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miércoles, 29 de enero de 2014

Fin del rejunte de textos: noviembre/diciembre de 2013





NOVIEMBRE

Cuando me desperté a las seis de la mañana del sábado sin haber puesto ninguna alarma me preocupé.
A las siete, al notar que en pleno piso de la cocina mi bota había aplastado una bolita extraviada de mierda gatuna y la había desparramado por todos lados, suspiré y bajé los hombros.
Pero no fue hasta las ocho, cuando apoyé el codo en la mesa y la mano en la cara, cuando vi las patas de la araña caminando por la manga del saco a un centímetro de mi ojo derecho, que comprendí que este va a ser un largo fin de semana.

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El chofer de la CITA va haciendo globitos con el chicle y le dice al guarda que hacer dos cosas a la vez no puede. El otro hace cuentas en voz alta: "catorce y seis... Veinte. Me llevo dos...", mientras comentan cosas como "qué lo tiró, che, ya es 14 de noviembre!"

Me pregunto si estaré en buenas manos.

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"Qué es eso? Suena un celular?" me susurra una compañera mientras planteamos los temas del examen en Florida.
No, no es un celular, sino ocho o diez ovejas que se turnan para balar mansamente, calle por medio. Una de ellas, en especial, una bien gordita, no se calla nunca. Hay un concierto de balidos y trinos varios que amenizan el escrito y por lo demás el CERP permanece en total silencio, si exceptuamos el rasguido de lapiceras sobre papeles.
Estoy en otro mundo, al menos por unas horas.

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Cuentito de mi viejo, corresponsal exclusivo desde Lago Merín:

"Encontramos una tortuga en la esquina, una morrocoyo preciosa, medio perdida en la cuneta. Dicen que son venenosas pero no sé... Inés la trajo hasta casa; yo la metí en un balde con un poco de agua y arranqué con ella hacia la playa. Al principio iba tranquila, quietita, pero cuando pasé la calle 3 y empezó a olfatear el agua se puso como loca de contenta, ¡pobre animal! Se me partió el alma de verla prendida al borde del balde para sentir mejor el olor de la laguna. La dejé a 3 o 4 metros del agua y salió apurada, ¡con una alegría! Y se fue nadando laguna adentro. Ojalá se salve."

Fin del reporte. Volvemos a estudios.


DICIEMBRE


Material para futura hoja de Arbolito, oído en un 405:

"Y, sí, aquel anda bárbaro. No, no sigue con la mujer, está con una nueva. Bah, en realidad esta es la hermana de la otra. Sí, te juro. Cuando la ex lo dejó mandó a la hermana a buscar la ropa, y ahí..."

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Iba de lo más tranquila en el 316 cuando veo en una parada al morocho rapero. Sonamos, pensé por un segundo, antes de captar con la previsible alegría que el susodicho sujeto permanecía inmóvil, recostado a una columna.

_ ¡Suba, venga a cantarnos!- escuché atónita que le gritaba el chofer_ Usted es un artista, ¡venga con nosotros y cántenos!

Dios mío, voy con un chofer sordo.

El morocho subió, pero está raro. Solo dijo dos veces "¡mirándome a mí!", hizo su pasada de letra casi en voz baja y anda con dos camperas, una de ellas con corderito.

Lo que faltaba: ahora me dejó preocupada.

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HOJA SECA DE ARBOLITO DE VERANO: secuencia cronológica de un horneado a fuego lento.

Ayer recién encaré hacer mandados al caer la noche; transpiré mientras hacía las 6 o 7 cuadras hasta el Disco, donde tuve que resignarme a no gastar más de los 150 pesos que llevaba, porque el cajero automático estaba en default. Mi cuenta ascendió a la módica suma de 152, pero la cajera me perdonó la vida.

Ya en la madrugada me desvelé por el calor, abrí puertas y ventanas del dormitorio y se me colaron mosquitos y una peluda Roldana que insistía en acomodarse a mi lado hasta que la aparté la vez 107 y ahí entendió. Igual de vez en cuando me tendía una mano amiga, como diciendo "acá estoy", que yo corría de inmediato.

Por la mañana tuve una duchus interruptus, porque se cortó el agua en el piso de arriba. Estamos acostumbrados.

Cerca del mediodía una abeja manifestó su firme propósito de mudarse a mi domicilio y hube de explicarle lo más delicadamente que pude que no era aquí bien recibida. Creo que entendió pero no estoy segura, porque se fue y volvió como cinco veces.

En unos minutos salgo al rayo del sol curvamaroñense para tomar un examen en el 58 a la peregrina hora de las dos de la tarde. Por si muero en la demanda quiero decirles a todos que les deseo un feliz 2014 y que Roldana y Tania quedan disponibles. La abeja y los mosquitos también.

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Cantan.
Hace un calor de la puta madre, el 100 va a medio llenar, uno se desespera por un poco de aire que no huela mal, y ellos cantan.
Van los 4 en el fondo, con camisetas de Peñarol, y cantan. Arrancan con cantitos de futbol, siguen con algo que nombra a Bob Esponja y terminan con "mueva la carnaza, mamaza".
Me pregunto si es cuestión de pura alegría, de juventud, de vino o de pasta base, pero al menos cantan por gusto, no se meten con nadie ni reclaman: "¡mirándome a mí!".
Mientras los escucho pienso que me duele un pie, que ya no alcanza con 3 duchas por día y que ojalá que el 100 llegue de una vez al aire acondicionado. Digo, al hogar dulce hogar nuestro de cada día.

Octubre de 2013 (en la red)







OCTUBRE

El chofer del 103 va con un apéndice al costado en forma de morocha. Hay adornos por todos lados, incluyendo un rosario de madera enorme. Voy yendo a 3 Cruces con el tiempo justo.
Algunas cosas nunca cambian.

En el último asiento van dos treintañeras tomando mate abrazadas. El guarda lleva la radio bajita. Hay un plancha muy amable que le cede el asiento a todo el mundo. No subió ni un vendedor ni un músico en todo el viaje.
Algunas cosas por suerte sí están cambiando.



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ESTE SÁBADO ME FUI A TOMAR MATE AL CUARTEL

2013 es el primer año en muchos en que no trabajo los sábados y sin embargo hoy me tiré a eso de las 10 por el 58, que propone una visita patrimonial muy especial. Un recorrido por los lugares del barrio que tuvieron que ver más directamente con la Huelga General del 73', guiado por estudiantes y participantes de aquel momento histórico. Las compañeras de Historia habían trabajado hasta la madrugada para armar en el liceo una muestra con carteles, libros y objetos relacionados al golpe de Estado y la huelga. Grupos de vecinos, profes y estudiantes lo estuvimos mirando hasta que a las 11 salió el ómnibus del primero de los tres recorridos de hoy y allá fuimos.

Oímos las historias por primera vez de boca de sus protagonistas y en el lugar de los hechos: las textiles, las metalúrgicas, los centros de la resistencia del barrio. Ahí me enteré de la labor solidaria de la Iglesia Santa Gemma, que yo siempre creí que era medio cero a la izquierda en la zona. El "Carozo" Huelmo (sordo como una tapia pero con más memoria que yo, porque me reconoció de la infancia y se acordaba de mis abuelos y todo) nos habló de las textiles, de cómo empezaron en cierto momento a usar los cueros de oveja para forros de calzados. Ahí se me vinieron a la cabeza las imágenes de las montañas de cueros apilados en la vereda de la Curtiembre Montevideo en mi infancia, el olor a sustancia química, el agua de colores insanos corriendo por el cordón de la vereda. Mencionó a la Bozzolo que en cierto momento pasó de hacer ladrillos a cerámicas, y ahí estaba otra vez mi niñez y me vi de culo para arriba con mis primas en el campito de enfrente a lo de mis abuelos, juntando para jugar las baldositas azules, rojas y amarillas que la Bozzolo tiraba. Nombró la huelga y me acordé del pasillo que conectaba Osvaldo Cruz y Barros Arana, pasillo tan angosto que no lo conocías si no eras del barrio, por el cual se escaparon decenas de obreros cuando la Republicana los corría con sus caballos.

Vivo en el barrio desde que nací y recién hoy estuve por primera vez en Punta de Rieles, convertida en Plaza de la Memoria con teatro, biblioteca, mosaicos y perros callejeros. Nos hablaron algunas vecinas de la época y también dos de las otras vecinas, las de la cárcel.

También hubo historias personales, de boca de otro de nuestros guías de hoy:
_Yo era el secretario General de la UNTMRA en el 79 y un día me tuve que ir de casa porque me avisaron que la cosa estaba brava. Andaba caminando esa noche por la calle Salto sin saber bien qué hacer, y me crucé con unas prostitutas que me dijeron "¿querés salir?" Y yo no pude contestarles que no, que no quería salir, que lo que quería era entrar a dormir a algún lado, quería comer, estaba muerto de hambre. Al final me tiré hasta lo del Pelado Gómez, en Osvaldo Cruz, que cuando me vio me invitó a entrar y me dio un plato de puchero y un vaso de vino. Después he andado por muchos lados, por Europa, por hoteles 5 estrellas, pero nunca más en mi vida una comida estuvo tan rica como ese vino y ese puchero.

Estuvo muy bueno lo de "ir a tomar mate al cuartel" esta mañana.
Visitamos, escuchamos, sacamos fotos, charlamos, aprendimos.
Que nunca falte.

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¿Cómo debe sentirse uno cuando está solo en su casa, le suena el celular y la pantalla le informa que "YO te ha enviado un mensaje"?
O soy muy ignorante, muy miedosa o _probablemente_ ambas cosas, pero me corrió un frío por la espalda y se me cruzaron toda clase de historias de desdoblamientos y múltiples personalidades, hasta que vi que lo que YO me informaba era que había expirado la internet del teléfono y por la módica suma de cien pesos podría navegar de nuevo por las redes sociales y hasta conciliar el sueño esta noche, sabiendo que sigo siendo una unidad única e irrepetible. O eso creo.

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CATHARSIS DE JUEVES A DOS HORAS DE ARRANCAR PARA LA ÚLTIMA CLASE DE FLORIDA.

Esta época en el liceo es muy particular.
Corregir pruebas. Entender letras, ideas, intenciones, asteriscos fantasmas y ortografía esquiva.
Armar programas. No solo uno por cada curso sino (en el caso de los que se van a categoría B ) uno por estudiante.
Atender a los padres que a fines de octubre se acordaron de que tienen hijos. Darles pañuelos desechables cuando nos caen con toda la problemática familiar desde la época de la llegada de las primeras familias canarias a Montevideo.
Llenar miles de papeles en libretas que a esta altura ya casi se van desintegrando tras el uso del año.
Pensar y proponer proyectos para el año que viene.
Armar carpetas de méritos y perseguir áridos papeles que certifiquen que sigo siendo apta para esta tarea.
Explicarles a algunos que si el máximo de faltas era 17 y ellos tienen 34 no les voy a borrar ninguna.
Explicar por enésima vez que recortar y pegar de wikipedia no es "hacer un trabajo para Literatura".
Y contestar que sí voy a seguir dando clases aunque ya hayamos hecho la prueba.
Y que no vamos a salir al patio a tener clase al rayo del sol.

Pero también es tiempo de fotos.
Paseos.
Planes de vacaciones.
Calor.
El fin de los madrugones ahí cerca, a dos semanas nomás.
La maravillosa sensación del afecto mutuo generado con aquellos con los que compartimos largos meses.

Decididamente esta es para un docente la época más ambivalente del año.

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Ella tiene cincuenta y pico; es esbelta, rubia, con discreto maquillaje y caravanas de perlas. Hermoso rostro y actitud tranquila.
Él pasó los sesenta hace rato. Flaco y alto, de pelo blanco, ojos grandes y expresión de abuelo bondadoso.
La besa en la mejilla como despedida mientras ella sube al CITA de las diez y cuarto y no parece captar el gesto de cansancio de la mujer, que no está para despedidas y solo se concentra en su pasaje y su bolso. Se queda ahí, a un par de metros, hasta que ella se dirige por el pasillo a su asiento sin volver la cabeza ni buscarlo ni pensarlo ni quererlo ni una vez siquiera. Parece darse por vencido e inicia la retirada, pero se detiene en el andén siguiente y permanece a medias tapado por una columna, mirando. Al fin baja los hombros y sale, arrastrando los zapatos por el empedrado.

martes, 28 de enero de 2014

2013 (junio a setiembre)





JUNIO

_Usted se ha comunicado con el Consejo Directivo Central. Si conoce el número de interno digítelo ahora. De lo contrario aguarde en línea que será atendido a la brevedad.
…tuuu…tuuu…tuuu…
(15 tuuus más tarde):
_ CODICEN, buenos días.
_ Hola, por un tema de reconocimiento de grado, yo…
_ No corte.
tuuu…tuuu… (etc)
_ CODICEN, buenas tardes.
_ Sí, por reconocimiento de grado, dónde debo…?
_ Ya le comunico.
tuuu… tuuu…
218 tuuus.
Corto y llamo de nuevo.

_ Usted se ha comunicado… (etc)
_ CODICEN, buenos días.
_ Hola, te llamé recién por…
_ ¿Todavía no te atendieron? Qué barbaridad. Esperá que te paso con otro interno.
tuuu… tuuu…
134 tuus.
Corto. Llamo.

_ Usted se ha comunicado…
_ Hola, nadie me atiende…
_ Uff. Te paso con otro interno.
Tuuu… tuuu…
98 tuuus.
Corto.

Touché, CODICEN, me aburrí, al menos por ahora.
Seguime pagando como grado 1 que no pasa nada.
Me voy a trabajar.
Como grado 6, ¿viste?



Yo podría perdonarle a mi subconsciente el hecho de dormirse tres cuartos de hora después de haber sonado el despertador esta mañana, pero que los utilizara para soñar con granjeros del viejo oeste, una maestra y su pequeña niña secuestradas por un malvado forastero y los intentos de su comunidad por liberarlas me parece demasiado.



El chofer malhumorado. La viejita cargada de bolsas que amaga todo el tiempo con bajarse y termina haciéndolo cuando ya estoy lejos. La música del ómnibus a todo volumen mezclada con las de veinte auriculares que se oyen distorsionados. Ring tones permanentes (y horribles). Gente gorda por el invierno y los muchos abrigos.
Suba... Suba a mi mundo de 20 asientos.
Bienvenido al 103.


JULIO

Subirse a un ómnibus en el mismo momento en que baja del mismo el morocho rapero no tiene precio.
Gracias, destino. Estoy a salvo. Al menos por este viaje.


AGOSTO


Tengo gripe.
Toso.
Moqueo.
Articulo mal.
La comida es insulsa.
Hace frío.
El cerebro no anda.
Entrevero remedios.
Detesto los vahos.
Me aburren las gárgaras.
Odio a Palito Ortega.
Aguante Grumpy Cat.



SETIEMBRE

Su telenovela de la tarde.

Llegan a la parada cargados con bolsas de la feria. Tienen veintipocos. A los dos minutos ella llora desconsoladamente, él está arrodillado a su lado y le acaricia la cabeza.
-Si trajimos esa plata fue para gastarla. No para guardarla.
-Pero mi amor, tenemos muchas cuentas para pagar. Están los gastos comunes...
-Trabajo todos los días de una a una y...
-Yo sé, yo sé.
-Y si falta plata, qué? No trabajo para pagar cuentas.
-No llores más, mi amor.
-Dejame.
-No te voy a dejar.
Ella siguió llorando. Él nunca cambió el tono dulce ni dejó de abrazarla y calmarla, como quien está con una criatura de 4 años.

Y ahí vino el 405 y me subí.






Bandadas de 50 o 60 patos volando en hileras. Carteles de "Tololo vende" y de "200 ravioles a 70". Todos los niños y adolescentes del pueblo reunidos alrededor de los juegos de la plaza principal. Una estación de trenes abandonada. Arroceras. Un ómnibus de Núñez que se tranca al salir con algo de la calle y se queda por unos segundos balanceando en el vacío.
La salida de Río Branco siempre es -por lo menos- pintoresca.

domingo, 19 de enero de 2014

2013 (marzo/abril/mayo)







MARZO


25

Está ahí.
Lo sé.
Trata de esconderse detrás del platito de Roldana, sin saber que la vi veinte centímetros antes de parapetarse.
Es enorme, negra, de largas patas. Está asustada. Inmóvil. Tal vez con hambre.
La ventana quedará abierta y con ella una invitación al patio, las plantas, el aire libre, la vida. Yo me voy con computadora y todo al piso de arriba.
¿Alguien sabe si las arañas suben escaleras?




ABRIL


15

Despertate. ¡Levantate YA! Dale, bajá a la cocina de una vez. Atún. AHORA. Quiero salir al frente, abrime la ventana. Ah, en cambio yo quiero ir al patio, abrime el fondo. Ya volví, cerrá que hace frío. Ah, ¿estás ahí? Bueno, haceme un mimo, ya que estás. Me voy de vuelta. Yo también. Comida, antes. Mimos. Ventana. Dale, ¿qué hacés? ¿Desayunando? YO estoy primero. ¡A-bri-me! Y a mí también. Yo primero. No, yo.

Este va a ser un largo invierno.


MAYO

2

LA CITA ERA A LAS 10:15...

9:12 Estás por ir a arreglarte para salir a 3 Cruces cuando recordás que una alumna te mando un mail y te ponés a contestarle explicando cómo es el examen de 4º año.
9:20 Volás para el baño.
9:28 Últimos detalles. Salís.
9:33 Te olvidaste del abono de CITA. Volvés una cuadra.
9:36 No está. No está. Ah, ahí está, en la campera de nylon.
9:40 Uy, olvidaste la campera. Volvés. Tomás la que tenía el abono, que está más cerca.
9:42 Ni un taxi ni un bus.
9:51 Un 103. A él.
9:59 ¡No se desespere, señora, ya le dejás el asiento, caaaalma!
10:02 Sacás el abono para llevarlo en la mano.
10:03 ¡Los boletos! ¡No están los boletos!
10:04 Ah, estaban caídos en el bolsillo. Menos mal que agarraste esta campera y no la otra.
10:10 Bajás. Corrés. Te puteás por no hacer gimnasia. Mirás mal a uno que te dice que no corras que te vas a caer. Llegás.
10:14 Subís al bus. Tu asiento está ocupado. Es que le diste al guarda el boleto de la vuelta. Bajás y lo solucionás.
10:15 Salís de la terminal y seguís tosiendo sin aliento hasta la Plaza Cuba.
Fin




13

Corren todo el día, como hormiguitas y los que no somos de la casa pronto nos damos a conocer porque nuestro ritmo de esquive del que viene es mucho más lento e impreciso.
Están eternamente arreglados como para conocer al amor de su vida y miran siempre a los ojos a quien se cruzan pero se nota de lejos que su alma está en otro lado, lejos de las calles y los semáforos. Quién sabe dónde.
Les encanta reunirse a toda hora en los cafés. Hablan de poesía, de economía, de historia. Trazan grandes planes y de vez en cuando se quedan por un momento mirando al vacío.
Leen. Leen en los colectivos, en los bancos de las plazas, en los bares, en los comercios.
Cantan. Pintan. Hacen pilates. Meditan.
Son amables y considerados.
Son bellos.
Son un grano de arena entre las dunas que desespera por diferenciarse, y arman poco creíbles personajes bohemios o ejecutivos, intelectuales o seductores.
Son los porteños.
Tan cerca de nosotros y tan lejos.
De vez en cuando nos vemos las caras y recordamos que nos queremos y a la vez nos cansamos pronto unos de otros.
Por suerte.


20

Reclame "Campaña de Vacunación", año 1983

Exteriores: niños corretean, mientras la cámara se centra en que hay dos jugando a la bolita y entra un pecoso y pelirrojo con una camiseta llamativa de todos colores.
Niño 1:¿Y, cómo te fue?
Pecoso: Bien, ¿me dejás que te cuente?: Primero había un montón de chiquilines, algunos estaban asustados...
Niño 2: Pah, ¿y te vacunaron nomás?
Pecoso: ¡Mirá! (se remanga la camiseta del brazo y muestra la marca de la vacuna)
Niño 2: ¡Sos un campéon!


Living de mi casa, año 2013
Roldana y Tania miran que voy a darles de comer y al estirar el brazo una mueca de dolor contrae mi cara.
Yo: Sí, me vacunaron nomás.
(Maldita antitetánica que me sigue doliendo tres horas después. Con este frío no da ni para remangarme y mirar la marca.)
Yo: Soy una campeona, ¿eh?
Silencio felino.
Yo: Sí, ya va el atún, ya vaaaaa!
Caras de felicidad.


Fin.

lunes, 13 de enero de 2014

2013 (enero/febrero)

(Rescate de textos del muro de facebook que no quiero perder del todo)





ENERO

2

Ejercicio de audición:

Desayune antes de las ocho de la mañana en un rancho de Valizas entre el mar y el bañado, de preferencia después de una tormenta de lluvia y viento.
Disfrute del silencio absoluto del lugar y la hora elegidos.
Comience por contar cuántos sonidos es capaz de diferenciar. Sí, de acuerdo, ranas, pájaros y mar. Ahora piense: ¿cuántos tipos de ranas escucha? Las constantes y las esporádicas, las de acá nomás y las de final del capiz, a una cuadra. ¿Y aves? Las golondrinas del techo y sus pichones parecen acaparar el aire pero si escucha atentamente sentirá gorriones, churrinches, teros y cuatro o cinco más que tal vez usted no sabe nominar, por el momento. También puede ser que perciba perros, vacas, gallos, gallinas, quizá algún humano, y hasta su propia sangre que corre, si se deja llevar por la vida y comprueba que es usted parte de un mundo en el que es tan necesario como la última hormiguita que se lleva al hormiguero los restos de migas del desayuno.
Respire hondo.
El ejercicio ha terminado.
Que tenga un buen día.


FEBRERO

1

Ya anduve en un Cutcsa.
Ya fui a la peluquería.
Ya me encontré tres alumnas en Tienda Inglesa.
Ya morí de calor cada vez que asomé al mundo exterior.
Ya me contaron historias de ladrones y balazos.
Ya escuché una cumbia.
Ya volví a Montevideo.
Suerte que mañana me voy de nuevo.






3

Pide atún el 99.8% del tiempo.
Siempre quiere que le abra alguna ventana que está cerrada.
Se cuela a mi dormitorio a la primera de cambio.
Duerme bajo la mesa entre mis pies y la paso pateando.
Jode TODAS las mañanas llorando desde que aclara y si no le abro se tira contra la puerta con todos sus pocos kilos.
Le roba el atún a su hermana.
No me deja hacerle mimos a nadie que no sea ella y para jugar con Tania tengo que esconderme.
Me mira acusadoramente cada vez que preparo el bolso para irme.
Duerme arriba de cualquier cosa mía que deje tirada por ahí.
Deja nubes de pelos por todos lados.
No se lava bien y pasa el verano con rastas.
REGALO GATA ARIA, PELUDA, DE BUEN CARÁCTER, INCAPAZ DE AGREDIR A NADIE.
O al menos la presto por tiempo indefinido.






LAGUNA DE CARNAVAL

MARTES 12

00.30: Llego a Tres Cruces con tiempo sobrado y me instalo en las sillas azules. Un cuarentón alto y grandote me mira al pasar. Seguro que este va para Río Branco y me toca de compañero de asiento. Dicho y hecho.
00.57: Cuarentón me habla, me habla, me habla. Ya bajé el apoya brazos del medio, contesté con monosílabos y me metí en facebook con el celular aprovechando la wifi de un bus de COT pero él sigue al firme. Solo queda el recurso de hacerme la dormida, cosa nada difícil en este tipo de viajes.
01.39: Ratoncito (el guarda canoso que me toca siempre que viajo a la una) me comunica que hay un par de asientos libres más adelante y allá fui. Buen viaje, insistió aún Cuarentón. I love Ratoncito.
06.55: Llegada a Río Branco y comienzo de espera del segundo ómnibus, el Decatur. Charla con chica en la misma situación pero con menos paciencia. Envidia de pelado con tablet con wifi. Sorpresa por el auto espectacular con el que se va de la terminal el Ratoncito. Cuarentón se fue en otro vehículo, pero no fue registrado.
08.00: Comienzo del oficio religioso en la iglesia Dios es Amor de enfrente a la parada. Pastor de voz intencionadamente temblequeante que parece querer inducir a hipnosis a las dos veteranas gordas del auditorio. No logro discernir en qué idioma se expresa, pero identifico tres palabras de vez en cuando: aleluya, gloria y Satanás.
09:00: Arribo al Lago. Saludos, charlas, desayuno.
09.50: Tiempo de alimentar a la fiera. Voy con mi padre a buscar al gato vagabundo al que le damos de comer hace meses. Sorpresa: ahora tiene pelo. Y sigue igual de mimoso, aunque ya no da asquito tocarlo. Nos separamos después con mi viejo uno para cada lado, y me detengo a contemplar el campo de enfrente al terreno en que vive el gato, donde se asolean felices cinco garzas blancas y dos rosadas. El vecino de al lado y su mujer me llaman y me ofrecen si quiero ver a su apereá domesticada. Cruzo volando, cámara en mano. “Chiquinha… vein chiquinha...” llama dulcemente él, al tiempo que de atrás de un alambrado asoma la cabecita del roedor, una cosa dulce, gris y peluda, de movimientos suaves y desconfiados. La mujer trae una zanahoria y él se la ofrece a la apereá (que es hembra porque está “grávida” y se le nota la pancita), quien comienza a mordisquearla de a poco y hasta se deja tocar la cabeza. Al final le dan un trozo de zanahoria que lleva presto para su nido tras un pequeño cerco y comparte con una cría de la camada anterior que hace acto de presencia al momento. Toda la escena es contemplada por varios dorados que entran y salen de una especie de jaula sin paredes donde tienen agua y comida a discreción. Salgo casi llorando ante tanta bondad y comunión con la naturaleza, mientras pienso que en cualquier momento me convierto en una vieja sensiblera y ando por el mundo largando el moco por cualquier cosa.
10.20: Paso por lo del Carioca que viene llegando con una garrafa en su carretilla y le encargo dos frascos de Ambrosía, pese a que mi madre a los diez minutos de verme ya me avisó: “estás más gordita, m’hija”.
11.00: Arranco para la playa. El calor es asfixiante y nunca deja de sorprender esto de estar a medio metro del agua y no sentir ruido alguno. Aves, caracoles, algo a lo lejos con pinta de serpiente, poca gente en mi playa personal. La lengua de arena está cada vez más grande y solo doy vuelta cuando estoy a cuadras del último ser humano visible y me da miedito que me salga al paso un yacaré o una anaconda. Ni me saco la ropa ni me pongo bronceador, concentrada en la belleza de los islotes, los juncos, las líneas de cucharetas en la orilla, los colores de la arena, la pureza del aire.
12.30: Almuerzo hogareño con todos los chismes de Montevideo para compartir. Miradas de rejo al patio del fondo, donde la gata acababa de mantener un épico enfrentamiento con un ofidio verde y negro aún no identificado.
13.00: Inicio oficial de la Hora de la Siesta. Se suspende toda actividad hasta las cuatro de la tarde, y es una medida que respetamos sí o sí, porque el calor se encarga de sofocar cualquier conato de rebelión ciudadana.
Tarde en la noche: Aquí en Reino Mosquito, bañada en Off y a punto de estrenar mi nuevo tul gigante estilo vieja película de expedicionarios en el África. Esperamos en cualquier momento recibir una maldición gitana de boca de una mujer a la que no queremos alquilarle la casa. Mi viejo no puede creer que su cuadrito vaya perdiendo 2 a 0. La gata acaba de burlar nuestros esfuerzos mancomunados y se escabulló por ahí. Traté de conseguir sardinas o atún para el gato vagabundo pero se ve que eso por acá es lujo. Creo que mejor me voy a encerrar antes de que reaparezca la gitana.


MIÉRCOLES 13

La tarde de ayer transcurrió plácida y calurosamente.
A eso de las tres estábamos en el porche viendo pasar las horas cuando paró un auto y una joven muy gorda se bajó de él. Preguntó si alquilábamos la otra casa, porque precisaba alojamiento por dos días, a lo que mi madre respondió que quedaba libre esa noche pero no nos interesaba un alquiler por tan poco tiempo. La mujer no era fácil de amilanar y comenzó a insistir hasta que le dijeron que sí, que por 700 pesos cada noche podía quedarse, lo cual ya era una rebaja del precio típico de febrero.
_ Y dígame una cosa, ¿usted se enoja si le pregunto algo?_preguntó antes de irse.
_ No. ¿Qué?
_ ¡Déjemela en 500 por noche, no sea malo! Por una vez, una excepción, qué le cuesta…
Resumo. Empleó el mismo mecanismo de regateo propio de un nene de tres años una y otra vez, hasta que surtió efecto y mi vieja se la dejó en 600. No quedó convencida pero se fue prometiendo pasar a la tardecita si no había encontrado algo más barato. 
Nos quedamos pensando que primero dijo que eran ella y el marido, luego habló de tres personas y después resulta que eran ellos y sus suegros. Además dijo ser amiga de la que nos está alquilando ahora y era mentira, como comprobamos apenas hablamos con la inquilina, a quien la otra trató de venderle un juego de sábanas y mientras tanto le preguntó vida y obra. Gitana era la mujer, aunque sin colorinches ni lectura de manos. Decidimos no alquilarle aunque no teníamos por qué preocuparnos, puesto que no volvió. Capaz que la asustó la tormenta, porque alquiler más barato no conseguía ni en sus sueños. Qué bueno que no reapareció.
De noche armé mi súper tul alrededor de la cama, a resultas de lo cual pasé la primera noche lagunera sin mosquitos desde que tengo memoria. El único riesgo era que la gata intentara subirse a la cama, pero con el calor anda bastante desamorada y durmió arriba de la mesa.
Al amanecer de hoy había un hermoso viento que se convirtió rápidamente en el calor estático y desmoralizador de todos los días. Como a las diez de la mañana aún no había encarado salir y estaba sola en la casa, ante la primera salida de mi vieja desde hacía un par de meses. Habían ido ella y el Cele a la otra casa a ver cómo estaba todo, y yo escuchaba a Dolina cuando golpearon las manos. Eran dos mujeres.
_ Hola.
_ Hola… _ Ni idea de quiénes eran.
_ ¿Vos sabés quién soy yo?_ preguntó la veterana, captando mi cara de desconcierto.
Esa voz… Esa voz tenía sabor a infancia, a la casa de mis abuelos en Lutecia, a madre de primo hiperactivo y peleador.
_ ¡Almerinda!
La tía Mirinda, como le decíamos, es una prima de mi viejo que vive en Melo y andaba de paso con su reciente ex nuera por la Laguna. Les calenté agua para el mate, charlamos un rato y se fueron a la otra casa a ver a mis padres. Al rato volvieron ellos y apareció otra visita: la enfermera de la Laguna, que venía a despedirse tras ser echada del trabajo por no sé qué lío con una vieja del pueblo llamada Aeropagita.
Al rato me fui a alimentar al gato viejo pero al llegar el bicho no estaba en su sitio habitual. Lo llamé varias veces, revisé el terreno, y nada. Ya me iba a volver con la comida y estaba poniéndole agua en el platito cuando apareció: había estado ahí nomás, a un metro, bajo unas piedras que forman como una cueva fresca, pero es que el pobre es sordo y no me había visto llegar.
La playa era un horno. Las calles, paseo del infierno. Bajo los árboles se podía sobrevivir, pero apenas. A las doce pegué la vuelta casi sin aire. Por el camino un caniche quiso morderme y tuve que gritarle que se ubicara en su tamaño. Otro bicho sí me mordió o picó o algo, porque sentí un lanzazo en la pantorrilla y un dolor peor que el de la picadura de una avispa, aunque nunca vi qué diablos había sido.
Y aquí estoy, en medio del Tiempo Sagrado, bajo los árboles del fondo, tirada en la hamaca paraguaya y oyendo las chicharras y los pájaros del barrio. Qué vida sacrificada esta. Me merezco un monumento, o al menos una foto para la posteridad.


JUEVES 14

Así como para el pueblo hebreo el día va de sol a sol, aquí en Lago Merín el tiempo se mide de siesta a siesta.
Ayer a eso de las cuatro de la tarde no me había animado aún a encarar las pocas cuadras de caminata hasta la playa y estaba hablando con Diana por teléfono cuando un grito de mi madre desde el galpón me hizo dejar todo y salir corriendo. ¿Se habría caído de nuevo? ¿Se le abrió la operación como consecuencia de haber caminado en exceso después de meses de obligatorio reposo? No, era algo mucho más sencillo: se le había enredado una víbora en la pierna. No era venenosa, eso seguro, por su color verde-amarillento con manchitas negras. Ella dijo más tarde que en verdad no se asustó, primero porque en la semi-penumbra del galpón pensó que era un sapo y segundo porque andaba con el pie un poco hinchado y con sensibilidad menguada en toda la zona.
Al galpón no he vuelto a entrar, por si acaso.

A eso de las cinco enfilé bajo el sol rabioso y despiadado hacia la lengua de arena, que tendría unas diez personas y tres perros en total y estaba preciosa. Más tarde empezaron a llegar los amantes del kitesurf y la gente que viene a contemplar el atardecer, porque la lengua es la única playa en la que se ve el sol ponerse en el agua. Esta vez el espectáculo fue un tanto original porque el cielo quedó cortado en dos entre nubes negras y cielo azul produciendo extraños efectos de luces y sombras que traté de captar en las ochenta fotos de celular que saqué hasta que se me agotaron las pilas de la cámara. Ochenta y uno, en verdad. Las acabo de contar.

Hoy desperté arrullada por el dulce sonido de una llovizna reparadora que nos acompañó un breve rato, suficiente para ayudar al pueblo a respirar mejor por unas horas. A eso de las nueve fui como todos los días a darle de comer al gato viejo. Ya estaba como a una cuadra a la vuelta cuando me crucé con un señor gordo sentado en el frente de una casa que me pegó el grito:
_ ¡Ese gato va a quedar pipón!
Esto es el Lago Merín. Una no conoce a nadie pero todos la conocen a una.

El resto de la mañana lo pasamos en la casa nueva haciendo una mudanza de todos sus muebles para un dormitorio, porque parece que se alquila por unos meses a una gente que viene con sus propias cosas. Me encanta la logística de las mudanzas, el cálculo de la mejor disposición de cada objeto para ahorrar espacio, el cambio de todos los ambientes momento a momento. La cosa salió tan bien que nos sobró pila de espacio, modestia aparte.

A la vuelta le compré la Ambrosía al Carioca y ya abrimos uno de los frascos para probar. Decididamente, un manjar de los dioses. Lo que no me gustó mucho fue la víbora verdosita que vi en una zanja, a mitad de camino entre su casa y la mía, pero como estaba inmóvil no supuso una amenaza real sino un simple motivo de futuras pesadillas.
Ahora estoy en el fondo, en mi hamaca del mediodía. Una hornera camina por el pasto a un par de metros, hay picaflores, ratoneras y gorriones en la vuelta. De la víbora del galpón ni noticias. De vez en cuando caen algunas gotas que no molestan; todo el universo parece detenerse una vez más y no seré yo quien venga a despertarlo.
En dos horas más cambio verdes por grises, pájaros por bocinas y puertas abiertas por rejas y muros. Pero ese también es mi mundo, como la plaza de Valizas, como la playa Sur, como la calle Florida en Buenos Aires y el barrio de La Víbora en La Habana.
Cuántos mundos propios tendré por ahí que todavía no conozco.
Qué gran cosa esto de estar vivo.

miércoles, 8 de enero de 2014

2012 (octubre/noviembre/diciembre)





Algunos textos sueltos, rescatados de la red.


OCTUBRE

28

Yo tengo una paciencia casi infinita. Para que decida cortar algo de raíz tiene que haber sido muy invasivo, y eso es lo que sucedió hoy. En verdad todo empezó ayer, cuando vi que los tréboles se habían adueñado de un par de macetas y estaban empezando a asfixiar a las primitivas pobladoras de las mismas. Hoy se me ocurre buscar un cactus que hace tiempo que no veo y solo veo horrorizada su cadáver, muerto por falta de sol quién sabe hace cuántas semanas, desde que una planta vecina lo fue bloqueando por completo. 
Eso lo decidió todo. 
Le hice primero los honores fúnebres al cactus y arrasé luego con los tréboles, las veinte o treinta ramificaciones del lazo de amor y el kilo de tunas de una especie particularmente prolífica que ya campeaba sobre seis o siete macetas, disimulando con su aire frágil y sus florcitas delicadas y lilas. Las tiré a la volqueta en una bolsa grande, de las que me dan en la veterinaria con el Cat’s Pride sin el cual mis gatas no pueden subsistir en buenas condiciones higiénicas, e incluí en ella todos los caracoles que encontré y también el cadáver de la lavanda, de cuyo asesinato súbito no puedo acusar a nadie, pese a que me la juego por alguna persona cercana y desequilibrada, de las que se ponen a barrer la vereda en medio de los ciclones subtropicales. 
Ya que estaba, y ya que la susodicha volqueta parece haberse convertido hoy en depositaria de despojos de jardines varios, me traje de allí un par de gajos de malvón y dos de Tibuchina, para ir probando suerte en algunas macetas que me han quedado desocupadas luego de la masacre vespertina.
Tania está feliz porque le dejé a mano una maceta con pastos que masticar de vez en cuando, mientras que Roldana se revolcó un buen rato entre las plantas arrancadas y las huellas húmedas de las macetas cambiadas de lugar. Los caracoles espero que no vuelvan y, por favor, que nadie piense que todo (incluyendo esta crónica) no fue más que una excusa dominguera para zafar de la corrección de los escritos de mis alumnos sobre la poesía gauchesca y el Martín Fierro.


31

OTRA TÍPICA DE CERRO LARGO...

Si alguien encuentra por ahí alguna ambulancia perdida, sepan que la Policlínica del Lago Merín perdió una completa. Fue un préstamo de ocho días, según afirman, y dicen poseer documento comprobatorio. Ya hace cinco años de esto. Tenía incluso radio-comunicador, pero el aparato no dio más señal de vida, no comunicó a la base el paradero del vehículo. Si no falleció, debe estar en estado terminal. No se escucha ni el canto de la sirena.


NOVIEMBRE

19

Acabo de dar vuelta a un cascarudo que pataleaba en el vacío, caído de caparazón sobre el hormigón de la vereda.

Llegó el verano.



23

A VER... ¿QUÉ NOTA LE PONDRÍAN A ESTE TRABAJO?

Pregunta mía: Elabore una continuación de “El desalojo” donde tres o más personajes se reencuentren diez años después.

Respuesta de Guillermo:

Era la mejor y la peor de todas las épocas. En algún lugar de La Mancha, cuyo nombre no recuerdo, en una muestra de aviación, se encuentran el fotógrafo y el periodista.

PERIODISTA: (extendiendo la mano) _ ¿Cómo le va? ¿Se acuerda de mí?
FOTÓGRAFO: (escupe una semilla de sandía): _ ¡Cómo no! El lío del desalojo…
PERIODISTA: _ Un día entretenido… Che, qué loco esto de los aviones. Primero los hermanos Wright con esto, después Marconi y la radio, más tarde Graham Bell y el teléfono. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…
FOTÓGRAFO: _ ¡Daguerre y su daguerrotipo! Esa sí fue una buena noticia.
PERIODISTA (con tono de sorpresa) _ ¿Daguerrotipo? ¿Tenés como cien años?
FOTÓGRAFO: _ Sí, más o menos. (dirigiéndose a una multitud) A ver, muévanse, que me tapan la foto.
JUAN: _ Dejanos, es nuestra única oportunidad de salir en una foto.



DICIEMBRE

4
Puedo escribir los versos más tristes esta tarde.

Escribir, por ejemplo, "el liceo está tranquilo

y a partir de hoy las clases quedan lejos".

Puedo escribir los versos más tristes esta tarde.

Yo los quise, y a veces ellos también me quisieron.

Cómo no haber dudado de su estudio en cada escrito.

Sus trencitos, sus excusas, sus faltas infinitas.

Pensar que no corrijo. Sentir que ya no grito.

Oír este silencio, más silencio sin ellos.

De otro. Serán de otro. Como antes de mis notas.

Ya no los veo, es cierto, pero siempre está febrero.

Es tan, tan largo el año y es tan cortito enero.

Porque en tardes como esta yo estuve rezongando,

mi alma no se contenta con haberlos despedido,

aunque este sea el último día que ellos me escuchen

y estos sean los últimos versos que yo hoy escribo.

(y que Neruda me perdone)


10

I
Hospital de Melo; la definición de lo bizarro. Llueve a baldes. Estoy en la recepción, porque más de un acompañante por enfermo no se puede (pese a que en la sala de nueve camas solo está mi vieja). He esquivado a dos cucarachas hasta ahora. Las escaleras y pasillos se llueven. La cena de hoy fue tan fea que nadie quiso comerla. En la recepción, tres mujeres hablan sobre la Atlántida y las profecías mayas del fin del mundo. Me traje un libro pero a los dos minutos apagaron la luz. Podría mirar la tele, un fascinante programa argentino de fútbol. Viene mi viejo, aburrido. 

II
"Trajeron a una mujer quebrada para la sala" dice mi padre, "es grande como una ballena". 
Los otros pacientes que pasaron por la sala en estas dos semanas han sido variopintos. 
Estuvo la cieguita, de 15 años que un día empezó a quejarse muy fuerte; su madre (de treinta) miró a la mía y le dijo "no se preocupe, doña, es que ella siempre fue autista y ahora que está empezando a hablar no lo puede creer y está emocionada".
O la veterana con el hijo de 43 pirulos, Edipo de tapa de libro si los hay y al parecer con cierto retraso, que les contó que cuando el hijo se ennovió con "esa", que ya tenía diez hijos, ella la encaró un día y le dijo "vos podés hacer lo que quieras, que mi hijo nunca va a dejar de vivir conmigo".
Y la viejita de 77 años que vivía en un pueblo minúsculo llamado Ramón Trigo y escribía sus poemas en un cuaderno, que le mostró a mi padre para ver si le gustaban. "Le ponía h a todo pero sus ideas no eran malas" opinó mi progenitor. 
Lo dicho antes: un mundo raro. Conmovedor e irritante. Raro.


15
¡Qué difícil es ser madre! Mis dos criaturas de 72 años son de la variedad acumulativensis, que se caracteriza por poner CADA objeto, toalla mojada, galletita o mitad de alfajor en una bolsita de nylon individual y luego hacer un bollo con cada prenda de ropa y meterla a prepo en la mochila.
Dios. La que me espera.


26
La Laguna me ama tanto que no quiere que la abandone. 
Paseando por la lengua de arena hace un rato me enterré de pronto casi hasta la rodilla. Di como cinco pasos desesperados y en cada uno me hundía más, hasta que pisé arena firme y salí. No había nadie cerca porque la tormenta había puesto el cielo negro-negro, o sea que mi desaparición física iba a ser un misterio, hasta que algún pescador rescatara alguno de mis huesos, la cámara o el celular. 
Tengo que hacer testamento. 
¿Alguien quiere a Tania y Roldana?


26

Domingo 23: compartí la espera del bus al Lago con un muchacho de unos 25 años, con dificultades para hablar y cierto retraso evidente. Llevaba un pet carrier con un gato persa color arena, tan grande y peludo que era un espectáculo. Había venido de Mdeo en la bodega de Núñez. En cierto momento lo sacó, atadito con correa, y el gato se le fue corriendo una y otra vez hasta que lo encerró de nuevo en la jaula. Me dieron ganas de asaltarlo, robarle el gato y liberarlo por ahí, pobre bichito nacido para más noble destino.

Miércoles 26: el mismo gurí, la misma jaula, pero esta vez lleva para Montevideo dos preciosos gatos adultos, de Angora, blancos.

¿Qué hizo con el otro?
¿De dónde sacó a estos dos?
Tráfico de gatos de raza en Lago Merín?


27
Me sacaron los puntos de la cabeza... Y creo que no se me fue ni una neurona en el proceso! El médico dijo que me porté precioso y que no lloré ni un poquito... ¿Me estaría tomando el pelo?




domingo, 5 de enero de 2014

2012 (julio/agosto/setiembre)






Este es un pequeño rejunte de textos posteados en el muro de facebook en la segunda mitad de 2012 que por alguna razón me parece que resisten el paso del tiempo y quiero compartir con quien acierte a pasar por estas Hojas de Arbolito.
Este será, en cierta medida, un viaje en el tiempo.
Bienvenidos a bordo.


JULIO



15

8 de la mañana. Día de sol en Río Branco. Hace una hora que estoy, y ya aprendí que acá se saluda a todo el mundo, que en la Boutique de la otra cuadra hay un Show de Caipiras, que los muchachos andan por la Avenida con los cuellos llenos de guirnaldas de algún cumpleaños, que los diarios recién llegan a las 10, que los bizcochos calentitos de la Nueva Esmeralda son irresistibles, que los bolsos se dejan solos en el banco de la Agencia Núñez y que la Agencia queda sola si las empleadas van a comprar algo al almacén. Bandadas de aves, en formación o en desorden. Poco movimiento humano. Un veterano con guitarra espera como yo el bus a la laguna, que pasa en 10 minutos. No me animo a preguntar por el barcino que hasta el verano pasado era el mimado de la agencia y ahora ni rastros.
Estoy en un mundo distinto y ajeno. Helado. Silencioso. Tranquilo. Con otras reglas. A seis horas y a varios países de mi casa.


AGOSTO


28

Acostumbrada al invierno y la noche, la luz del día me abraza feliz cuando abro mi ventana 6.45. Camino hasta la parada bajo un cielo fanáticamente azul de primavera. Apenas llego me reciben mis dos buses, para que elija. Le digo al guarda que me espere un segundo mientras cuento la plata y me responde que no hay problema, quedate tranquila, gracias por pagar con monedas, mientras le doy 19 pesos de a dos y de a uno.
Qué grande este asunto de estar vivo.



SETIEMBRE

1

Cuando nuestros ojos se cruzaron por primera vez este verano supimos que había nacido algo destinado a durar mucho tiempo.
No nos vemos seguido; a veces demoramos unos días y en otras ocasiones el tiempo se alarga y hay semanas de vivir cada uno su propia vida, sin asomarse a la del otro. De todos modos siempre volvemos a encontrarnos y cuando eso sucede tengo la certeza de que el momento vale la pena, por más que nuestros destinos estén la mayor parte del tiempo ligados a otros seres y otros presentes. Es un placer abrazarlo, tocar su pelo, mirarlo a los ojos.
A veces pienso que deberíamos vivir juntos, pero esa locura no me dura más que unos minutos. No estamos hechos para la convivencia, me digo, mientras cierro los ojos, aprieto los puños y retomo mi camino.
Él se queda ahí, en la vereda, moviendo la cola y ladrando bajito, hasta que su dueño se asoma a la puerta y le ordena entrar de una vez a la casa.


5

Querido diario:

Hoy comencé el día pagando $ 9376 pesos de IRPF.
Cuando quise comprar una porción de torta alfajor frente al liceo para compensar tan terrible golpe ya no quedaba.
Al mediodía me comunicaron que el viaje a Salta no sale.
La perra de la cooperativa, que me ama, hoy se fue con una vieja y no me dio corte.
Compré un ticholo en el recreo de Inglés y vino con un par de pedacitos de vidrio.

¿Qué debo hacer para cambiar esta racha?
a) Ir a una bruja.
b) Poner un cd de Buitres a todo volumen y olvidarme de todo.
c) Terminar la botella de Grappamiel Valdi.
d) Irme a dormir ya.
e) Otras opciones.


8

Asamblea en la cooperativa.

Llego bajo llovizna, puteando para mis adentros y repitiendo como mantram "por qué un viernes, por qué un viernes, por qué..."
Ya está medio mundo. El viejerío charla, sociable, antes de agarrarse de los pelos apenas se toque el tema de los subsidios por el aumento del alquiler, que se nos cuatriplica este mes.
Por lo menos no hace frío.
Ampliaremos. Cuanto más me aburra, más ampliaremos.
Se hizo el silencio. Comenzó la Asamblea.


Va media hora, y ya se picó.
Se hizo un minuto de silencio por los muertos desde la última Asamblea, bienvenida a un socio nuevo, lectura interminable del acta de la asamblea anterior.
_Se vota el acta... Por la afirmativa... Negativa... Abstenciones... Fulano, querés fundamentar tu abstención?
_Sí: ese informe es un chiste.
_No es un informe; es un acta.
_Ah. Esa acta es un chiste, entonces.

Una veterana pregunta por un préstamo del BROU, no entendí mucho de qué hablaba, pero en seguida un socio se identifica como empleado del BROU y pide datos, porque esa información viola el secreto bancario.

A todo esto ya han sonado como 20 celulares y hay un hombre que escucha radio unas filas detrás de mí, con un programa deportivo.

El Presidente se esfuerza. Me cuestiono si debo aclararle algún día que le falta la "i" final en "a posterior", que el BROU no "entiende DE que" ni nada es "A grosso modo", pero no lo decido.

Una socia se descompensó, y el almacenero la llevó a su casa.
La discusión aún vive y lucha.

Se enojó el Presidente: "¡No somos niños de escuela, señores!"

Alguien le pegó el grito a una vieja para que se dejara de hablar por teléfono. 
El de la radio ya la apagó.

Además del cuatriplicado, se viene OTRO aumento en octubre.

No me voy ni a las dos de la mañana.

Tengo hambre. Me aburro. No paro de toser.

Momento tenso.
Tenemos que votar socio por socio si se le da el subsidio a cada uno de los socios que lo pidieron. Alguien pasea por el salón comunal en pantuflas. Otro habla con voz inaudible. El Presidente grita que se retira porque no va a ser cómplice de esta farsa y sale de sala.
Una hormiguita camina cerca de mi pie pero no se sube. La mesa directiva se está quedando disfónica. Un estruendo nos hace saltar: es un socio que se cayó al romperse su silla de plástico.
Hay silencios entre la votación de cada socio que se cortan con un cuchillo.
El Presidente, famoso por su paciencia, no ha vuelto.
Siguen sonando celulares.
Algunos se quejan de socios que solo votan abstenciones.
Ceños fruncidos. Viejos con bastón. Murmullos constantes. Viejitas que se ríen de todo. Piso húmedo. Plantas de plástico sobre la vitrina con los trofeos de la cooperativa.
Ya votamos el subsidio de como 15 socios.
Mi compañero del Integral bosteza ostensiblemente.
Esta es una historia sin fin.


Ahora resulta que hay que pagar (además) 400 pesos de aumento de gastos comunes. Arde Troya.


14

ROLDANA TIENE NOVIO

Confirmado. Llegué más temprano que de costumbre y lo vi: un negro enorme escapando por la ventana de la cocina mientras ella venía con cara de inocencia a recibirme y pedirme atún. Con razón andaba tan contenta hoy de tarde, tomando sol y revolcándose en el patio. Ahora entiendo todo.


17

BALANCE DE LA SEGUNDA JORNADA DE VACACIONES DE “PRIMAVERA” EN LA PALOMA:

Temporales de viento: 1
Lluvia: 0
Sol: 0
Restaurantes cerrados: 4
Restaurantes abiertos: 1
Horas de caminata por la playa: 2
Estrellas de mar: 4
Estrellas de mar en condiciones de ser llevadas a Mdeo: 0
Estrellas de mar de ayer invadidas por bichos de la humedad del patio: 11
Patos sobre las rocas: 7
Lobitos pequeños sobre las rocas: 2
Llamadas a organización ecologista para salvar lobitos: 1
Respuestas del tipo “es la selección natural, bla bla bla”: 1
Comercios abiertos para ver artesanías: 0
Pedidos al Alcalde para que nos sacara multas: 0
Campanadas fantasmales escuchadas por una de las integrantes del equipo: 0
Ballenas avistadas: 0
Balleneros: 0
Horas de viaje de vuelta: 3
Horas de viaje cantando: 2,5
Estrellas del cielo vistas en todo el viaje: 0
Gatos negros posibles novios de Roldana ante mi puerta al llegar: 1
______________________________________________________________

Saldo altamente positivo; se sugiere repetir la experiencia más allá de los meses invernales.


29

Hace un rato voy llegando a casa y a una cuadra dos niñas de unos cinco años dejan de jugar y se me quedan mirando.
NENA 1_ ¿Shakira! ¡Shakira! _ grita mientras me saluda moviendo frenéticamente los brazos.
NENA 2_ No es, ¿no ves que no es?
NENA 1 (con cara de duda)_ ¿No sos Shakira?
YO_ No, no soy. ¿Y vos?
NENA 1_ Yo sí_ Y se pone a cantar y a bailar un tema mientras yo sigo mi camino a las risas.
No tendré la plata, la voz ni otros atributos de Shakira, pero a veces me siento en el mejor de los mundos posibles.