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miércoles, 19 de septiembre de 2012

ARBOLITO CICLONADO




10.25: Me decido a levantarme, harta de oír los maullidos de Roldana a la puerta de mi cuarto. Bajo a la cocina aún sin vestirme y le tiro un poco de atún en el platito, casi enojada conmigo misma por ser tan manejable por esta ruidosa masa de pelo y bigotes. También le pongo comida al plato de Tania, aunque aún no ha venido a pedir.

10.27: Casi termino de subir la escalera cuando siento los gritos de Tania en la ventana de la cocina, del lado del patio. ¡Me la olvidé afuera, con la peor noche de temporal del año! La culpa me hace servirle doble ración de atún, a la vez que me quedo junto a ella para evitar el robo de que es objeto cotidianamente por parte de su hermana. La semblanteo un rato y respiro aliviada: no parece culparme demasiado, por ahora.

10.45: Terminado el desayuno tendría que ponerme a corregir, pero lo pospongo por unos minutos, mientras escucho el programa de ayer de Dolina.

11.30: Miro por la ventana ante un ruido extraño y descubro que la garita del sereno frente a casa está tirada de costado en la vereda, bailoteando al compás del viento. No ha parado de llover desde ayer y el temporal parece empeorar a cada hora.

11.58: Hablo con Roxana por teléfono y me entero de varias cosas: hay alerta roja por los fuertes vientos, se aconseja bajar las persianas, los shoppings están cerrando, la vida de la ciudad se paraliza a ritmo vertiginoso. Y una aquí, tranquila, oyendo Venganzas del Pasado como si el mundo no se estuviera viniendo abajo.

12.30: Mi madre ya llamó dos veces para pedirme que no me mueva de casa. Una prima postea en Facebook que está aterrorizada. Otra me llama a ver si preciso algo. Chateos varios. Cierto aire de Estado de Guerra se va apoderando de la situación. Bajo las persianas por las dudas.

13.10: La cosa va arreciando y se rumorea que aún no llegó lo peor. Voy al galpón en busca de alguna tabla para asegurar las ventanas del fondo, que no tienen postigos y empiezan a temblequear ruidosamente. De paso meto para adentro la planta de malvón, que es la única lo bastante alta como para sufrir si el ciclón finalmente se da una vuelta por el patio de Arbolito.

13.11: Encuentro una tabla que era de mi época de feriante y trato trabajosamente de sacarla del galpón corriendo bolsas y sillas amontonadas contra la pared.

13.12: Saco la tabla y al hacerlo golpeo la lata de pintura blanca de veinte litros que no dejé tan bien tapada como creía la última vez que la usé, porque vuelca sobre el piso los dos o tres litros que le quedaban.

13.13: Momento Black out. No sé si reír o llorar.

13.20: Termino de pintar de blanco el piso del galpón con la escoba vieja que acabo de encontrar y contemplo mi improvisada obra. No está mal. Esto se llama Hacer Algo Útil De Una Metida De Pata. Me limpio los championes de pintura y vuelvo a la seguridad de mi hogar dulce hogar.

14.30: Dejo salir a Roldana al patio y en seguida me arrepiento cuando cruzan por mi mente vívidas imágenes de lo que serán sus patitas llenas de pintura blanca cuando entre y se dé un paseo por mi alfombra, la escalera, el cubrecama. Por suerte la tormenta la acobarda, ni se baja de la ventana y pide para entrar a los diez segundos.

15.00: El temporal en su punto máximo. Un ruido del frente llama mi atención; cuando voy a confirmarlo no acredito lo que veo. Vientos huracanados, alerta roja, la rambla inundada, bomberos ayudando a la gente a cruzar la Plaza Independencia con una cuerda y en la calle Arbolito mi vecina de 70 años se pone a barrer la vereda bajo la lluvia.

16.00: Lo peor parece haber pasado. Dejo de colgar fotos de la tormenta en el Facebook, miro  de reojo los escritos que siguen ahí, esperando, y me voy a hacer una siestita arrullada por el ruido del viento y de la lluvia. 
Siempre que llovió paró, dicen. Y habrá que creerles.

1 comentario:

  1. Lo más parecido a una tarde de temporal por este norte. Los vientos tienen que pasar de los 100 kms/hr para que alguien diga: ¡Que temporal! :-)

    Me alegro que ya haya pasado. Lo bueno, nada como un suelo de galpón blanco. Con lo sufridito que es.

    Un abrazo,

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