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domingo, 29 de julio de 2018

Julio 1018





De repente vas en un bondi y te ponés a mirar las noticias en El País digital, cuando algo empieza a hacerte ruido. Todos los columnistas que aparecen destacados con foto son hombres; más precisamente, seis hombres. Revisás todas las imágenes, porque el viaje es largo y aún te quedan datos: en las fotos en que se puede individualizar a las personas aparecen en total 58 hombres y 18 mujeres, 6 de estas últimas en la parte de TV Show.

#MachismosQueNoSolemosVer




Estimado estudiante: todo bien con la ecología pero no me ahorre en renglones, máxime si su letra es ya de por sí pequeña y (digamos) peculiar, ¿vio?

Estimado oculista: ¿cuándo podría yo encontrarme con usted?

Estimado sábado: ¿sale un poquito de sol para iluminar la mesa de trabajo de los que corregimos los fines de semana?


Estimado dealer de café: un kilo, por favor. Extra fuerte, si es posible. Gracias.





Salgo de casa en medio de la noche. Nadie a la vista, excepto una figura humana a media cuadra, que de pronto se cae estrepitósamente al llegar al lomo de burro cerca del Salón Comunal. 
_ ¿Estás bien?- corro a su encuentro.
_ No sé.- responde la figura humana, que resultó ser una señora de setenta y pico que iba justo rumbo a una consulta médica. 
Tras revisarse rodillas, lentes, cara, resultó que no se había lastimado, al menos de forma evidente. 
_ Creo que no fue nada; es que me distraje, y el lomo de burro no se ve bien con poca luz. Gracias.- me dijo, muy amable y con voz tranquila.

Ya en la parada, el diario show de ver pasar los 103 llenos hasta la puerta, uno, otro, otro. No había espacio ni para un alfiler; de lejos se veía que las personas viajaban apretadas al máximo. Una viejita, sin embargo, comentaba lo mismo ante cada uno de ellos:
_ ¡La gente no se corre; el ómnibus va vacío, vacío!- y tras cada frase hacía una pausa para mirar el panorama a su alrededor. Pero no lograba despertar respuestas, ni en mí ni en los tres o cuatro liceales que esperábamos la detención milagrosa de alguien en nuestra parada, urbano, suburbano o interplanetario, lo que llegara primero. Cuando (al fin!) subimos a un 100 semivacío, la viejita se encontró a una amiga y lo primero que le dijo fue que había visto pasar tres 103 vacíos, vacíos, vacíos, pero que la gente es mala y no se molesta en hacer lugar para los que todavía están esperando en el frío de la parada.

Distintas maneras de llegar al final, estimados. Yo andaré cayéndome por las calles cuando me llegue el momento (situación para la cual vengo ensayando desde que tengo memoria), pero al menos espero zafar de la Queja Continua Por Todo, aunque sabido es que quien lo vive no lo reconoce, y quien lo atestigua lo sufre.


Y con estas alegres y optimistas palabras me despido, por un rato. 





Me olvidé de la tarjeta para entrar a la oficina, el estuche de los lentes vino vacío en la mochila y cuando fui a pagar el boleto me di cuenta de que en vez de la tarjeta del STM ando con una de Socio Espectacular.


#CerebroAúnDeVacaciones

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