Duff, uliu merri mi? Come on to Arbolito cuando you like. Let that blondie in the pass and come to Uruguay es el mejor país! 🎵 10.16: comienzo a sacar hora para la peluquería, me anoto en un gimnasio y empiezo a preguntar precios de liftings y bótox. 10.23: me manda decir la del club de fans que esa es una cuenta trucha y que a ella le llegó el mismo mensaje. 10.24: aaaah… es verdad que le faltaba el tilde azul. 10.27: cancelo la peluquería y todo lo otro, bloqueo al falso Duff y me voy a la panadería a comprar unos polvorones con azúcar impalpable. ¡Qué desilusión! Esto me pasa por traicionar a Peluffo.




La francesa Annie Ernaux ganó el Premio Nobel de Literatura 2022. Los diez últimos ganadores han sido Abdulrazak Gurnah, Louise Glück, Peter Handke, Olga Tokarczuk, Kazuo Ishiguro, Bob Dylan, Svetlana Aleksiévich, Patrick Modiano, Alice Munro y Mo Yan. Bienvenidos al jueves de sentirme ignorante: lo único que he leído de ellos hasta ahora son unos poemas sueltos de Svetliana A. y un par de letras de Bob Dylan (y de la mitad me voy a olvidar del nombre apenas termine de escribir esto). ¿Quiénes de ellos y de los otros van a ser recordados -si seguimos por aquí- en unos siglos? ¿Se seguirá leyendo el Quijote? ¿Pensará alguien que Pablo Coelho es fiel exponente de la literatura del siglo XX o que Mercedes Vigil representa la narrativa uruguaya? Misterio.





Diálogo de liceo Hora de salida en el colegio; los de sexto año están guardando los útiles para irse. Alumna 1: _ ¿Qué se van a poner para mi cumpleaños? Alumnas 2, 3 y 4, a coro: _ ¡Tu cumpleaños es en marzo!!! Alumna 1: _ Bueno, ta, pero siempre soñé con mis 15 y por la pandemia lo tuve que retrasar un montón de años... ¿Ya saben cómo van a ir? Alumnas 2, 3 y 4: _ …




Primero hubo planes de rambla. Después hubo viento y tarde fresca. Un cajón de la cómoda abierto por azar. ¿Y estos papeles? No: mentira. No fue un cajón sino tres (dos de la cómoda y uno de la mesa de luz) y no fueron abiertos por azar sino porque se me ocurrió revisar las fotos de ochocientos de mis ex grupos que tengo por ahí en un sobre (fotos de esas que nos dan las adscriptas a principio de año), porque me parece que yo tuve como alumno a alguien de quien los medios hablan desde hace meses (y no porque haya hecho nada bueno). Así que me sumergí en los papeles. Pandora un poroto al lado mío. Ordené por arriba algunas cosas de los cajones de la cómoda, separé lo tirable (un 1% de lo que conservo), agrupé las fotos por un lado, los programas de teatro por otro, los recuerdos de viajes, las agendas, las carpetas con recuerdos e ainda mais. Ahí me acordé del cajoncito de abajo de la mesa de luz, ese que nunca reviso. ¡Dios! Era el mundo de los poemas, de las cartitas de mis amigos y de los desahogos en modo diario íntimo pero hechos en hojas de escrito y ya con más de veinte años. Entre otras cosas. Diálogos entrañables que creía perdidos para siempre y de repente ahí están, porque algún día se me ocurrió retenerlos en el tiempo. Dibujos que hacía cuando era muy chica: siempre rostros femeninos con los ojos llorosos, atención, doctor Freud, se solicita su presencia en el mostrador 5. Al final terminé ordenando todo por arriba, separé algunas cosas para compartir y dejé una montaña de papeles sobre la cómoda con el rótulo (mental) de “lo revisaré otro día”. Esto no me viene de familia: mis viejos solo guardan las fotos y los documentos importantes. Yo, en cambio… ufff. Recibos de tarjetas de crédito que ya no existen, boletos aéreos del siglo pasado, mapas de ciudades de las que no conservo muchos recuerdos, dibujos propios y ajenos, listas de cosas, números de teléfonos con pocas cifras y que no empezaban por 09. ¿Soy la única acumuladora de recuerdos? ¿Debo empezar a preocuparme? ¿O digitalizaré algún día 40 años de escritura analógica (y ahí capaz que arde Troya)? Misterio. Cosas que pasan cuando una está de huelga y el tiempo le depara estos pequeños encuentros con la memoria. Y en eso estamos.




Primero puse unos escritos sobre la mesa, una lapicera roja y el resaltador con el que marco cuando repiten demasiado "o sea" o "ya que". Después me hice un capuchino. Dejé entrar a la gata de la vecina. Hice karaoke con youtube por una hora. Gané varios premios a la mejor voz revelación. Caí en "Si me voy antes que vos" y me vinieron unas ganas enormes de ver a Jaime Roos*. Platea bien cerquita $2640 en preventa con tarjeta Recompensa. Si alguien quiere ir pegue el aviso. Fin del post. Los escritos aguardan muertos de risa. Creo que es tiempo de un segundo capuchino. Buenos días. *26/11




Diálogos (monotemáticos) de liceo 1. Recreo del medio en las dos horas con quinto Artístico. Yo: _ Hola, Fulana, ¿te dormiste a la primera hora? Ella: _Es que me acosté a las tres... El practicante: _ ¿Vos también fuiste al recital? Ella: _Sí, pero yo fui a trabajar. Practicante y yo: _ Aaaaah... Nota mental: a veces no sabemos nada de nuestros estudiantes. (And if I stare too long I'd probably break down and cry... 🎵) 2. Sexto año, mientras esperamos a la practicante, que tuvo un percance con el ómnibus. Una chica: _ Profe, ¿puede ser que te haya visto ayer en el Estadio? Yo: _ ¡Sí! No te vi: yo estaba allá arriba, en el anillo 3. Ella: _ Y sí, profe, yo también. ¿Viste lo que fue eso? Slash la rompió... La otra vez no había venido, porque estaban peleados, pero ayer estuvo impresionante. Y Axl también (porque viste que tiene como sesenta años), aunque yo creo que podría mejorar la voz pero no lo hace de vago. Sonó re bien. ¡Y tocaron pila! -agréguese un largo etc. hasta que pasan unos minutos, llega la practicante y pasamos de la mística del recital a la ciencia ficción de Bradbury. Ninguna de las dos pertenece al campo de la magia, aunque ambas podrían estar ahí. (Where everything was as fresh As the bright blue sky... 🎵🎵) 3. Analizando la escena 5 del Acto I de Macbeth. Yo: _Ella dice que puede leer en su rostro como en un libro... ¿Ustedes pueden hacer eso? Varios: _No. Yo: _ Y cuando llega un profesor a clase, ¿no se dan cuenta de si viene cansado o descansado, de buen o mal humor? Todos: _ ¡Ah, eso sí, claro! Yo: _O sea que son capaces de leer en el rostro de alguien. Por ejemplo, ¿yo hoy cómo estoy? Varios: _ De buen humor. Yo: _ Sí. ¿Cansada o descansada? Una chica: _Eh... Parecés un poquito cansada. Yo: _ Estoy agotada, ayer fui a un recital y dormí cuatro horas. Ella: _ Ah, sí, tenés pinta de destruida pero no te lo queríamos decir. (When you were young and your heart Was an open book... 🎵🎵🎵) Paciencia, estimados: esto se me va a ir en unas horas... creo. 😊




Fiesta, fiesta, fiesta! Tres horas de G&R sin parar ni medio minuto. Axl irreconocible pero con la voz intacta, el bello Duff majestuoso como un dios griego y Slash… sin palabras. Los demás ya se habían ido (debían estar llegando al hotel) y él seguía solo en el escenario tirando púas a la gente cercana mientras le cantábamos “olé olé olé olá… Slash, Slash”. Al final hizo un paro de manos (sin la galera) antes de irse y todos empezamos a salir porque ahí sí: la fiesta había terminado y empezaba a formar parte de las mejores memorias.



Se llama ortiga de terciopelo y hace años que vive en mi casa. La tenía sobre el escritorio. En cierto momento había estado tan feliz que dio metros y metros de ramas con hojitas violeta, a tal punto que yo había terminado enredándola en las rejas interiores de uno de los tragaluces, hasta que apareció el Pequeño Demonio (vulgo gata ardillita) y tiró al diablo maceta, planta y un manojo de ramas que quedaron regadas por el piso de la cocina como diciendo “hacete cargo”. Y lo hice. La planta madre se convirtió en infinitas otras que fueron a parar a las casas de amigos y conocidos, hasta que solo me quedó una. Pensé que pronto iba a volver a crecer, pero no. Estuvo todo un año en que me voy y me quedo. Hace un par de semanas la cambié de lugar, la puse más cerca de la luz (aunque no al sol directo) y de a poquito va volviendo a cobrar fuerzas. Hoy tiene pinta de contenta: creo que le gusta la primavera y además debe andar más tranquila desde que ve que a la ardillita no le dejo entrar en casa. Cuestión de optar entre la energía desbordante de algunas juventudes y la placidez serena de algunas madureces, estimados. Yo a veces soy gato, a veces planta e incluso (de vez en cuando) me limito al rol de ser humano (aunque todos somos todo sin partes ni límites, pero esa es otra historia y el domingo soleado no da para ponerse filosóficos). Que anden bien. No gasten mucho, que lo del sueldo doble duró lo que algunas promesas electorales. Buenos días.





Cuando llego a la parada hay un taxi deteniéndose a unos metros. Un muchacho de remera roja se le acerca y dice algo a alguien en el asiento trasero, alguien que al bajar resulta ser una chica flaquita de no más de veinte años. Ni bien baja él la envuelve en un abrazo cinematográfico, en tanto las tres o cuatro personas que esperamos el 103 observamos la escena como de casualidad, haciéndonos las que estamos en otra. Unos segundos después él le alcanza un billete al tachero y vuelve a abrazarla como si no hubiera mañana. Se nota de lejos que no es solo pasión: ahí hay amor. Ella es un poco más tímida, en cierto momento le palmea la espalda y no se entrega tanto al reencuentro, pero cuando por fin empiezan a caminar muy juntitos ambos se enjugan las lágrimas antes de volver a abrazarse. A los diez metros se detienen para secarse otra vez los ojos y tomarse una selfie.
En eso llega el 103. La parada vuelve a quedar desierta. A los testigos solo nos falta aplaudir, tirarles arroz y agradecerles, porque el amor es algo lindo aunque se vea medio de lejos y sin contexto.
¡Viva la primavera!
Y que nunca falte.





Yo: seco rulos al sol y me sumerjo en la magia de las palabras en versión de Sergio Blanco. La vecina: acompaña en silencio y mordisquea un par de dedos si se exceden en los mimos. La planta junto a las botellas: trata de resistir a no sé qué cosa que aún hago mal con su vida. El laurel: sabe que no tiene futuro de árbol en la pequeña franja de tierra de este patio pero igual se alza hacia el sol superando las barreras de mis muros. La araña de la tela infotografiable, el mangangá zumbador y las hormigas inquietas: acompañan la escena de sábado de mañana dándole sonido y movimiento. Y aquí estamos. Resistiendo y viviendo (más o menos lo mismo, con palabras coloridas).

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