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domingo, 19 de enero de 2014

2013 (marzo/abril/mayo)







MARZO


25

Está ahí.
Lo sé.
Trata de esconderse detrás del platito de Roldana, sin saber que la vi veinte centímetros antes de parapetarse.
Es enorme, negra, de largas patas. Está asustada. Inmóvil. Tal vez con hambre.
La ventana quedará abierta y con ella una invitación al patio, las plantas, el aire libre, la vida. Yo me voy con computadora y todo al piso de arriba.
¿Alguien sabe si las arañas suben escaleras?




ABRIL


15

Despertate. ¡Levantate YA! Dale, bajá a la cocina de una vez. Atún. AHORA. Quiero salir al frente, abrime la ventana. Ah, en cambio yo quiero ir al patio, abrime el fondo. Ya volví, cerrá que hace frío. Ah, ¿estás ahí? Bueno, haceme un mimo, ya que estás. Me voy de vuelta. Yo también. Comida, antes. Mimos. Ventana. Dale, ¿qué hacés? ¿Desayunando? YO estoy primero. ¡A-bri-me! Y a mí también. Yo primero. No, yo.

Este va a ser un largo invierno.


MAYO

2

LA CITA ERA A LAS 10:15...

9:12 Estás por ir a arreglarte para salir a 3 Cruces cuando recordás que una alumna te mando un mail y te ponés a contestarle explicando cómo es el examen de 4º año.
9:20 Volás para el baño.
9:28 Últimos detalles. Salís.
9:33 Te olvidaste del abono de CITA. Volvés una cuadra.
9:36 No está. No está. Ah, ahí está, en la campera de nylon.
9:40 Uy, olvidaste la campera. Volvés. Tomás la que tenía el abono, que está más cerca.
9:42 Ni un taxi ni un bus.
9:51 Un 103. A él.
9:59 ¡No se desespere, señora, ya le dejás el asiento, caaaalma!
10:02 Sacás el abono para llevarlo en la mano.
10:03 ¡Los boletos! ¡No están los boletos!
10:04 Ah, estaban caídos en el bolsillo. Menos mal que agarraste esta campera y no la otra.
10:10 Bajás. Corrés. Te puteás por no hacer gimnasia. Mirás mal a uno que te dice que no corras que te vas a caer. Llegás.
10:14 Subís al bus. Tu asiento está ocupado. Es que le diste al guarda el boleto de la vuelta. Bajás y lo solucionás.
10:15 Salís de la terminal y seguís tosiendo sin aliento hasta la Plaza Cuba.
Fin




13

Corren todo el día, como hormiguitas y los que no somos de la casa pronto nos damos a conocer porque nuestro ritmo de esquive del que viene es mucho más lento e impreciso.
Están eternamente arreglados como para conocer al amor de su vida y miran siempre a los ojos a quien se cruzan pero se nota de lejos que su alma está en otro lado, lejos de las calles y los semáforos. Quién sabe dónde.
Les encanta reunirse a toda hora en los cafés. Hablan de poesía, de economía, de historia. Trazan grandes planes y de vez en cuando se quedan por un momento mirando al vacío.
Leen. Leen en los colectivos, en los bancos de las plazas, en los bares, en los comercios.
Cantan. Pintan. Hacen pilates. Meditan.
Son amables y considerados.
Son bellos.
Son un grano de arena entre las dunas que desespera por diferenciarse, y arman poco creíbles personajes bohemios o ejecutivos, intelectuales o seductores.
Son los porteños.
Tan cerca de nosotros y tan lejos.
De vez en cuando nos vemos las caras y recordamos que nos queremos y a la vez nos cansamos pronto unos de otros.
Por suerte.


20

Reclame "Campaña de Vacunación", año 1983

Exteriores: niños corretean, mientras la cámara se centra en que hay dos jugando a la bolita y entra un pecoso y pelirrojo con una camiseta llamativa de todos colores.
Niño 1:¿Y, cómo te fue?
Pecoso: Bien, ¿me dejás que te cuente?: Primero había un montón de chiquilines, algunos estaban asustados...
Niño 2: Pah, ¿y te vacunaron nomás?
Pecoso: ¡Mirá! (se remanga la camiseta del brazo y muestra la marca de la vacuna)
Niño 2: ¡Sos un campéon!


Living de mi casa, año 2013
Roldana y Tania miran que voy a darles de comer y al estirar el brazo una mueca de dolor contrae mi cara.
Yo: Sí, me vacunaron nomás.
(Maldita antitetánica que me sigue doliendo tres horas después. Con este frío no da ni para remangarme y mirar la marca.)
Yo: Soy una campeona, ¿eh?
Silencio felino.
Yo: Sí, ya va el atún, ya vaaaaa!
Caras de felicidad.


Fin.

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