Vistas de página en total

martes, 12 de enero de 2016

OPERACIÓN PIPÍN





OPERACIÓN PIPÍN
o Cómo no dejar a un gato dormir en toda la noche y no morir en el intento.

Lunes

22.15 hs.
Bajo del 144 en Rivera y Propios. Vengo pertrechada con sobres de capucchinos varios pero por las dudas considero apropiada una incursión en el 24 horas de la estación de servicio, donde hago acopio además de un paquete de waffles y una latita de energizante,porque nunca se sabe.

22.18 hs.
Antes de tocar el timbre en lo de Marila ahogo un par de bostezos que resultarían más que contraproducentes para el operativo de esta noche. Pongo la mejor cara de despabilada de que soy capaz, y entro.

22.20 hs.
La criatura se encuentra tirada sobre un almohadón. Su movilidad no es muy intensa pero mantiene los ojos convenientemente abiertos. Mañana a las 8.00 tiene hora para un electroencefalograma porque de vez en cuando ha sufrido convulsiones, y dos diferentes veterinarios han sido muy claros en las condiciones en que debe llegar el paciente, con 8 horas de ayuno y 12 de vigilia. 
Y en eso estamos.




23.30 hs.
Por el momento para evitar que duerma ha sido suficiente con hablarle y hacerle unos mimos de vez en cuando, aunque cada vez reacciona con mayor lentitud y presenta un achinamiento ocular evidente.
Las dos humanas, entretanto, hemos hablado, mirado fotos e ingerido una cena ligera, y nuestros ojos aún se mantienen convenientemente abiertos, o eso parece.




Martes

0.15 hs.
Salida a la terraza, donde el aire fresco y la brisa de la playa demuestran su efecto despabilante sobre Pipín, que juguetea con una tirita metalizada del envase de los waffles.

0.25 hs.
La criatura se nos desmadeja cada vez con mayor frecuencia. Las humanas empezamos a dejar enunciados abiertos y a perder el hilo de la conversación de manera un tanto preocupante.

0.45 hs.
El viejo recurso de despertar el instinto atávico del gato demuestra su eficacia. Escena de acecho e intento de atrapar a un insecto en la pared, mientras la humana visitante piensa de dónde sacará tantas anécdotas de Río como para entretener y desvelar a la humana residente por las próximas y cruciales siete horas.





1.25 hs.
La humana residente se dirige a la visitante con una verdad irrefutable:
_ Todo esto es absolutamente ridículo.
_ Y de todo punto imposible_ piensa la visita, pero no lo dice.

1.45 hs.
Último recurso: despertar a la criatura con una escena de batalla entre pies y gato. El gato logra despertarse a un 10% de su capacidad habitual, aproximadamente.





2.00 hs.
_ ¿Y si dormimos un par de horas?

2.05 hs.
_ Ya puse el despertador.
_ Bueno, avisame a las cuatro.
_ Sí, te aviso.

5.30 hs.
La humana visitante despierta ya en medio de la luz del amanecer; comprende que la han dejado dormir más de lo pactado y baja al encuentro de gato y humana residente. Ambos parecen estar de lo más despiertos, pero por si acaso el desayuno con una buena dosis de cafeína no se hace esperar.

6.30 hs.
La criatura felina se encuentra al parecer tan despabilada como si hubiera dormido dos días. Así no vamos a poder engañar al veterinario. Para confirmar su estado de vigilia activa a Pipín se le ocurre descolgarse al techo de la terraza e irse de paseo a la casa del vecino, aunque regresa a los diez minutos.





7.30 hs.
El paciente no entiende por qué ambas humanas pueden ingerir comida y él no. Intenta hacer entender que su estado de inanición es alarmante pero los casi siete kilos de su contundente anatomía no parecen coincidir con las demandas de alimento y debe resignarse.





7.40 hs.
La operación ha sido concluida con éxito relativo; humanas y gato parten rumbo a la Facultad de Veterinaria donde son atendidos con amabilidad y experiencia. 
Los resultados recién estarán en unos quince días. 
La humana visitante aprovecha para hacer mandados en Tienda Inglesa a la vuelta, mientras piensa que el energizante no ha sido necesario y que se lo ha dejado olvidado en casa de su amiga, aunque en todo caso duda mucho que lo necesite en medio de las largas y nunca bien ponderadas vacaciones de verano.

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Soy alumno de Marila y hace poquito conocí a Pipín jajaja, un divino, ella me contó toda la historia y bueno, se me dio por googlearlo, a sugerencia de ella, y así llegué aquí. Qué cómica esta anécdota, me gusta la forma que tienes de relatar las cosas. Gracias por dejar este lindo registro. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Lihuén! Pippin es protagonista de muchas historias, algunas de las cuales cuento por aquí. Qué gusto leer tu comentario! Saludos.

    ResponderEliminar