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miércoles, 25 de abril de 2012

Microrrelatos con bicis



AÚN NO SÉ

Cuando abrí los ojos y vi la bici roja junto a mi cama no podía creerlo. Hacía dos años que la pedía, y nada, hasta que Papá consiguió ese préstamo que daba el nuevo gobierno y me la trajo de cumple. Me levanté de un salto y la saqué a la vereda así, como estaba. Era una luz. Liviana, obediente, reluciente.
De pronto me di cuenta de algo que me hizo dejar de pedalear: pensé en Ana. Si empezaba a ir en bici al liceo _y tendría que hacerlo_ dejaría de verla cada mañana en la parada del ómnibus y quién sabe adónde mirarían sus hermosos ojos verdes si yo no estaba allí para cruzarme en su camino.
Volví a casa cabizbajo, con la bicicleta de arrastro a mi lado.
_ ¿Y, che? ¿Te gustó el regalo?
_Sí… pero estuve pensando que es muy cara. Mejor la cambiamos por un vestido nuevo para Mamá que hace tiempo no se da un gusto, y de repente también una pelota de basquet para mí. ¿No?
Fue un buen gesto, si no fuera porque a los dos meses Ana se mudó para Melo y yo me quedé a pie, sin la bici y sin sus ojos.
Aún hoy no sé qué me dolió más. 


 
 
ÚLTIMA VEZ

Iba distraída por la rambla de Malvín cuando lo vi. Bajé la velocidad de la bici y lo confirmé: era él, el cantante más famoso del país, siendo asediado por una chica que le hablaba sin parar pese a que su rostro evidenciaba las ganas de seguir con el interrumpido paseo.
En esos segundos traté de pensar en la forma más efectiva de rescatarlo y hacerme merecedora de su eterno agradecimiento, pero no se me ocurrió nada. Nunca he sido buena bajo presión.
Ya estaba a tres metros cuando mi bici decidió por sí misma y con un desvío a último momento atropelló a la joven, que cayó de costado sobre la vereda. Él me miró como para matarme y se inclinó sobre la víctima, que se hizo la lesionada aunque bien claro se veía que aquello era puro teatro.
Murmuré una disculpa y seguí velozmente mi camino, roja de cara y con la cabeza baja.
_ ¡Te pedí que no trataras de ayudarme más, querida!_ le dije.
_Es la última vez_ contestó.





NOTICIAS

_ No señor, el cuarto no se lo devuelvo nada. Y la bici tampoco._ le dije a mi vieja dando un portazo.
_ ¡Pero son cosas de él, Yona!_ oí que me gritaba desde adentro.
_ ¡Eran!_ le retruqué, también a los gritos. Y me fui.
Lo que pasa es que el Brayan se cree muy vivo, y ahora piensa que como se le acabó la plata en España tenemos que mantenerlo, y no. Si él se fue, ahora que se maneje. Nadie lo había echado.
_ Quedate con la bici, pibe_ me acuerdo clarito que me dijo el día antes de irse._No pude venderla, así que es tuya. Que la disfrutes.
Y lo hice. Estuve entrenando durísimo, hasta que empezamos a hacer picaditas en el callejón y les gané a todos por lejos. Antes no me respetaban, pero ya saben quién soy. El novio de la Yeny, ese soy. El que se gana todo. El de la bici roja.
Volví a casa insultando a mi hermano por lo bajo. No le iba a dejar pasar esta.
_ Vieja… ¿Te acordás del martes pasado, cuando te faltó la plata de la billetera? Bueno… Tengo noticias para darte.

1 comentario:

  1. Me han gustado, especialmente, el primero y el último, Mariela.

    Aquel por la hondura emocional que contiene, este porque retrata el sentimiento ante el retornado.

    Que haya suerte.

    Un abrazo,

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