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miércoles, 8 de enero de 2014

2012 (octubre/noviembre/diciembre)





Algunos textos sueltos, rescatados de la red.


OCTUBRE

28

Yo tengo una paciencia casi infinita. Para que decida cortar algo de raíz tiene que haber sido muy invasivo, y eso es lo que sucedió hoy. En verdad todo empezó ayer, cuando vi que los tréboles se habían adueñado de un par de macetas y estaban empezando a asfixiar a las primitivas pobladoras de las mismas. Hoy se me ocurre buscar un cactus que hace tiempo que no veo y solo veo horrorizada su cadáver, muerto por falta de sol quién sabe hace cuántas semanas, desde que una planta vecina lo fue bloqueando por completo. 
Eso lo decidió todo. 
Le hice primero los honores fúnebres al cactus y arrasé luego con los tréboles, las veinte o treinta ramificaciones del lazo de amor y el kilo de tunas de una especie particularmente prolífica que ya campeaba sobre seis o siete macetas, disimulando con su aire frágil y sus florcitas delicadas y lilas. Las tiré a la volqueta en una bolsa grande, de las que me dan en la veterinaria con el Cat’s Pride sin el cual mis gatas no pueden subsistir en buenas condiciones higiénicas, e incluí en ella todos los caracoles que encontré y también el cadáver de la lavanda, de cuyo asesinato súbito no puedo acusar a nadie, pese a que me la juego por alguna persona cercana y desequilibrada, de las que se ponen a barrer la vereda en medio de los ciclones subtropicales. 
Ya que estaba, y ya que la susodicha volqueta parece haberse convertido hoy en depositaria de despojos de jardines varios, me traje de allí un par de gajos de malvón y dos de Tibuchina, para ir probando suerte en algunas macetas que me han quedado desocupadas luego de la masacre vespertina.
Tania está feliz porque le dejé a mano una maceta con pastos que masticar de vez en cuando, mientras que Roldana se revolcó un buen rato entre las plantas arrancadas y las huellas húmedas de las macetas cambiadas de lugar. Los caracoles espero que no vuelvan y, por favor, que nadie piense que todo (incluyendo esta crónica) no fue más que una excusa dominguera para zafar de la corrección de los escritos de mis alumnos sobre la poesía gauchesca y el Martín Fierro.


31

OTRA TÍPICA DE CERRO LARGO...

Si alguien encuentra por ahí alguna ambulancia perdida, sepan que la Policlínica del Lago Merín perdió una completa. Fue un préstamo de ocho días, según afirman, y dicen poseer documento comprobatorio. Ya hace cinco años de esto. Tenía incluso radio-comunicador, pero el aparato no dio más señal de vida, no comunicó a la base el paradero del vehículo. Si no falleció, debe estar en estado terminal. No se escucha ni el canto de la sirena.


NOVIEMBRE

19

Acabo de dar vuelta a un cascarudo que pataleaba en el vacío, caído de caparazón sobre el hormigón de la vereda.

Llegó el verano.



23

A VER... ¿QUÉ NOTA LE PONDRÍAN A ESTE TRABAJO?

Pregunta mía: Elabore una continuación de “El desalojo” donde tres o más personajes se reencuentren diez años después.

Respuesta de Guillermo:

Era la mejor y la peor de todas las épocas. En algún lugar de La Mancha, cuyo nombre no recuerdo, en una muestra de aviación, se encuentran el fotógrafo y el periodista.

PERIODISTA: (extendiendo la mano) _ ¿Cómo le va? ¿Se acuerda de mí?
FOTÓGRAFO: (escupe una semilla de sandía): _ ¡Cómo no! El lío del desalojo…
PERIODISTA: _ Un día entretenido… Che, qué loco esto de los aviones. Primero los hermanos Wright con esto, después Marconi y la radio, más tarde Graham Bell y el teléfono. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…
FOTÓGRAFO: _ ¡Daguerre y su daguerrotipo! Esa sí fue una buena noticia.
PERIODISTA (con tono de sorpresa) _ ¿Daguerrotipo? ¿Tenés como cien años?
FOTÓGRAFO: _ Sí, más o menos. (dirigiéndose a una multitud) A ver, muévanse, que me tapan la foto.
JUAN: _ Dejanos, es nuestra única oportunidad de salir en una foto.



DICIEMBRE

4
Puedo escribir los versos más tristes esta tarde.

Escribir, por ejemplo, "el liceo está tranquilo

y a partir de hoy las clases quedan lejos".

Puedo escribir los versos más tristes esta tarde.

Yo los quise, y a veces ellos también me quisieron.

Cómo no haber dudado de su estudio en cada escrito.

Sus trencitos, sus excusas, sus faltas infinitas.

Pensar que no corrijo. Sentir que ya no grito.

Oír este silencio, más silencio sin ellos.

De otro. Serán de otro. Como antes de mis notas.

Ya no los veo, es cierto, pero siempre está febrero.

Es tan, tan largo el año y es tan cortito enero.

Porque en tardes como esta yo estuve rezongando,

mi alma no se contenta con haberlos despedido,

aunque este sea el último día que ellos me escuchen

y estos sean los últimos versos que yo hoy escribo.

(y que Neruda me perdone)


10

I
Hospital de Melo; la definición de lo bizarro. Llueve a baldes. Estoy en la recepción, porque más de un acompañante por enfermo no se puede (pese a que en la sala de nueve camas solo está mi vieja). He esquivado a dos cucarachas hasta ahora. Las escaleras y pasillos se llueven. La cena de hoy fue tan fea que nadie quiso comerla. En la recepción, tres mujeres hablan sobre la Atlántida y las profecías mayas del fin del mundo. Me traje un libro pero a los dos minutos apagaron la luz. Podría mirar la tele, un fascinante programa argentino de fútbol. Viene mi viejo, aburrido. 

II
"Trajeron a una mujer quebrada para la sala" dice mi padre, "es grande como una ballena". 
Los otros pacientes que pasaron por la sala en estas dos semanas han sido variopintos. 
Estuvo la cieguita, de 15 años que un día empezó a quejarse muy fuerte; su madre (de treinta) miró a la mía y le dijo "no se preocupe, doña, es que ella siempre fue autista y ahora que está empezando a hablar no lo puede creer y está emocionada".
O la veterana con el hijo de 43 pirulos, Edipo de tapa de libro si los hay y al parecer con cierto retraso, que les contó que cuando el hijo se ennovió con "esa", que ya tenía diez hijos, ella la encaró un día y le dijo "vos podés hacer lo que quieras, que mi hijo nunca va a dejar de vivir conmigo".
Y la viejita de 77 años que vivía en un pueblo minúsculo llamado Ramón Trigo y escribía sus poemas en un cuaderno, que le mostró a mi padre para ver si le gustaban. "Le ponía h a todo pero sus ideas no eran malas" opinó mi progenitor. 
Lo dicho antes: un mundo raro. Conmovedor e irritante. Raro.


15
¡Qué difícil es ser madre! Mis dos criaturas de 72 años son de la variedad acumulativensis, que se caracteriza por poner CADA objeto, toalla mojada, galletita o mitad de alfajor en una bolsita de nylon individual y luego hacer un bollo con cada prenda de ropa y meterla a prepo en la mochila.
Dios. La que me espera.


26
La Laguna me ama tanto que no quiere que la abandone. 
Paseando por la lengua de arena hace un rato me enterré de pronto casi hasta la rodilla. Di como cinco pasos desesperados y en cada uno me hundía más, hasta que pisé arena firme y salí. No había nadie cerca porque la tormenta había puesto el cielo negro-negro, o sea que mi desaparición física iba a ser un misterio, hasta que algún pescador rescatara alguno de mis huesos, la cámara o el celular. 
Tengo que hacer testamento. 
¿Alguien quiere a Tania y Roldana?


26

Domingo 23: compartí la espera del bus al Lago con un muchacho de unos 25 años, con dificultades para hablar y cierto retraso evidente. Llevaba un pet carrier con un gato persa color arena, tan grande y peludo que era un espectáculo. Había venido de Mdeo en la bodega de Núñez. En cierto momento lo sacó, atadito con correa, y el gato se le fue corriendo una y otra vez hasta que lo encerró de nuevo en la jaula. Me dieron ganas de asaltarlo, robarle el gato y liberarlo por ahí, pobre bichito nacido para más noble destino.

Miércoles 26: el mismo gurí, la misma jaula, pero esta vez lleva para Montevideo dos preciosos gatos adultos, de Angora, blancos.

¿Qué hizo con el otro?
¿De dónde sacó a estos dos?
Tráfico de gatos de raza en Lago Merín?


27
Me sacaron los puntos de la cabeza... Y creo que no se me fue ni una neurona en el proceso! El médico dijo que me porté precioso y que no lloré ni un poquito... ¿Me estaría tomando el pelo?




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